Los incidentes de grupos minoritarios que pretenden entorpecer el funcionamiento de un Poder de la República y atacar a las fuerzas de seguridad como sucedió ante el Congreso, provocó el reproche generalizado de la sociedad. Incluso Perón supo expresar palabras contundentes de producirse hechos similares: «Yo con los bomberos los corro», solía decir. Tras la aprobación en general del proyecto de la Ley Ómnibus, entidades empresariales dieron su aval, al destacar que son medidas fundamentales para recrear la confianza en los inversores internos y externos. De todos modos, el paso importante del viernes no explica aún si el Gobierno tras varias concesiones alcanzó su cometido para que su plan se encamine a superar la crisis económica en la que naufraga el país.
Hoy 4 de febrero, la ex presidente María Estela Martínez de Perón cumple en Madrid 92 años en un exilio autoimpuesto hasta luego de haber recuperado su libertad. La ex Presidente fue detenida en la madrugada del 24 de marzo de 1976 y trasladada en helicóptero desde la Residencia presidencial hasta el Aeropuerto donde se le embarcó con destino a la Residencia El Messidor, en Neuquén, donde pasó recluida en una prisión difícil de explicar para con una mujer que cumplió con el deber constitucional de completar el mandato de un Presidente elegido por el pueblo, en elecciones libres, y con la mayor cantidad de votos que registra la historia institucional del país. Luego del breve interregno de 49 días de la Presidencia provisional de Héctor Cámpora, distanciado de Perón, se llamó a elecciones y la fórmula Perón-Perón fue proclamada con el 62% de los votos luego de 18 años de exilio en Madrid, desde donde siguió manejando los hilos del poder hasta su retorno triunfal el 17 de noviembre de 1972, conocido como el Día de la Militancia, en que rodeado a una comitiva multitudinaria volvió a pisar suelo argentino. El Perón que regresó, ya con la salud debilitada, era la expresión de un nuevo tiempo que él como nadie supo interpretar y transmitir para dejar en el olvido algunas experiencias y divisiones del pasado propias de las pasiones políticas de la época. «Para un argentino no hay nada mejor que otro argentino», supo decir entonces el general Perón. Una frase superadora que dejaba atrás la enfervorización partidaria propia de los momentos más calientes de la vida política del país. Era consciente que no le quedaba mucho tiempo por delante, y que tenía ante sí la posibilidad de cerrar un capítulo de la vida nacional que lo llevó a establecer una relación de mutua confianza y respeto con su histórico adversario, el líder ucerreista Ricardo Balbín, quien al momento de la despedida aquel 1 de julio de 1974 en que Isabel Perón quedó al mando del país supo expresar con una frase sentida algo que los argentinos recuerdan como expresión de un tiempo del reencuentro nacional que luego no supieron encausar dentro de los límites de la institucionalidad y la continuidad democrática, quizá porque la falta de un líder que contenga las múltiples expresiones del movimiento nacional impidió que se complete una tarea que hubiera sido fundamental para evitar lo que vino después, y que fue producto del desencuentro subyacente en una dirigencia sectarista y mediocre. «Hoy este viejo adversario viene a despedir a un amigo», dijo entonces Ricardo Balbín ante el féretro del general Perón, quien transitó sus últimos días en la Residencia de la calle Gaspar Campos afectado de la dolencia cardíaca que había desatado una neumonía que sobrevino a su sobreexposición pública en días de intenso frio en el país. Unos días antes, desde los balcones de la Casa de Gobierno en la Plaza de Mayo, el general Perón había dado una nueva e inequívoca muestra del ejercicio de la autoridad como supremo jefe de la Nación y comandante de las Fuerzas Armadas. Lo hizo al dejar en claro quién mandaba en el país, censurando y reprochando a los grupos de la guerrilla que no habían entendido el mensaje pacificador que pretendía darle a su gestión para encarar un nuevo tiempo. Ese día el General, ya debilitado por la enfermedad, no dudó en expulsar a quienes desafiaban su autoridad y lo hizo con la misma fuerza con que tiempo atrás separó del bloque de diputados nacionales a un grupo de ocho legisladores que no entendieron que la conducción política no se discute en un movimiento que tenía un jefe indiscutido. En los hechos, Perón nunca había perdonado la muerte de uno de sus laderos más fieles, el sindicalista José Ignacio Rucci, asesinado el 28 de septiembre de 1973, días después del histórico triunfo que devolvió a Perón a la Presidencia. Difícil era imaginar a un Perón, un general de la Nación que en la postguerra asume el gobierno del país, que pueda convalidar actos de desorden en la vía pública. Las protestas que dieron origen al 17 de octubre fueron genuinas, espontáneas, fruto de una realidad social que se vivía en los años ‘40 en la Argentina. No estaba la televisión, no estaban las redes sociales. Había sí un nervio motor que fue Eva Duarte, quien encabezó una gigantesca expresión de apoyo para lograr la liberación de Perón que estaba preso en la isla Martín García y permitir que horas después, desde los balcones de la Casa Rosada dirigiera un mensaje al pueblo argentino que fue para muchos el virtual lanzamiento de la candidatura presidencial. Hoy las protestas no son espontáneas. Los actos, sean del Partido que sean, tampoco lo son. Ya no hay sindicalistas como Ignacio Rucci o Saúl Ubaldini, para solo citar a dos de los muchos que hicieron historia con el ejemplo de una defensa real del pueblo trabajador. Hace pocas horas una protesta de sectores de izquierda y grupos piqueteros que con escaso poder de movilización trataron de subvertir el orden y perjudicar el normal funcionamiento de un Poder de la Nación, como es su Congreso. Un protocolo antipiquetes que se pone en acción para resguardar la libre circulación, y que la protesta no afecte a los argentinos que quieren vivir en paz y trabajar. Una movilización de las fuerzas federales desmesurada, forcejeos, agresiones a los servidores públicos y hasta detenciones que ponen en marcha procesos judiciales. Pareciera como que se tiene miedo o temor de hacer que las fuerzas cumplan con entera libertad y responsabilidad de lo que es su obligación, que es reprimir como se hace en todos los países del mundo donde el primer valor es el orden, el respeto y la seguridad pública, señales todas que invitan a creer en el rumbo de un país que aspira a volver a ser creíble y confiable para quienes quieran invertir, generar trabajo y crecer. Perón solía decir «yo con los bomberos los corro», haciendo notar que no es necesario un despliegue monumental para restablecer con eficacia y prontitud el orden. Hubieron en los alrededores del Congreso de la Nación un par de camiones hidrantes. Faltó la orden superior de que con ellos se disgregaba un reducido grupo de activistas que pusieron en riesgo la integridad física de los que integran las fuerzas de seguridad a la que la sociedad y el poder político deben respaldar en el cumplimiento de su deber.
El respaldo del mundo empresario
A pocas horas de la aprobación en general de la Ley Ómnibus lo más granado del empresariado nacional hizo saber su satisfacción por el logro legislativo que alienta la esperanza de volver a creer, algo de lo cual los mercados internacionales se anticiparon, y que viene generando un nuevo clima de negocios que permite tener la esperanza de un futuro mejor, algo que todos los argentinos aspiran y que los partidos políticos con posibilidades de pelear en el futuro en términos electorales no pueden sino aplaudir.
La AEA felicitó la aprobación en general
La Asociación Empresaria Argentina (AEA) -que nuclea a las compañías más importantes del país- afirmaron que es «un paso muy importante» que despeja «incertidumbre» y estimaron que se trata de un factor «crucial» para el desempeño del sector privado. «La aprobación en general por parte de la Cámara de Diputados del Proyecto de Ley de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos, representa un paso muy importante», comenzó el comunicado de AEA, que preside Jaime Campos. «Esta decisión adoptada en el marco de las instituciones que integran nuestra Constitución Nacional contribuye a despejar la incertidumbre ya que, como lo hemos afirmado reiteradamente, es el sistema representativo republicano y federal de gobierno el fundamento central de nuestra vida política y social y el factor crucial para el desempeño del sector privado», cerraron en la escueta misiva. No es el primer apoyo de AEA a Milei. «El inicio del nuevo gobierno genera la esperanza de que nuestro país pueda revertir un largo período caracterizado por el estancamiento económico, altísimas tasas de inflación y un muy significativo aumento de la pobreza», indicó otro comunicado de la entidad luego de conocido el mega Decreto de Milei a fines de diciembre pasado. «Acertadamente, el gobierno del presidente Javier Milei ha puesto foco en dos puntos centrales que explican ese muy mal desempeño: el tamaño excesivo del Estado en relación con el PBI y las consecuencias muy negativas que han tenido por largas décadas los déficits en las cuentas públicas», dijeron entonces. «También valoramos, muy especialmente, que el Gobierno se disponga a tomar medidas que permitan el más pleno desarrollo del sector privado, sometido por años a injerencias estatales indebidas, a controles de precios, a una elevadísima presión tributaria, a restricciones arbitrarias en materia de comercio exterior, y a amenazas como la Ley de Abastecimiento», sigue específicamente sobre el mega Decreto. «Desde AEA estamos convencidos de que la eliminación de dichas anomalías y la revalorización del sector privado que propugna el Gobierno, redundará en mayores inversiones productivas, en crecimiento del empleo y en un aumento de las exportaciones, todos ellos aspectos cruciales para volver a colocar a la Argentina en la senda del desarrollo económico y social sostenido», señalaron. En esa asamblea de AEA de fin de año reeligieron a Paolo Rocca, Héctor Magnetto, Sebastián Bagó y Alfredo Coto como vicepresidentes, y a Marcelo Argüelles y Martín Migoya como vocales. Se nominó también a Alberto Hojman como Tesorero. Participaron Campos, Luis A. Pagani, Rocca, Magnetto, Bagó, Coto, Carlos Miguens, Cristiano Rattazzi, Federico Braun, Luis Perez Companc, Alberto Grimoldi, Hojman, Eduardo Elsztain, Argüelles, Marcos Galperin, María Luisa Macchiavello, Migoya, Charlie Blaquier, Mariano Bosch, Claudia Álvarez Argüelles, Martín Brandi, Alejandro Butti, Martín Castelli, Sergio Kaufman, Pablo Roemmers, Gustavo Salinas, Miguel Urus y Amadeo Vázquez. «El tratamiento legislativo ha demostrado plenamente la independencia y complementación de los poderes constitucionales para la gobernanza, más allá de los diferentes enfoques y puntos de vista. Son también testimonio la necesidad de concretar acuerdos y soluciones para ser efectivos y conducentes en términos de efectividades republicanas», dijo Daniel Funes de Rioja, presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA). Agregó que es importante que los poderes del Estado sean los que decidan y no los grupos de presión. «Eso no es democracia ni República», dijo el presidente de la entidad fabril. Por su parte Natalio Mario Grinman, presidente de la Cámara Argentina de Comercio, indicó: «Este es el camino, ojalá la política y los políticos no nos vuelvan a defraudar. Celebramos que, en el marco de la Cámara de Diputados de la Nación, se haya aprobado el proyecto». Tras ello sumó: «La Argentina sufre desde hace muchas décadas un proceso de decadencia que es insólito en un país con todos los recursos naturales y humanos de excelencia que poseemos, y que solo se puede explicar por las malas políticas implementadas por sucesivos gobiernos. Es necesario rescatar la cultura de la educación, el trabajo y el orden, respetando nuestra Constitución y las leyes». Por último Grinman aseguró: «Coincidimos con el objetivo de este Gobierno de eliminar los déficits de las cuentas públicas, producto de un Estado elefantiásico, de gastar lo que no tenemos y de privilegiar a grupos de presión en desmedro del pueblo. Estamos convencidos de que son medidas fundamentales para recrear la confianza en los inversores internos y externos, actores imprescindibles para la creación de nuevas empresas y consecuentemente de puestos de trabajo y bienestar». Los pronunciamientos del mundo empresario no dejan de ser un llamado de atención para legisladores como Miguel Pichetto, Rodrigo de Loredo, Florencio Randazzo o para el espacio de la propia Lilita Carrió que en el tratamiento de la ley en particular siguen generando dudas. Algunos en búsqueda de protagonismo mediático y otros guiados por reposicionamientos políticos en las internas de sus propios espacios donde no tienen hoy responsabilidades de gestión. El caso de Pichetto es elocuente. Pareciera que recién, después de estar 25 años en el Congreso de la Nación resolvió ser enteramente libre, lo cual no deja de estar bien en la medida en que se haya llegado sin compromisos, algo que no es el caso ni de él ni de Camau Espínola, solo para citar un par de ejemplos de los que pasan a ser libres pensadores al margen del espacio que los promovió.
La media sanción, una victoria a lo Pirro o una derrota en toda la línea
A la hora de interpretar a Milei todas son dudas, como lo son a la hora de saber si lo logrado el viernes puede ser visto como un triunfo o no para el Gobierno. En términos económicos no está claro cuál fue el objetivo de máxima y de mínima de un Presidente que dijo «no se negocia nada». A la luz de que lo que se va viendo, los números no cerrarán de la forma en que se había pensado que era llegar al déficit cero con más impuestos y menos ajuste. La llamada casta al decir del Gobierno puso un freno en materia legislativa en lo que hace a la recaudación para achicar el desfasaje de las cuentas públicas pero aun así el Gobierno se mantiene en sus trece en el objetivo irrenunciable de llegar al déficit cero. El propio Milei fue claro con los gobernadores al explicar que del mismo cuero saldrá la lonja. Si no habilitan el aumento de las retenciones la disminución del gasto impactará de lleno en las provincias, mal que les pese. Es que es un sistema presidencialista el poder que tiene el que ejerce el Poder Ejecutivo. Hay un sinfín de decisiones que no pasan por la vía legislativa y son resorte del Presidente. Todas estas cosas serán materia de un nuevo análisis, cuando ingrese el paquete fiscal que contendrá además la moratoria y el blanqueo que el Gobierno con astucia retiró como lo hizo con la modificación del Impuesto a las Ganancias. Quizás a la hora del análisis no haya que subestimar la capacidad política de Milei. En menos de dos meses ha puesto patas para arriba a las dos coaliciones mayores que llegaron a las primarias. Ha fragmentado como nunca antes al Parlamento. Ha mostrado ductilidad para ir para atrás, nuevamente para adelante, o volver sobre los costados llegando a desconcertar a propios y extraños. A la hora de ejercer el poder lo ha hecho en tiempo real y sin contemplaciones, y no le cuesta volver atrás con decisiones ya tomadas, o cocinar a fuego lento otras resoluciones que muchas veces no terminan perfeccionándose. Todo un estilo de gobierno que hay que aprender a leer para no equivocarse. Lo que está claro, a esta altura, es que, en un primer anillo, está el jefe de Gabinete, Posse; la secretaria general de la Presidencia, Karina (su hermana) y Santiago Caputo, un joven de 38 años que sigue sumando poder en la mesa chica del Presidente, de la cual hoy no forman parte más de esas tres personas. Caputo es hijo de un ex Presidente del Colegio de Escribanos de la Ciudad de Buenos Aires y sobrino del Ministro de Economía, y de Nicki Caputo, hermano de la vida de Mauricio Macri. Hoy por hoy el poder en las sombras, con un cargo formal de menor jerarquía que lo habilita para ser parte en la administración del Estado, participando incluso de las reuniones de gabinete y representando al Presidente en cruciales negociaciones donde lleva la voz cantante. En un segundo nivel, a pesar de la importancia de sus funciones, el ministro de Economía, Luis «Toto» Caputo, y el ministro del Interior, Guillermo Francos, que no pocas veces queda «en off side».
DISCUSIÓN POR PLATA, SÓLO ESO
Se lo mire como se lo mire, de atrás para adelante o de adelante para atrás, del derecho o del revés, la conclusión no cambia: el maratón de la Ley Ómnibus es antes que nada una discusión por plata, por mucha plata. Ocurre, encima, en un país que no crece, que de hecho retrocede y donde los recursos que se generan se reparten mal. Así, ya abierto el juego, uno de los primeros cruces entre algunos gobernadores y el ministro del Interior, Guillermo Francos, fue por un planteo para que el llamado Impuesto Pais se coparticipara con las provincias, casi por mitades. Hablan de una creación hija de la crítica escasez de dólares, pariente del cepo, que grava con el 30 por ciento la compra de divisas para atesoramiento y el pago de gastos en el exterior con tarjetas de crédito o de débito. El punto es que aun cuando el destino final de los fondos sea la Anses, el Pami y obras para vivienda social como marcan las normas, la plata pasa por la caja del Tesoro Nacional y puede ser utilizada, al menos transitoriamente, para gastos de la Nación hasta que termine donde corresponde. Estamos hablando de plata segura, a menudo engordada por devaluaciones que corren detrás de la inflación. En cifras del año 2023, la recaudación del Impuesto Pais dejó 1,5 billones de pesos, un monto similar al que aportaron las retenciones y la mitad del Impuesto al Cheque. Recursos de primera clase, que superaron en un 335 por ciento nominal a los del 2022 y, por lo mismo, le sacaron 124 puntos porcentuales a la inflación del 211 por ciento. Y que saltaron un impresionante 1.252 por ciento en enero. Se entiende, pues, por qué el presidente Javier Milei cortó el debate apenas asomó, sacó al fruto de la discordia de la Ley Ómnibus y dejó el reparto tal cual estaba al comienzo: todo pasa por la estación Estado Nacional.
LAS RETENCIONES Y MILEI
Algo semejante sucedió con el aumento de las retenciones a las exportaciones de subproductos de la soja, a las de maíz, trigo y carne, más el batifondo que levantó el anuncio. Detrás de la medida había un dato central y, de seguido, una montaña de dólares que no se coparticipan apuntando a 2024. Según proyecciones de fuentes especializadas, este año habría un incremento en las exportaciones del campo calculado en arriba de US$ 13.000 millones. La cuenta completa rondaría los US$ 32.000 millones y anticipa que se recuperará la pérdida que la sequía provocó el año pasado. También, que el aumento de las retenciones le reportaría a la Nación un extra de US$ 1.600 millones. Puesta de este modo y sin computar el efecto de la súper devaluación de Milei, la ecuación significa pérdida para los productores o pérdida de ganar y recaudación pura y de la buena para el ministro Luis Caputo. Obviamente, ni una sola palabra de la Casa Rosada sobre el asunto y menos que menos la palabra coparticipación. Añadido al cuadro general, un informe del especialista Nadin Argañaráz pone en perspectiva las cuentas de enero 2024, empezando por la caída nominal del 213% que las transferencias por coparticipación a las provincias acusaron respecto de enero de 2022. Computada una inflación del 20%, la caída nominal vira hacia una baja real del 11%. La explicación cae limpia sobre el impacto de la reforma en el Impuesto a las Ganancias que impuso el candidato Sergio Massa y que golpeó, sobre todo, a los recursos provinciales y entre ellos a los de Buenos Aires más que a ninguno. Significó un saque del 38,8% que convirtió a la coparticipación de enero en el peor registro de los últimos nueve años. Por si falta aclararlo, la marcha atrás con la reforma de Massa y la mejora en las cuentas provinciales que implicará regularizar las cosas deberán esperar a que se arreglen algunos tantos pendientes de la Ley Ómnibus. Todo, durante un tiempo que no pinta precisamente auspicioso para los impuestos asociados a la actividad económica: caída del 2,8% ha calculado el FMI o recalculado, pues una estimación anterior también daba 2,8% pero negativo.
LAS PROVINCIAS
El dato si se quiere atractivo es que aquí los números significan mucha plata, a veces disputas de poder y, desde luego, ganadores y perdedores. Las cifras que siguen pertenecen a una especie del repertorio fiscal que el kirchnerismo manejó como nadie. Se llaman «Transferencias Discrecionales», son recursos que surgen de subestimar la inflación y se administran desde la Casa Rosada según convenga a los intereses políticos del poder. Recontra previsible, en ese negocio la provincia de Buenos Aires y Axel Kicillof reinaron sin competencia entre el 2020 y el 2023. Un ejemplo redondo del juego aparece, justamente, en el 2023 de las elecciones encadenadas. Para empezar, la plata que ese año había en la caja rondaba los 14,5 billones de pesos y de ese, semejante paquete a Kicillof le tocó el 43%, o sea, alrededor de 6 billones. Para que se entienda mejor por qué los especialistas llaman discrecionales a esos fondos, valen algunos datos comparados del mismo 2023: a la Ciudad de Buenos Aires fue el 6,6% y a Chaco y Santa Fe, 4,2% por cabeza. En tren de completar el tablero, la hipótesis inflacionaria que se usó para definir los gastos presupuestarios fue 60% y la inflación real escaló al 211%. La diferencia fueron ingresos por fuera del Presupuesto que el gobierno tuvo disponibles y manejó a su gusto. Ahora tenemos un caso parecido, empezando por el contraste entre una inflación que el Presupuesto de 2023 prorrogado a 2024 y vigente proyecta en el 69,5% y el 213% que estiman los estudios que el Banco Central consulta mensualmente. Un caso parecido o más o menos parecido, convendría aclarar. Es que en enero de este año las «Transferencias Discrecionales» caen un 98% real, descontada la inflación, contra 2023, lo cual, según Nadin Argañaráz, puede ser interpretado como una «virtual desaparición» de la cuenta. O sea, de una cuenta que en 2023 sumó 14,5 billones y en los cuatro años K, impresionantes 29 billones.