La delegación de deportistas argentinos, con los campeones olímpicos de vela Santiago Lange y Cecilia Carranza como abanderados, descontroló este viernes con saltos y cantos su ingreso a la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, distinta pero emotiva luego de la incertidumbre sobre su realización.
En un estadio Nacional que apenas contó con un millar de personas presentes en las tribunas, una reducida delegación albiceleste decidió romper los protocolos y se puso a saltar apenas pisó el corredor.
«Ooohh, argentino, es un sentimiento, no puedo parar», resonó fuertemente en cada uno de los rincones del estadio por los gritos de los deportistas, muchos de los cuales no pudieron estar porque deben competir en las próximas horas.
Otros, además, ni siquiera pudieron ingresar aún a la Villa Olímpica, ya que los nuevos protocolos determinan que pueden hacerlo cinco días antes de su competencia.
Fue tal el «pogo» de los albiceleste que la cuenta oficial de los Juegos Olímpicos de Tokio reflejó el momento con un ocurrente tuit.
«Cálmate, Argentina. Es broma, ¡estamos tan emocionados como tú!», tuiteó sobre el momento de los saltos, abrazo y cantos en pleno estadio Nacional.
Lange y Carranza avanzaron agitando la bandera y con lágrimas en los ojos, producto de la emoción para dos de los máximos representantes olímpicos de esta era. Los campeones en Río 2016 en la clase mixta Nacra 17 de vela se abrazaron y recordaron también al atleta Brian Toledo, quien falleció en un accidente de tránsito el 27 de febrero de 2020.
Particularidades de un momento muy esperado.
Puntualmente a las 8:00, se inició la ceremonia inaugural distinta, que intentó representar lo ocurrido desde Río 2016 hasta este momento especial, con mención para la pandemia de coronavirus que obligó a la postergación por un año de estos Juegos Olímpicos.
Una alegoría del comienzo de todo fue el puntapié, con una semilla que da lugar a una planta que crece, fuegos artificiales fiel al estilo nipón y el recuerdo del momento en que, en Buenos Aires en 2013, se anunció a Tokio como sede.
Seguido de esto, aparecieron clips de todos los años de preparación de los atletas hasta 2020, cuando las luces se apagan y se mostraron las calles vacías de las ciudades más importantes del mundo, producto de la cuarentena obligatoria.
Enseguida, un atleta enchufó un cable enorme y empezaron a reactivarse las imágenes, ahora con los deportistas entrenando desde casa, utilizando su ingenio para simular de la mejor manera posible.
Luego del izamiento de la bandera de Japón, llegó uno de los principales detalles de la ceremonia: tras una presentación de percusión sobre madera, se «construyeron» los cinco anillos olímpicos y ocuparon la escena.
La particularidad es que esas gigantescas estructuras de cuatro metros de alto se realizaron con árboles de todo el mundo que fueron plantados en los Juegos Olímpicos de 1964, en la misma ciudad, cuando a todos los deportistas se les pidió que llevaran semillas de su país.
Tras el paso de una orquesta en vivo, llegó uno de los momentos más esperados que es el desfile de las delegaciones, con Grecia a la cabeza como siempre, y Argentina en el noveno lugar, ya que se tomó en cuenta el orden alfabético japonés, por ser anfitrión.
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