Anastacio “Tino” Fagúndez, compañero de José Luis Mombaj, el bombero de Yapeyú que falleció, el pasado 11 de enero, cuando regresaba para retomar el combate a un incendio forestal, lo recordó con un conmovedor testimonio al cumplirse dos meses de su muerte.
«Nos abrazamos con Luisito por última vez hace dos meses, después de que lo autorizara a ir junto a un compañero a combatir un incendio que se produjo a 16 km de Yapeyú. En ese lugar hicieron plantíos a 20 metros de las casas y, por la cercanía con el monte, el peligro era mayor. Salieron en una camioneta para evitar que el fuego llegue a las familias y no les alcanzó el agua, así que regresaron para recargar y a la vuelta llevaron un tanque con 600 litros. En ese trayecto, la camioneta volcó y su compañero no tuvo heridas de gravedad, pero José Luis falleció, con tan solo 38 años», empezó su desgarrador relato.
«Tengo 62, lo vi nacer, crecer, lo tuve en mis brazos cuando era chico. Ingresó a los Bomberos Voluntarios cuando cumplió 22 años, le gustaba ayudar a los demás como buen hijo de familia humilde. Nosotros le decimos ‘gente porâ’, que significa ‘gente linda’. Tenía su carácter también, cuando no le gustaba algo jamás era capaz de increpar, pero se daba vuelta y se iba. Para mí era como un hijo, estábamos siempre juntos. Se daba maña con todo, se desempeñaba en lo que sea, era una persona maravillosa. Siempre con una sonrisa, siempre corriendo a hacer un mate para compartir y charlar», agregó el bombero.
«Ayer llovió, gracias al cielo, y espero que allá esté contento, porque acá es una alegría enorme. Nuestra zona está al este de los Esteros del Iberá, donde nuestra tierra sufrió mucho y tardará 20 años en recuperarse de los incendios», expresó con melancolía.
Para cerrar su relató pidió: «Es necesario que provean a los cuarteles con camiones cisternas y equipamiento, necesitamos que todos los bomberos del país tengamos cobertura médica y que la población cumpla las mínimas medidas de seguridad para una plantación: tener un cortafuegos y un tanque de agua. Es necesario que haya conciencia, no se dan una idea de lo que duele perder un compañero como Luisito».