Luego de sufrir las consecuencias de los incendios en toda la provincia, Víctor Rey y Jessica Prada perdieron 150 de las 200 hectáreas de campo que poseen en Mercedes. «No nos quedó nada, sólo las ganas de empezar de nuevo», se lamentan.
Prada es porteña y estudió Biología, carrera le permitió conseguir trabajo en los esteros del Iberá. Allí conoció al productor agropecuario mercedeño y, al poco tiempo, se casaron. Amantes de los caballos, hace cinco años decidieron embarcarse en un emprendimiento equino, en su establecimiento Santa María, ubicado a unos pocos kilómetros del centro de la ciudad.
«Hacemos salto, damos cursos de doma racional, tenemos caballos de carrera en cuida, pistas para carreras. También una escuelita hípica para chicos y cabalgatas para turistas. Llevamos adelante técnicas de equinoterapia para la rehabilitación de niños. Pero una de las cosas importantes que hacemos es rescatar caballos que son utilizados para tracción a sangre como pisadero de escombros y que quedan en muy malas condiciones. Los traemos al campo, los curamos y los cuidamos para darle un mejor futuro», detalló Prada.
El viernes pasado por la mañana, un gran foco se generó en el Inta local, a unos pocos metros de Santa María. Enseguida y, como el resto de los vecinos, el matrimonio se dirigió al lugar para ayudar. Luego de varias horas tratando de apagar las llamas en los campos del organismo, a la tarde, Rey regresó a su casa para buscar más agua. Cuando entró al campo, se encontró con el fuego en el lugar. Como todavía era pequeño logró extinguirlo.
Sin embargo, cerca de las 21, las fuertes ráfagas de viento viraron y volvieron a azotar el establecimiento. Esta vez, ni los 300 vecinos que se acercaron de manera solidaria, ni los Bomberos Voluntarios, ni los diferentes tractores y retroexcavadoras que llegaron pudieron contener la voracidad de las llamas. «No dábamos abasto. El fuego llegó a menos de 100 metros de la casa y a dos metros de los boxes de los caballos. Al menos salvamos mi casa. Recién a eso de las cuatro de la mañana de ese sábado los focos menguaron», lamentó Rey.
El resultado: 4.000 metros de alambres carbonizados y caídos, 150 hectáreas quemadas, más de 50 caballos que se quedaron sin pasto y, sobre todo, mucho dolor y desolación. «Es una pérdida irreparable, esto nos partió al medio. Veníamos remándola como todos los productores agropecuarios, pero esto nos terminó de fundir. Vivíamos para y de los caballos. Era un camino de crecimiento lento: vendíamos un caballo y hacíamos un box pero estábamos contentos. Esa era nuestra vida», detalló el productor.
«Pero el daño más grande es el que está por venir, se acerca el invierno y no tenemos pasto dónde largar a los animales. Ya tenemos yeguas que vienen malpariendo y animales en muy mal estado. Nos duele tener que desprendernos de algunos de nuestros caballos pero trataremos de salvar los que más podemos, los que más mezquinamos», añadió.
RIFA
Jessica Prada fue la de la idea de organizar una rifa para recaudar fondos para sobrellevar la situación. «Son muchos gastos que se tiene que afrontar, pero no quiero cerrar la escuela ni, mucho menos, desprenderme de los caballos. Sé que voy a necesitar llevarlos a box porque los lotes de pasto están quemados y para esto voy a necesitar rollos y fardos. Cuando comencé a ofrecer los números, no podía creer cómo la gente del pueblo me los compraba y me dio una luz de esperanza», detalló la productora.
El sábado 26, se sorteará la rifa que tiene como premios: un televisor de 45 pulgadas, 4 clases de equitación y cabalgata para cuatro personas, y un cordero. Además, la familia destaca que los premios saldrán «sí o sí» de los números vendidos. Aquellos que deseen ayudar, pueden solicitar más información al número 3773-400-683.
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