El próximo miércoles 18 se llevará adelante el Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas. En esta oportunidad, además de la identidad de género, la gente podrá responder si se autorreconoce como descendiente de pueblos originarios o de poblaciones afro. Sin embargo, no se describen los indicios que podrían llevar a una persona a percibirse dentro de alguna de estas categorías. En el caso particular de los afrodescendientes, una correntina dialogó con EL LIBERTADOR y dio a conocer algunas cuestiones que se deberían tener en cuenta para pensar al menos en la posibilidad de ser uno de ellos.
No es la primera vez que el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), busca datos sobre los descendientes de esta comunidad. En el Censo 2010, según figura en el sitio oficial del organismo, 149.493 personas se autorreconocieron afrodescendientes. «En esa oportunidad, la pregunta apuntaba a si en la familia de cada uno se tenían ancestros africanos. Ahora intentan ser más específicos. Este censo nos va a arrojar el número que pretendemos de la cantidad de personas afrodescendientes en el país», dijo Gabriela Caballero, representante de la comunidad afro del barrio Cambá Cuá de la Capital.
Caballero remarcó que se trata de una oportunidad para hacer visible que muchas personas desconocen sus orígenes porque nunca se preguntaron sobre eso. «Puede que muchas personas no respondan todavía porque es un proceso largo. Reconocerte identitariamente es un proceso largo, a mí me costó 30 años. Pero este censo nos va a ayudar a contar esto a la sociedad», afirmó.
NO SÓLO EL
COLOR DE PIEL
En el cuestionario del Censo Digital implementado en esta edición el apartado sobre el autorreconocimiento identitario es concreto. «¿Se reconoce afrodescendiente o tiene antepasados negros o africanos?», indica la única pregunta al respecto. Las opciones de respuesta son: «Sí», «No», «Ignorado». Es en este punto en el que hace falta hacer hincapié, según mencionó Caballero.
«Muchas veces se piensa que uno tiene raíces afro sólo por el color de piel o el cabello ondulado. Lo que no se sabe es que las características genéticas y fenotípicas van mucho más allá de eso. Incluso hay descendientes afro que son rubios y de ojos claros. Esto pasa porque con el mestizaje, algunas de esas características pudieron haber desaparecido a través del tiempo. Sin embargo, hay otras de las que no se sabe y esta es una oportunidad para que la gente las conozca y piense en sus orígenes», explicó.
En base a esto y su experiencia, afirmó: «En Corrientes (Capital), el 70 por ciento de la población es afrodescendiente y no lo sabe. Para reconocernos, tenemos que saber cómo buscar», agregó.
El cuerpo habla de los orígenes
Caballero explicó que las características genéticas y fenotípicas de descendientes afro, no se reducen sólo al color de piel o la forma del cabello. Esto lo fue aprendiendo con el intercambio con otras comunidades de familias de otros lugares.
«Ellos nos explicaron otras singularidades que están en el cuerpo y que hablan de un origen afro. Por ejemplo, las orejas chiquitas, los dientes grandes, los labios gruesos, la nariz ancha, el pie plano, las rodillas que se juntan. Incluso el hecho de que tenemos una predisposición a que la muela del juicio nos salga acostada», enumeró.
Para contemplar la posibilidad de ser afrodescendiente se puede contar con una o varias de estas particularidades, sin que el color de piel o el tipo de cabello estén presentes. «Cuando digo que el 70 por ciento de la gente en la Capital tiene raíces afro, lo digo convencida porque tienen características visibles. Yo voy por la calle, los veo y los identifico», afirmó.
REEDUCACIÓN
Para Caballero, el problema es una educación errada de varias generaciones. «Nos educaron pensándonos blancos. La denominada Generación del ’80, con Mitre y Sarmiento, pensaban a la Argentina siguiendo el modelo europeo y negaron nuestras raíces indígenas y afrodescendiente. Se concentraron en los inmigrantes europeos y pretendieron borrar de la historia a los negros y los nativos. Reconocernos es una forma necesaria de reeducarnos buscando nuestros verdaderos orígenes».
Admitió que no es algo fácil, pero aseguró que el resultado hacer valer el esfuerzo. «Reconocerme afrodescendiente me ayudó a entender muchas cosas sobre mí. Uno sabiendo quién es, sabe para dónde va», cerró.
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