El veterinario y escritor Leopoldo Jantus presentará su libro «Historia Genealógica de Dora E. Díez Romero», de autoría e investigación compartida con sus hijos, Leopoldo y María Ángela Jantus Díez, en «un justo y merecido homenaje a una distinguida dama saladeña, excelente madre y honorable esposa».
En memoria de su persona y su labor en distintos círculos sociales, Jantus gestó este libro que alcanza a 200 personas a través de las ramas extendidas, entrelazadas y algunas muy distantes, de la genealogía familiar de su esposa. Hoy podrán reunirse en el Centro Cultural Municipal de Saladas, a las 19.30, donde se hará la presentación oficial.
TRAVESÍA A TRAVÉS DEL TIEMPO
«Desde los orígenes en España, pasando por Goya y finalmente radicándose en Saladas los primeros Díez. Ahí se forma el primer núcleo familiar que se dispersa cuando van formando otras», reseñó. Dora es el principio de esta búsqueda y también el final, nacida en Saladas y de «firme y férrea personalidad» como la describe el escritor.
De ella destaca su «activa participación desde su núcleo familiar, en lo religioso ayudando con su misericordiosa bondad al más necesitado, en el básquet que fue una de sus grandes pasiones, en lo político con pasión los ideales del Partido Autonomista, desempeñando dos mandatos cumplido como Concejal, en la Municipalidad de Tabay, y disponía de forma permanente un entusiasmo singular por la docencia, como maestra normal nacional, directora de escuela y como secretaria del colegio provincial de Tabay».
EL PODER DEL RECUERDO
«Supo ella marcar un justo sendero en su vida, ejemplos que la distinguían como una noble dama. A ella toda nuestra eterna gratitud», son las palabras con las que el escritor invita a leer el libro, quien en diálogo con EL LIBERTADOR explicó que a partir de sus creencias, puede asegurar que nadie muere, si es recordado.
El estudio de las genealogías lleva a ese descubrimiento fascinante de quienes estuvieron antes y entender que por línea filial, todos quienes vienen después, son el recuerdo que perdura de sus padres, abuelos y tatarabuelos, como explicó el historiador.
A partir de esta obra con la que busca rendir homenaje a su esposa, luego de un año de contactarse con sus hijos a través de las pantallas debido a la pandemia y recoger más de 250 fotografías, anima a otras familias a emprender este viaje, rastrear sus orígenes, su identidad en un mundo unido por lazos invisibles de sangre que muchas veces se desconocen y así, mantener viva la memoria.