Las entidades rurales manifestaron su adhesión unánime al documento Agrobioindustria, aportes para un país diferente, que la Sociedad Rural Argentina presentó en la 135ª Edición de La Exposición Rural, en el barrio porteño de Palermo.
El documento, elaborado por profesionales con diversos perfiles y filiaciones institucionales, emparenta «una profunda vocación productiva e industrial» para poner en marcha «una iniciativa del campo» con «amplitud y generosidad» y ánimo de «recibir aportes y críticas constructivas» en el marco del escenario político y electoral que atraviesa el país.
El texto, reúne lineamientos con la convicción de que «Argentina tiene futuro» y «la Agrobioindustria está preparada para impulsarlo a partir de las oportunidades que abren los mercados internacionales y la revitalización de las actividades locales que aportan al entramado productivo interno».
«La posibilidad de potenciarlo dependerá de la capacidad que tengan tanto los dirigentes políticos en particular, como la sociedad en su conjunto, de repensar los argumentos que sostienen los viejos paradigmas y dar lugar a nuevas visiones para el progreso argentino», indica haciendo un llamado a todo el arco político, que el 13 de agosto librará su primer duelo de cara a las elecciones legislativas nacionales y presidenciales del 22 de octubre.
«EL CAMPO TIENE UN SUEÑO»
El texto señala que el «espíritu de la propuesta» es dar sustento al sueño de «una Argentina con una potente red de economías regionales que integre agro, industria y servicios en una matriz productiva capaz de atender las demandas de la sociedad».
Argentina es «un territorio con una población equilibradamente distribuida, con pueblos y ciudades medianas pujantes, gente con trabajo y servicios e infraestructuras esenciales que redunden en una mejor calidad de vida», expresa el documento.
El campo tiene «el sueño de transformarse, además de su rol tradicional, en un potente motor de desarrollo a través del fortalecimiento de la agrobioindustria, en el marco de un modelo económico ambientalmente sustentable, genuinamente competitivo y estratégicamente integrado al mundo», indica.
Y para tal fin, subraya, se «propone transitar hacia un modelo de desarrollo ambiental y socialmente sostenible, donde la agrobioindustria junto a otras actividades dinámicas sean, con mucho mayor amplitud que la actual, los articuladores y regeneradores del tejido productivo».
AGROBIOINDUSTRIA,
UN CONCEPTO CLAVE
Las entidades remarcan que es preciso adoptar el término «agrobioindustria» como un componente clave para un modelo de desarrollo superador y subrayan que «los magros resultados del actual modelo de desarrollo, marcado por un estancamiento económico que arrastra décadas, niveles crecientes de pobreza y deterioro de la calidad de vida, conduce a realizar una profunda revisión de los fundamentos y causas que postergan el progreso de la Argentina».
«A pesar de esto, en las últimas décadas, como consecuencia de los cambios tecnológicos, organizacionales y la ampliación de los mercados internacionales, la Agrobioindustria se posicionó como un motor de desarrollo genuino para el país: hoy representa el 18 por ciento del PBI; y, tiene relevancia en el comercio mundial de granos, carnes, lácteos, subproductos y alimentos, que suman el 64 por ciento de las exportaciones. Al mismo tiempo aporta, de mínima, el 19 por ciento del total de la ocupación generadas por las producciones de bienes y servicios es, además, un factor de arraigo poblacional en el territorio y el eje de varias economías provinciales», resaltan.
¿Cómo instrumentarlo?
Las entidades indican que los objetivos planteados son válidos en la medida que se instrumenten los siguientes lineamientos de políticas públicas:
-Un marco institucional que garantice la división del poder, las reglas de juego, la propiedad privada y la seguridad jurídica;
-Programas económicos consistentes, orientados a estabilizar la macroeconomía, con equilibrios fiscales y monetarios que permitan eliminar la inflación y la imprevisibilidad, incluye una profunda revisión del sentido, nivel y eficacia del gasto público y regímenes promocionales;
-Una reforma impositiva y laboral que impulsen la actividad privada a partir de un entorno de negocio que promueva la inversión, el empleo, y devuelvan competitividad al federalismo, esto implica eliminar los derechos de exportación y otros impuestos distorsivos;
-Una estrategia de infraestructura moderna, de gran escala que acorte las distancias, reduzca riesgos, eficientice el sistema y concurrentemente una política de educación como vehículo central del desarrollo y el conocimiento, los que junto a las instituciones de la ciencia y técnica permita impulsar y capitalizar la mayor productividad que genera la incorporación de nuevas tecnologías;
-Consolidación y desarrollo del funcionamiento de los mercados, de forma tal que permitan la correcta formación de precios y el justo reconocimiento al esfuerzo; esto incluye contar con un sistema financiero acorde al desarrollo de la economía y al servicio de la producción agrobioindustrial;
-Una agenda exterior de equilibrada apertura y negociaciones internacionales que permitan mayor acceso a mercados a menores costos, eliminando toda restricción cuantitativa a las exportaciones.
Es condición fundamental que estos lineamientos cuenten, a su vez, con tres premisas fundamentales e integradoras: conectividad, comunicación y consistencia.
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