El papa Francisco visitó este viernes la embajada rusa ante el Vaticano, donde se reunió con el embajador Alexander Avdeev para intentar mediar en el conflicto entre ese país y Ucrania, desatado tras el ataque a gran escala de Moscú de la madrugada del jueves y manifestar su «preocupación por la guerra».
El pontífice estuvo durante más de media hora en la sede diplomática de Vía della Conciliazione 10, a metros de Plaza San Pedro, en la primera movida vaticana con el Papa como protagonista luego de que este jueves el secretario de Estado vaticano Pietro Parolin abriera la posibilidad de una mediación.
«Aún hay tiempo para la buena voluntad, hay espacio para la negociación, hay aún lugar para el ejercicio de una sabiduría que impida que prevalezcan todo interés de parte», planteó Parolin, encargado de la comunicación pública de la postura vaticana mientras Francisco trabaja en la posible mediación.
En ese marco, Francisco fue a manifestar su «preocupación por la guerra», según planteó la oficina de Prensa vaticana ante la consulta de Télam, único medio presente a la salida del pontífice de la sede diplomática.
Francisco, en tanto, suspendió todos los encuentros que tenía en agenda y solo mantuvo la recepción de las cartas credenciales de la nueva embajadora griega ante la Santa Sede, Aikaterini-Katia Georgiou.
La visita del Papa toma mayor relevancia además porque se da en medio de un «dolor agudo en la rodilla» que aqueja a Jorge Bergoglio, por el que los médicos le prescribieron reposo y lo obligaron a cancelar el viaje que tenía previsto el domingo a Florencia para participar de un encuentro por la paz y la celebración que tenía en agenda para el miércoles 2, por el denominado Miércoles de ceniza.
Respecto de la intención de santo padre de buscar una solución pacífica al conflicto, fuentes vaticanas recordaron a Télam que, por lo general, el Vaticano suele requerir que las dos partes involucradas pidan la mediación.
Así fue que el Vaticano había aceptado, en 2016, mediar en el conflicto venezolano durante algunos meses, y fue el mismo mecanismo por el que la Santa Sede también se involucró, en 2015, en el proceso de deshielo entre Cuba y Estados Unidos.
El miércoles, antes del inicio de la escalada rusa, el Papa había advertido por los «escenarios cada vez más alarmantes» que se abrían en el país europeo ante la suba de tensión en el conflicto con Rusia.
«Como yo, tanta gente en todo el mundo está atravesando angustia y preocupación. Una vez más la paz de todos está amenazada por intereses de partes», había planteado el pontífice en el Aula Pablo VI al terminar su tradicional encuentro semanal con fieles.
«Quiero apelar a los que tienen responsabilidades políticas para que hagan un serio examen de conciencia frente a Dios, que es Dios de la paz y no de la guerra. El padre de todos, no solo de algunos, que nos quiere hermanos y no enemigos», agregó el Papa antes de convocar a una jornada de ayuno y oración por la paz para el próximo miércoles 2 de marzo.
Ya a fines de enero pasado, mientras subía la tensión en la frontera ucranio-rusa, el Papa había planteado en su Ángelus dominical su preocupación ante las tensiones que entonces amenazaban «con asestar un nuevo golpe a la paz en Ucrania».
Al iniciar 2022, en su encuentro con el cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede, el Papa ya había planteado que «la confianza mutua y la voluntad para un debate sereno deben animar a todas las partes implicadas para encontrar soluciones aceptables y duraderas en Ucrania y en el Cáucaso meridional, así como evitar la apertura de nuevas crisis en los Balcanes, sobre todo en Bosnia y Herzegovina».
A fines de 2021, en su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz del 1 de enero de 2022, el Papa había lamentado ya «el ruido ensordecedor de las guerras y los conflictos» a nivel mundial.
Télam