Los chicos de hoy poco saben para qué sirve una alcancía. Ese tesoro que fue símbolo del ahorro por generaciones ya no pasa por más que un objeto decorativo. La causa fue la pérdida de valor de la moneda y, en específico, de esos metales redondos con los que hasta hace un tiempo se podían comprar golosinas, cigarrillos, saquitos de té, o simplemente dar un vuelto. Ahora, lejos de las transacciones comerciales, son más cotizadas para hacer artesanías o para fundirlas por el precio de sus aleaciones.
Si es para fundirlas, en Mercado Libre se ofertan y compran por kilo, dependiendo de la composición y el año de emisión. Los valores varían desde los 700 a los 2.000 pesos y la diferencia se da por si son de bronce, bronce de aluminio, níquel o cuproníquel que es una aleación de cobre y níquel.
Para artesanías, en cambio el comprador puede especificar cuáles quiere. Cada vez son más comunes las pulseras y los dijes para collares que se realizan calando a mano cada moneda. También, se las busca para adornar algunas vestimentas gauchescas, como los cinturones o las botas. Y finalmente, para realizar adornos decorativos que pueden ir desde fuentes a cuadros y esculturas de diferentes motivos.
«Compro monedas por kilo», «Hola, si alguien tiene compro monedas para artesanías. De 25 o 50 centavos (pago el doble del total que tengas en pesos y de 2$ pago 3$) ¡¡Busco a domicilio!!». Ese tipo de anuncios son cada vez más comunes en los grupos de compra y venta de la red social Facebook. Y lejos de resultar extraño, muchas personas responden ofreciendo las que tienen.
CURSO LEGAL
Según explican en la página oficial del Banco Central de la República Argentina, las monedas emitidas con curso legal forzoso, «es decir que deben ser aceptadas como medio de pago en todo el territorio» nacional, son las siguientes: la de 1, 5, 10, 25 y 50 centavos; la de 1 peso, la de 1 peso árboles de la República Argentina, la de 1 peso Bicentenario de la Moneda Patria, la de 1 peso Serie Bicentenario, la de 2 pesos, y las de 2, 5 y 10 pesos de la serie Árboles de la República Argentina.
También, tienen curso legal las monedas conmemorativas, pero en este caso se las emitió en cantidades reducidas y por eso es muy difícil que se las encuentre en circulación diaria. Estos ejemplares son muy cotizados por los coleccionistas.
En definitiva, ya sea por la inflación y el impulso del comercio electrónico, las monedas van quedando en la historia, como tantas cosas que alguna vez tuvieron un gran valor.
«Provingias», el furor que no fue
A mediados de septiembre, una publicación sobre el valor de las monedas de un peso con el error de ortografía desató una lluvia de consultas sobre el precio por el que se podían llegar a vender estos metales. Algunos incluso las llegaron a ofrecer desde los 15.000 a los 50.000 pesos. Pero el furor duró poco y la aclaración de especialistas en la materia fue suficiente para calmar las aguas al respecto.
Todo se originó en 1995, cuando el Gobierno argentino encargó la acuñación de una serie de monedas de un peso a Inglaterra. La empresa encargada cometió el error y así se hicieron alrededor de 56 millones de monedas con la palabra «provingias».
Sin embargo, fue el alto volumen circulante de estas monedas, lo que hizo que su valor sea mucho menor. Al haber tantas dando vuelta, son mucho menos preciadas para colección.
Las más cotizadas del momento
Según los conocedores del tema, actualmente hay 24 monedas argentinas de 1 peso que son únicas y cuyo valor ya alcanza los 8.000 pesos. Con las figuras de Evita, el General Martín de Güemes, Unicef, del centenario del descubrimiento del petróleo argentino, del Bicentenario de la Revolución de Mayo, e incluso las Islas Malvinas, estas monedas fueron acuñadas y entraron en circulación entre los años 1994 y 2016, explican los especialistas de Iprofesional.
De hecho, la más cara hasta el momento es la denominada «8 escudos», que fue creada en el año 1813. Fue diseñada por José Antonio de Sierra y su producción tuvo lugar en Potosí, Argentina.
El precio máximo se dio a conocer el 26 de mayo de 2008, en una subasta de Ira & Larry Goldberg realizada en los Estados Unidos, en la cual un oferente pagó 161.000 dólares por la pieza.
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