Por María Herminia Grande
Argentina viene esbozando (en cuanto a sus acciones políticas) un trabajo en espejo entre coalición gobernante y opositora. Según el doctor Carlos Germano, «en las dos coaliciones se privilegió el cómo llegar, no qué hacer al llegar».
El resultado de la elección de medio término del 14 de noviembre dejó más amateurismo con ingredientes de odio, para seguir amasando una grieta destituyente e inservible para la solución de los problemas argentinos. Y aquí reitero una enorme preocupación ciudadana con mi responsabilidad periodística: la política desertó de su rol de vehículo posibilitador de resolución de los problemas de la sociedad. Esto de por sí es grave, pero lo es aún más dado que, como en la física, el espacio que no ocupan los unos (democráticos), lo ocupan los otros (organizaciones criminales, narcotraficantes, etcétera).
Argentina necesita que sus dirigentes políticos reaccionen. El camino de los jóvenes (ni siquiera para quienes pueden) es Ezeiza. Resulta interesante ver el proceso de Chile, donde tras resistir y proponer, en quince años, uno de ellos llega a la presidencia de la nación. Gabriel Boric, según el licenciado Gilberto Aranda, fue en contra de la decisión de su propio partido aquel 18 de octubre de 2019 y pactó a título personal por la consolidación de un Congreso Constituyente.
También el proceso electoral chileno deja otra enseñanza, que no sólo es para el país hermano. Dice Gilberto Aranda: «La segunda vuelta nos dejó la moderación como mensaje». ¿La política argentina podrá recoger el guante de la moderación?
A pesar de las dificultades, la página de las oportunidades 2022 para Argentina está en blanco. A propósito y ante tanto pesimismo de los actores decisivos en nuestro país, creo conveniente tomar algunos conceptos de un trabajo publicado en la revista Energía y Negocios por el ingeniero Raúl Bertero, vicedecano de la Facultad de Ingeniería de la UBA y presidente del Ceare, «Transición energética en Argentina: de todo laberinto se sale por arriba», donde rebate con argumentos sólidos la remanida frase «este país no tiene solución».
Sostiene el doctor Bertero: «Si levantáramos un poco la cabeza, veríamos las oportunidades excepcionales que el programa global de mitigación del Cambio Climático, conocido como Transición Energética, ofrece al país. No en el largo plazo, sino en este mismo oscuro presente en que nos encontramos. El potencial de los recursos de gas natural de Vaca Muerta, las condiciones extraordinarias de la Patagonia para la energía eólica y del Noroeste para la energía solar, las reservas de litio y la capacidad de fabricar baterías y automóviles, el desarrollo de la energía nuclear y la factibilidad de la producción a gran escala de hidrógeno verde y de hidrógeno azul, es un conjunto de condiciones que no existe en otros países del mundo. El mundo invertirá inmensas cantidades de dinero en esas nuevas tecnologías que Argentina puede producir con mejores condiciones que cualquier otro país del planeta».
La Transición Energética global y los extraordinarios recursos naturales y humanos nos ofrecen una oportunidad excepcional para re-industrializar y descentralizar el país. Ni la deuda externa ni el nivel del gasto público son nuestro verdadero problema. Por el contrario, es posible cumplir con los servicios que debe prestar el Estado y pagar la deuda pública mediante el crecimiento sostenido de la actividad privada, liberando e impulsando la imaginación, la creatividad y la innovación tecnológica de los agentes económicos. Las condiciones para ese crecimiento no son imposibles ni siquiera difíciles. Es necesario que reconstruyamos los puentes internos que permitan la discusión profunda y sensata de los problemas y los intereses de los distintos actores políticos, sociales y económicos. Terminar de una vez de acordar un programa con el FMI (donde necesitamos básicamente un período de gracia de 3 ó 4 años) y la focalización de los subsidios al transporte y la energía en quienes realmente no lo pueden pagar. Esto sería suficiente para equilibrar inicialmente el déficit fiscal.
Para mañana el Presidente ha citado a los gobernadores, CGT y empresarios (¿por qué no a los legisladores?) a una reunión, en la que el ministro Guzmán explicará detalles de las negociaciones con el FMI. Sumado a la propuesta del doctor Bertero, debiera aprovecharse esta reunión para trabajar conjuntamente sobre dos tópicos imprescindibles para Argentina: a) rol de las economías regionales en la recuperación económica y de empleo privado registrado para este 2022; b) combate al crimen organizado. El Gobierno nacional y los actores allí presentes debieran comprometerse, como lo hizo oportunamente el gobernador, Omar Perotti, de ir hasta el hueso contra la corrupción. Si en esto no hay coincidencias de todos los actores políticos y sociales, solo no se puede.
Publicado en Infobae
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