La de ayer fue una jornada infernal. El calificativo no sólo corresponde por las altas temperaturas, sino a lo que se padeció en varias localidades debido a incendios.
16-CONTRATAPA-10En La Cruz, por ejemplo, se dio un episodio dantesco cuyas filmaciones se replicaron por las redes. Una plantación de pinos de 2 mil hectáreas ardió en la zona del paraje Yurú Cuá.
La desesperación de uno de los vecinos que filmó el hecho se tradujo en un pedido de ayuda urgente a las autoridades. «¡Por favor hagan algo!», exclamó.
Similar situación se vivió en Aña Cuá y Lavalle. Territorios acechados por el fuego que avanzó sobremanera por los campos, obligando la actuación de bomberos y de personal de la Entidad Binacional Yacyretá.
El combate contra los focos de incendio se libró a los costados de la ruta, cerca de las obras donde se ensambla el brazo Aña Cuá.
En Lavalle, se sufrieron horas de terror con el avance de las llamas que rodearon viviendas y un aserradero. Allí, bomberos locales recibieron la ayuda de dotaciones de Santa Lucía y Goya.
¿Y LOS CULPABLES?
Este tipo de escenarios no resulta nuevo. Cada año se padece el fuego debido a las quemas que se descontrolan. Tal fue así que la Justicia marcó la cancha en octubre pasado, por lo que consideró un incendio doloso de pastizales en el Iberá que debió continuar por el andarivel de la Justicia provincial, luego de un planteo de los imputados respecto a un supuesto incidente de incompetencia.
En aquella oportunidad, la Cámara de Revisión de Mercedes, resolvió compartir el criterio del fiscal de Investigación Rural y Ambiental de Mercedes, Gerardo Humberto Cabral y se dio curso al tratamiento del caso por incumplimiento de la Ley N° 5.590 de manejo del fuego en Corrientes.
El mencionado siniestro se dio en 2020, a partir de una quema de pastizales supuestamente controlada en la estancia El Socorro, en medio de una sequía atroz. Las llamas superaron la capacidad operativa del lugar y avanzó sobre otros campos, ingresando al Parque Nacional Iberá, llegando también hasta la ruta 40.
Lo ocurrido se replica cada año en temporadas donde la seca hace estragos. Empresarios agropecuarios desestiman los riesgos que se corren a realizar dichas prácticas, debiendo luego lamentar situaciones como las que en la actualidad se viven.
Por el momento, no se tiene conocimiento específico de que se haya actuado judicialmente sobre los diferentes focos ígneos informados en el territorio provincial.
Quizás en las próximas semanas, cuando la feria comience a «disiparse», comiencen a darle curso a las diligencias necesarias para esclarecer acontecimientos que dejan en jaque a Corrientes.
Hay una realidad inocultable. La Legislatura está en mora con la sanción de una nueva ley de fuego que establezca obligaciones y penalidades a los dueños de las forestaciones, muchos de los cuales no desarrollan en tiempo y forma tareas preventivas acordes a la necesidad de resguardar lo que es patrimonio personal, pero también de la Provincia y del país, que han establecido normas de fomento para la implantación de inmensas extensiones de
eucaliptus y pinos.
Por años, hubo plata del exterior, plata de los nuevos ricos de la industria y empresas vinculadas a los oficialismos de turno, a los negocios del juego y a la política que terminaron invirtiendo en la implantación de árboles beneficiados por regímenes promocionales, pero a la hora de cuidarlos vienen mostrando una desidia que llega a perjudicar a campos vecinos.
La falta de contrafuegos en condiciones es moneda corriente y fuente de preocupación para explotaciones aledañas que deben cuidarse por la responsabilidad civil que pueda generar la propagación de incendios originados en campos propios que entran en las extensiones implantadas por falta de cuidados.
En el medio, la llamada «industria del juicio» que hace que abogados promuevan millonarias reclamaciones que ponen en vilo a productores víctimas de estas prácticas.
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