Por Manuel Aguirre*
Lamento profundamente que, tras haber alcanzado la voluntad de la ley y de la justicia, se haya visto traicionada por intereses humanos, permitiendo que Lousteau y compañía se alineen con el sector del poder, contribuyendo a destituir ilegal e ilegítimamente a su propio espacio.
Hay quienes cambian de bando como cambian de discurso: con facilidad y sin vergüenza. Este gobernador trabajó para que Bullrich nos ganara en Corrientes, yendo en contra de su propio partido, al que hoy reclama la presidencia. Trató a Lousteau, presidente de la UCR Nacional, como un centralista, mirando solo su propio ombligo para satisfacer intereses personales. Lamentablemente, nuestros amigos no tuvieron inconvenientes en arrodillarse ante él.
No hay decepción más amarga que la que proviene de aquellos en quienes confiaste ciegamente. Es una lección valiosa para cada uno de nosotros, quienes estamos a merced del poder por voluntad de nuestros propios referentes, excepto el Dr. Manes, quien junto a Pablito, Fernando Carbajal y el Colo Risotti, puso todo su esfuerzo. Valoro sinceramente su apoyo solidario y trascendental, y hoy les doy toda mi confianza.
Pero como decía un gran pensador: “La traición es el precio que algunos están dispuestos a pagar por poder, sin importar cuántos ideales queden atrás.”
No me sorprende la traición en política, pero me duele ver cómo algunos olvidan sus raíces tan rápido. La lealtad no se quiebra por ideas distintas, sino por aquellos que traicionan en nombre de sus propios intereses.
Los verdaderos amigos y aliados se muestran cuando la ambición se desvanece y la lealtad paga el precio de la traición.
*Diputado nacional UCR – Corrientes