Se acaba el año y sólo asoma un candidato en carrera para el Sillón de Ferré. Ni en el radicalismo que gobierna, ni en el justicialismo. El único decidido a hacerlo es un viejo conocido, pero con un sello que estrena en soledad. Se trata de Ricardo Colombi con su ECO. Mientras, sus adeptos circundan los corrillos judiciales para dejar en claro su contrariedad con la intervención definida por Lousteau y compañía. Las otras alternativas tampoco definieron figuras. Los casos de La Libertad Avanza y de los partidos del Interior.
02-POLITICA 03-POLITICA-9Por Jaime Meza
Jefe de Redacción
Queda una semana de noviembre y apenas diciembre para darle la bienvenida a un 2025 que promete estar para alquilar balcones. Es que tendrá dos atractivos superpuestos para los correntinos. Por un lado, el medio turno electoral nacional con Javier Milei, Karina y Santiago Caputo (el triángulo de hierro) buscando afianzar y agigantar el apoyo obtenido el año pasado, con la consecuente representación parlamentaria -vital- para lo que se viene de cara a 2027. Por el otro, la elección por la Gobernación correntina.
Este último ítem acapara la atención de aquellos ciudadanos que gustan de seguir la cotidianeidad política local, puesto que otros muchos se ocupan de observar las variables de la actualidad más relacionadas con la economía y lo social.
Lo cierto es que ya queda poco para que se inicie el calendario electoral y en Corrientes nada se sabe de definiciones sobre candidatos. Algo que juega en contra de las estrategias de cualquier fuerza que se digne como potable para la consideración ciudadana.
Es algo que ya ocurrió en 2017, cuando Ricardo Colombi estiró hasta lo último el ungimiento de su reemplazante. En aquel momento estaba entre dos: «Peteco» Vischi y Gustavo Valdés.
Pero esa dilación tuvo un condimento especial. Quien la digitó y orquestó era -por entonces- el verdadero hombre fuerte de la Provincia, tres veces Gobernador y líder indiscutido de la Unión Cívica Radical.
Hoy, la historia es diferente. Esta figura recién descripta está en otro andarivel, con su sello propio: ECO. Y peleado con el oficialismo actual. Detalle que colabora para restarle tracción a un radicalismo valdesista que intenta demostrar que el portazo pegado por el mercedeño no hizo mella puertas adentro del partido de Alem. Pero sí lo hizo.
El tiempo es tirano no sólo en radio, también lo es en la política, y más en la arena correntina. Y más todavía con exponentes que no cuentan con el peso propio que sí supo tener Colombi.
Le pasó a «Tato», que nunca pudo delegar liderazgos. Le pasó a Arturo (Colombi) que no logró legitimarse como líder radical. Y ahora podría sucederle a Valdés, en el sentido de no hallar en el momento indicado a la persona indicada.
La misma (o peor) situación se vive en la otra vereda. El justicialismo se debate entre peronistas y kirchneristas, con una intervención que no dio pie con bola y diluyó las posibilidades de conformar un núcleo dirigencial que apunte seriamente a 2025, al punto de que hasta ahora no se ha logrado siquiera acordar las reglas de juego de un proceso interno deliberadamente demorado con la posibilidad de que, finalmente, la jueza María Servini pueda designar un interventor judicial luego del fracaso de las sucesivas intervenciones políticas.
Con este escenario es necesario analizar qué ocurre en cada vertiente -habría cinco- que se dirige hacia la contienda de septiembre del año que viene.
El PJ intenta no diluirse
En el justicialismo la cosa no está mejor. Más allá del intento discursivo de algunos exponentes de instalar que la pelea entre los radicales les conviene, lo cierto es que tampoco «le encuentran el agujero al mate», con una Intervención «eternizada» bajo el mando de dos dirigentes bonaerenses que nunca entendieron cómo es el peronismo correntino y cuya continuidad depende de una decisión, primero de la Jueza Federal más poderosa del país y, luego, de la Cámara Electoral Nacional, máximo Tribunal del fuero.
Para ello colaboró la permeabilidad para con los kirchneristas que tradujeron la pelea orgánica nacional que representaron Cristina Kirchner con Ricardo Quintela, en un «kirchnerismo versus peronismo» que -para muchos- sólo sirvió para mostrar debilidad ante los libertarios y aliados que se relamen de cara al turno de medio tiempo del año que viene.
Regresando a lo que sucede en el PJ local, ahora representado por Unión por la Patria, hay una disputa constante entre la dirigencia justicialista, el camporismo, los que responden sin miramientos al Instituto Patria y el massismo. En cada rama también hay reyertas que agrandan el conflicto.
Esto lleva a observar eventos como el de hace prácticamente una semana atrás en Paso de los Libres, donde «Tincho» Ascúa encabezó una especie de lanzamiento de su candidatura a Gobernador. Un evento que sólo convocó a los propios, sin ningún apoyo orgánico general, colaborando a la confusión que ya viene generando la Intervención con el sinfín de yerros cometidos entre los que se sumó que los interventores acompañaran al Intendente libreño en una mini gira que ofreció la particularidad de no mostrar un «estado mayor» que refleje el necesario espíritu triunfalista. Tampoco fue correcto que la Interventora se embanderara con una de las líneas nacionales y llegara hasta a comprometer la posición del distrito en favor de uno de los contendientes. Y el hecho mismo de que no haya correlación entre la mentada decisión de votar y el no acreditar en el Juzgado Federal aspectos cuyo incumplimiento ponen en duda el accionar de la Intervención. Hasta la fecha, no se han registrado en sede electoral las resoluciones de la Intervención. No se ha constituido la Junta Electoral. No se ha presentado para su homologación el reglamento electoral ni se han dado pasos ciertos para la contratación del Correo Argentino, algo cuya instrumentación lleva no menos de dos meses. En el medio, la feria judicial y, a partir de la última semana de febrero, la competencia Electoral quedará a cargo de Gustavo Fresneda que -aun antes- llegará a suplir a Juan Carlos Vallejos al acordar entre ambos dividirse la cobertura en enero.
Si bien asomaron otros nombres como el de «Pitín» Aragón, tendiendo puentes para verse como potable no sólo para la pelea mayor de la Provincia, sino también para presidir el partido a escala local, así como el de la propia diputada, Marlen Gauna, lo cierto es que, mientras no se pongan sobre la mesa reglas de juego serias, no se podrá saber quiénes están dispuestos a anotarse.
Y así se podría ir desglosando una cantidad de nombres que, más allá de las pretensiones propias de cualquier dirigente, también exponen la falta de consensos y de estrategias acordes a la necesidad de competir contra un aparto gigantesco como con el que cuentan Valdés y compañía, ocupando un rol central la definición del discurso político dirigido a los correntinos.
En esto, Cristina Kirchner, como presidente del PJ, tendrá que poner la mira en que la grieta en Corrientes pasa por otro lado. Su exacerbado anti «mileismo», que muchas veces no condice con otras señales, como fue la firma del despacho que habilita el tratamiento del juez Ariel Lijo, en Corrientes dista de ser así. La Libertad Avanza es un aliado táctico del peronismo para lo que va a ser la pelea de fondo del ballotage.
Aquí se percibe una potencial tensión entre Cristina y el peronismo local que le factura al kirchnerismo la prolongación de las intervenciones, la discrecionalidad en la nominación a dedo de los candidatos y el reclamo de que, a partir de asumir la conducción del PJ, se vuelva a las buenas prácticas orgánicas del tiempo en los que Antonio Cafiero fue presidente. Aun siendo Gobernador de Buenos Aires, estaba cada miércoles presidiendo la reunión, siempre a cartón lleno, del partido.
Esta será sin dudas una prueba de fuego para Cristina Kirchner. La necesidad de que las decisiones se tomen previo análisis y debate, en el marco del funcionamiento del Consejo Nacional -por lógica- desde su sede de calle Matheu, donde, a partir de diciembre, se concentrará en esta transición la orgánica del PJ.
Otro sector que se referencia en 7 ex gobernadores peronistas organizará el miércoles 27 una segunda reunión que es la continuación de la realizada en Santa Fe. Apunta a presionar desde afuera por la democratización del partido, mientras Ricardo Quintela, que se mantiene en sus trece en el sentido de no darle legitimidad a la consagración de Cristina, hace su juego juntando voluntades.
Paradójicamente, el tema Corrientes pasará a ser central en el tiempo que se viene. Una prueba de fuego al pretendido liderazgo de la ex Presidente.
Libertarios y «los del Interior»
«La Libertad Avanza (LLA) irá con candidato propio». De esta manera lo aseguró semanas atrás el propio Martín Menem en una visita de alto voltaje político junto a Karina Milei. Fue una sentencia que preocupó al Gobierno provincial, ensimismado en sus peleas interiores y que llamó la atención en el justicialismo. También ofició de una exigencia mayúscula para la dirigencia libertaria local.
Por el momento, bajo el ungimiento de «El Jefe», es el diputado nacional, Lisandro Almirón el principal referente de LLA sin que, hasta el momento, se le haya deslizado alguna posibilidad concreta de acaparar la oferta principal.
Está claro que por la franquicia de Javier Milei hay al menos cuatro potenciales aspirantes. Desde Camau Espínola, hasta Caito Leconte, con otros dos que pertenecen a la alianza gobernante, pero que no les disgustaría pasar a militar para el Presidente de la Nación.
Toda una muestra de que los tiempos son la clave para una movida que, a diferencia de la UCR y del PJ, deberá darse con precisión quirúrgica, puesto que Corrientes será un enclave marketinero para la suerte que pueda correr el oficialismo nacional en las elecciones de medio tiempo, puesto que será la única Provincia en elegir a su Gobernador. Una situación particular, como todo lo hecho por los libertarios desde su intromisión en la arena política nacional como «fenómeno barrial». Esto de ser una expresión política que transita por fuera de lo convencional, que intenta traducir lo mismo en los distintos distritos del país, obliga al «triángulo de hierro», conformado por Javier Milei, Karina y Santiago Caputo, secundados por estrategas territoriales como «Lule» Menem, a pensar bien cada nombre y cualquier posicionamiento que se pretenda concretar desde Casa Rosada.
Un dato no menor y que demuestra que en Balcarce 50 irán con todo por Corrientes, lo da el hecho de que no se estableció ningún canal de contacto con el Gobierno provincial. Los intentos del valdesismo cayeron en saco roto, tal como lo remarcan los libertarios locales y desde Buenos Aires. No hubo chances de una interacción específica para la negociación política.
El tiempo dirá.
LA LIGA
Lo que supo denominarse la «Liga de los Intendentes» pareciera difuminarse con el correr del tiempo. Aunque esta perspectiva podría estar condicionada por la mirada centralista del análisis político. Es que, desde dicho espacio, el «quinto» -si es que se llegara a anotar para el Sillón de Ferré-, sostienen que en el Interior hay un nivel de conocimiento electoral considerable.
Una de las voces cantantes es el intendente de Gobernador Virasoro, Emiliano Fernández. El mandatario comunal planifica un entramado político similar al de Misiones. Su buena relación con el rovirismo de la «tierra colorada» le permite diagramar un entretejido estratégico entre sellos que tienen peso en diferentes jurisdicciones.
Una jugada que, al momento de plantear el nivel de competencia y tracción, puede ser de vital importancia para cualquiera otra de las alianzas que pueda aspirar con llegar a la segunda vuelta, donde cada voto cuenta, y mucho.
De hecho, planteó lo que seria el quinto frente, alejado de la orgánica de la UCR y del PJ.
Qué pasa en el oficialismo
Quienes integran el Gobierno mantienen una capacidad de maniobra importante. El peso específico que le da el aparato oficial hace lo suyo. Gustavo Valdés navega a dos aguas. Por un lado, observa el horizonte radical, donde quiere ser el líder elegido por sus correligionarios. Una empresa que se la está haciendo difícil su otrora mentor, Ricardo Colombi, quien recurrió al circuito judicial para contrarrestar lo que -desde su sector- se consideró como un avasallamiento valdesista.
Por otro lado, intenta contener no sólo a los radicales, también a los aliados. Lo hace con varias escaramuzas librándose tanto en las principales planas de gestión como en algunos distritos (por ejemplo, Goya).
Su relación con Encuentro Liberal no pasa su mejor momento, aunque nada indica que la sangre llegará al río. La ausencia del referente, «Perucho» Cassani en el mitin goyano (su terruño) de Vamos Corrientes de este jueves 21 evidenció la existencia de un problema irresuelto. También están algunos intendentes que, como el de Empedrado, decidieron mostrarse con el ricardismo.
Así, al mandatario provincial se le pasan las semanas sin poder definir una cuestión clave: quién lo sucederá.
Su hermano, Juan Pablo es sindicado dentro de la alianza que gobierna como el «caballo del comisario». Y de hecho nada parece indicar que Gustavo vaya a apartarse de su plan original. Los que piensan distinto parecen no conocer al actual Gobernador, que si algo tiene en claro es que no debe correr riesgos en términos de confiabilidad. También es cierto que están en danza el propio Eduardo Tassano, y José Irigoyen (Curuzú Cuatiá). Una impronta que prioriza el perfil de experiencia ejecutiva por sobre otras condiciones necesarias para tal fin. Hay otra figura que circula en un plano subrepticio: la «opción Peteco». Si bien es Senador nacional, también fue Intendente (dos períodos) en Paso de los Libres, así como Ministro de Coordinación y Planificación, por lo que sus habilidades en un rol ejecutivo están más que probadas. Y de hecho, es por lejos el que más simpatías recoge en la primera línea del radicalismo nacional, que no pocas veces puso en la mira, tanto a Ricardo como a Valdés, por comportamientos que se consideran «no orgánicos» ni acordes a aquel apotegma radical de «que se rompa, pero que no se doble».
De todas formas, todo está en veremos, sin señales concretas de Valdés, que -como se detalló- maniobra entre aguas turbulentas con varios frentes abiertos, evitando (por ahora) que la sangre llegue al río. Con el agravante, no menor, que se aprecia cada vez con mayor nitidez, de una acción de pinzas del Gobierno nacional que se hizo ostensible a partir del ninguneo del ministro, «Toto» Caputo y -antes- de Martín Menem junto a Karina Milei que no fueron permeables al acercamiento buscado desde la Rosada correntina.
El ricardismo
Ricardo Colombi está más allá del bien y del mal. Algo dicho por él cada vez que puede. Todos saben que es un hueso duro de roer y, además, se encarga de demostrarlo.
Es el único que se lanzó de lleno hacia la Gobernación. Lo hace con su ECO, recorriendo el Interior, una marca registrada de su estilo de hacer política.
Mientras, sus laderos no descuidan los recursos judiciales que apuntan a ordenar la orgánica partidaria, hoy intervenida. En las últimas horas, presentaron impugnaciones contra la definición de la fecha (22 de diciembre) establecida por el interventor, Julián Galdeano.
Así es que desanda los caminos provinciales bajando línea en actos que muestran una convocatoria variopinta. Bella Vista, Empedrado y San Luis del Palmar fueron algunos de los lugares que sirvieron de escenario para demostrar que el eslogan «vuelve Ricardo» es algo más que eso.
El ex Gobernador teje estrategias con otras fuerzas y exponentes territoriales que, a la hora de la verdad, son agua en el desierto para encarar desafíos electorales.
Lo cierto es que Ricardo no dará el brazo a torcer y los valdesistas lo saben, por lo que también comenzaron un raid que tuvo su expresión en Goya, en las últimas horas. Hasta abrieron una cuenta en redes sociales: Vamos con Valdés, para contrarrestar la instalación de Vuelve Ricardo 2025, habilitada hace más de un mes. Una clara señal de que acusaron recibo de la avanzada del mercedeño.
Una particularidad. Un par de encuestas que, al menos hasta ahora, no lo muestran posicionado como candidato competitivo, muestran dos datos relevantes. Cuando le preguntan a quién votarían, el de Mercedes no queda en el mejor lugar. Pero, a la pregunta de «quién cree que va a ganar», los mismos que se pronuncian por otro candidato lo ven a Colombi como ganador.
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