El mandatario chaqueño, Jorge Milton Capitanich, mantiene el perfil alto, en cuanto al armado político oficialista de cara a las elecciones del año que viene. Primereó a propios y extraños a reconocer su intención de ir por la candidatura presidencial.
16-CONTRATAPA-15El Gobernador de la vecina provincia se instaló junto con el ministro del Interior, «Wado» de Pedro, entre los potables para suceder a Alberto Fernández.
En las últimas horas, «Coqui» marcó la cancha al añadir un condimento más a su pretensión. Lo hizo al asegurar que, además de ganas, tiene un plan para cambiar el rumbo del país.
«Es muy necesario, en la República Argentina, brindar un debate», reconoció y, tras ello, planteó las «decisiones históricas y, a su juicio, equivocadas» que afectaron al país y precisó qué debería ocurrir para que la Nación pueda salir adelante.
En ese sentido, Capitanich se refirió a la distribución de la tierra, que -a su juicio- «generó una oligarquía terrateniente hiper concentrada que demoró la industrialización y promovió una alianza estratégica con Inglaterra para la división internacional del trabajo».
«¿Eso lo podemos resolver? No, porque ya es la historia, pero sí podemos resolver para el futuro un modelo de desarrollo industrial 4.0 y una alianza estratégica de carácter multilateral en política internacional», expresó, como una de sus ideas. En relación con este último punto, sostuvo que hay que hacer una nueva integración territorial de la Argentina y, en paralelo, hacer esta alianza estratégica de modo tal de establecer un modelo de negociación internacional.
Continuando con su perfil de gestión planificada, para el caso de que le toque competir por el Sillón de Rivadavia, ahondó en un segundo punto: las causas del estancamiento del país. Enumeró las cuestiones que se deberían superar, señalando «la restricción externa por la insuficiencia en oferta de divisas en el mercado formal, pero tenemos excedente en el mercado informal porque no tenemos esquemas de formalización y, a su vez, tenemos un problema de logística integrada por la falta de inversión pública».
«Tenemos que ponernos de acuerdo en que, sin superar la restricción energética, la externa y la logística, nos cuesta tener una regla fiscal que tienda al equilibrio, una regla monetaria que tienda a la estabilidad y una regla cambiaria que tienda a la competitividad», agregó.
Para Capitanich, sin resolver esto «no se puede tener una política industrial a largo plazo, ni desarrollar la economía regional ni el empleo». Según el Mandatario del Chaco, «es absolutamente imprescindible establecer una estrategia de financiamiento en la Argentina que nos permita tener un nuevo diseño desde el punto de vista geopolítico».
«Coqui» reconoció que el país «tiene un proceso de deterioro», pero confió en la «gran potencialidad, dada por factores como, por ejemplo, el hecho de que es una potencia agroalimentaria de carácter mundial».
Sumado a esto, el Mandatario provincial aliado de la Casa Rosada destacó que la Argentina ha tenido «estabilidad política» desde el retorno de la democracia, con lo cual este modelo se fortaleció, pero marcó: «Tenemos inestabilidad macroeconómica de origen crónico y hemos agudizado la injusta distribución de la riqueza».
Y concluyó: «La representación política tiene que tener claro que liderar un gobierno en la Argentina significa tener una capacidad de unir en la diversidad, pero de ninguna manera soslayar la importancia de la distribución del ingreso».
Sobre el FMI
«No nos plantean el tema de reforma previsional, tributaria ni laboral, lo que es un punto a favor. Segundo: con acuerdo o sin acuerdo, la Argentina tiene que tender a una convergencia para lograr que se produzca un equilibrio fiscal, pero que no obstaculice las bases del crecimiento; que el financiamiento monetario al déficit sea decreciente, pero compatible con el fortalecimiento de las instituciones monetarias; y que podamos tener mayor densidad en las reservas», analizó Capitanich.
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