Mandiyú no pudo cristalizar el sueño de ascenso. Se quedó en los cuartos de final de la Región Litoral Norte del certamen que organiza el Consejo Federal de la AFA.
A la hora de trazar un balance hay que decir que el equipo terminó decepcionando por la producción que mostró en gran parte de los partidos disputados.
No alcanzó el nivel que mostró el equipo. A medida que pasaban los encuentros se hacía previsible un final como el que tuvo. Queda claro que nadie fue superior a Mandiyú en la etapa de playoffs, a la vez el equipo de Daniel Cravero tampoco mostró superioridad sobre sus adversarios, los casos de Juventud de Tirol en octavos de final y Defensores de Evita en la instancia siguiente.
LEJOS DE LAS
EXPECTATIVAS
Cravero, dirigentes y jugadores no estuvieron a la altura de los objetivos trazados. Nadie descubre nada si afirmamos que Mandiyú se armó para ascender de categoría. Pero nada de eso pasó y la pobre propuesta futbolística quedo expuesta en los compromisos con el representante formoseño.
Se pueden buscar atenuantes, y seguramente se encontrarán. Ahí entra a jugar el rol de los dirigentes. En plena competencia dejaron la institución varios futbolistas que fueron anunciados con bombos y platillos cuando llegaron a Corrientes. Jugadores que tampoco lograron ensamblarse en el esquema táctico que pretendía el «Chango» Cravero, de ahí la necesidad constante de cambiar jugadores de un cotejo a otro.
Los que llegaron como grandes refuerzos se fueron sin pena ni gloria, es el caso del arquero Facundo Abraham, el volante Gonzalo Baglivo, el delantero Agustín García por citar casos emblemáticos. Jugadores que no rindieron en la medida que se esperaba de ellos.
Los borrados de un primer momento salieron a dar la cara cuando las papas quemaban, como los hermanos Giménez, Mariano y Matías, el volante central Matías Gómez, o el propio Guillermo Barreto, Lautaro Mendoza, Juan González, algunos de los campeones del Provincial de Clubes que con la llegada de Cravero a la conducción técnica quedaron muy relegados y se tuvo que recurrir a ellos después de que las grandes incorporaciones resultaron un gran fiasco.
EL PÚBLICO
SIEMPRE ESTUVO
Muchos o todos, los que siguieron de cerca la campaña de Mandiyú esperaban un final distinto, por el cuerpo técnico que contrató la dirigencia, comandado por Cravero, por los jugadores que llegaron para integrar el plantel y por el largo tiempo que se tuvo para ir armando y planificando participar en la competencia de ascenso nacional.
Más allá que la eliminación llegó en definición desde el punto del penal ante Defensores de Formosa, después de 180 minutos donde los protagonistas no pudieron quebrar el cero, la sensación es que el equipo no pudo encontrar patrones de juego que ratificara lo que el periodismo de la región y el de Corrientes apuntalaban como gran candidato para dar el salto de categoría.
A veces tener los recursos no alcanza, le paso a Mandiyú.
La dirigencia, encabezado por su presidente José María Beigbeder terminó haciendo mal los deberes. Se pensó en armar un plantel con jugadores de distintos lugares del país, pero que ante el primer llamado donde le ofrecieran un peso más, salieron corriendo detrás de esa oferta superadora como verdaderos kamikases del deporte de la redonda, sobreprotegidos por los señores que se hacen llamar representantes de jugadores. Los mismos que se acuerdan de los clubes de la última categoría del fútbol argentino para seducir a los dirigentes ofreciendo servicios que después se tiran por la borda.
La pasión por Mandiyú se vio expresada por el público, que estuvo, acompañó y alentó como siempre. Ellos también fueron los abanderados de la ilusión del ascenso. No pudo ser y la resignación ganó al hincha de Mandiyú. Algunos entienden que en algún momento se va a dar lo que tanto anhelan, volver a la competencia en las grandes ligas del fútbol nacional, por ahora vendrán tiempos con otros objetivos para el club, aunque sin olvidar el plano deportivo.
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