Sin hesitación alguna, palmariamente aflora en el actor y el representante legal el propósito mercantilista y usuario de hacerse acreedores de un botín millonario estimulado con la promesa inescrupolosa de hacerse a hurtadillas con un formidable saqueo, poniendo al descubierto la verdadera industria del juicio o más bien la mafia de los juicios laborales, que son una de las principales lacras que afectan a las empresas y destruye la generación de empleo futuro poniendo en riesgo la actividad citrícola regional». Este párrafo, a modo de corolario, se repite como contestación a los catorce juicios laborales iniciados al unísono el mismo día y contra un único productor agropecuario de frutas cítricas -naranjas- de Monte Caseros, ubicado en el paraje llamado El Rincón, que sumados todos aspiran a cobrar como indemnización la descabellada cifra de 10.774.556 pesos, más los intereses y pago de los honorarios.
Según fuentes judiciales, los catorce juicios fueron iniciados simultáneamente por mandato de recientes cosecheros en julio del año 2020, en momento que se padecía la pandemia por el Covid-19 y el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (Aspo), ante el Juzgado Civil, Comercial y Laboral de la ciudad de Monte Caseros y, a modo chantaje legal, sin la morosidad judicial a que estamos acostumbrados, se decretó con una celeridad inusitada el embargo preventivo sobre los bienes del pequeño productor citrícola.
Los que accionaron simultáneamente son lugareños que prestan tareas por zafra en determinadas épocas del año en forma discontinua, no permanente, por días, semanas o quincenas según los encargos de comercialización requeridos a los productores para abastecer a los mercados locales y zonales y son captados por operadores jurídicos tildados de «caranchos», quienes deambulan por las colonias y parajes -en ocasiones- con la complicidad de inescrupulosos contratistas o jefes de cuadrillas, instigando a promover juicios contra los productores, con la promesa de alzarse con una cuantiosa indemnización bajo el amparo de una legislación laboral anacrónica y asfixiante que permite la duplicación de indemnizaciones y multas, bajo la excusa de una registración deficiente, manipulando la ley laboral, fingiendo una injuria laboral para ampararse en una situación de despido indirecto.
Como sucede en el resto del país, los productores de frutas y hortalizas de estación requieren recolectores por tiempos estacionales o por temporada para la cosecha en determinada época del año, tal como ocurre con el limón, peras, manzanas, uvas, cebollas, etcétera. Centenares de trabajadores temporarios o «golondrina» cobran por su volumen de producción y no están sujetos de paritarias sino de una negociación directa entre el contratista, que usualmente los organiza, y cada productor o empresa frutícola. A la par, existen trabajadores permanentes que están enrolados en gremios y sindicatos manteniendo negociación en paritarias con las cámaras o la Federación de productores que, en muchos casos, no representan a los pequeños productores independientes.
La industria del juicio sin humo pero altamente contaminante y distorsiva muestra sus peores datos, ya que en los últimos años ha crecido a una tasa indiscriminada, colapsando la operatividad ya crítica de los tribunales del trabajo y por ello se ha vuelto a instalar en la agenda política la reforma laboral tras las cifras descomunales que indican los innumerables argentinos que están desocupados y son más de dos millones de personas en todo el país que no tienen empleo.
Es imperioso descartar las barreras ideológicas arcaicas e innovar las normas de Ley de contrato trabajo, de las convenciones colectivas, desregular y simplificar los controles administrativos de la Autoridad de Aplicación con el fin inmediato de aumentar la productividad y reducir el sobrecosto y el riesgo laboral. Entonces, se abre una nueva oportunidad para abordar la problemática, ojalá que con el propósito de mitigar las graves consecuencias de la profunda crisis que involucra el sistema de las relaciones del trabajo entre pequeños productores y trabajadores en la zona Sur de la provincia de Corrientes que, de prosperar, aumentaría los puestos de trabajo, la producción y comercialización citrícola.
Rubén Rajoy.
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