La bajante del río Paraná se sostiene a lo largo de toda su cuenca en los niveles más bajos de los últimos setenta años, lo que condiciona la navegación comercial, la generación de energía eléctrica y la vida de las comunidades ribereñas, mientras que las autoridades reiteraron su solicitud de «no derrochar» agua.
El Sistema Nacional para la Gestión Integral del Riesgo (Sinagir) reiteró este viernes que «la tendencia descendente observada en los niveles hídricos en la cuenca del Paraná y Paraguay va a predominar en los próximos tres meses; el escenario más probable indica una situación similar a la bajante de 1944».
En Barranqueras (Chaco) la tendencia fue descendente durante toda la semana y los niveles se encuentran 2 metros por debajo del límite de aguas bajas.
Sobre el Paraguay no se registraron lluvias significativas y la tendencia continuó descendente; en Rosario los niveles continúan en gradual disminución.
El panorama hidrometeorológico indica que continuará descendiendo la próxima semana; mientras que en el río Uruguay los niveles aún están por encima de las aguas bajas.
El organismo aclaró que «actualmente no está siendo afectada directamente (en particular lo relacionado al acceso de agua potable y saneamiento; como así también a eventos de remoción en masa en localidades linderas) la población en zona de influencia, pero las instituciones nacionales, provinciales y municipales tomaron previsiones en función del desnivel del cauce. Al día de la fecha no hay desplazamiento de medios federales en asistencia a la población».
El secretario de Articulación Federal de la Seguridad, Gabriel Fuks, dijo que «desde el Ministerio de Seguridad, se está centralizando la información de las distintas agencias del Estado en forma permanente a través del Sistema Nacional de Alerta y Monitoreo de Emergencias (Siname)».
«Este trabajo es muy importante para mitigar la afectación que puede producir los efectos de la bajante en la población y en el ambiente, la industria y los recursos estratégicos. Con toda la información recolectada se conforman mapas dinámicos de riesgo que permiten planificar con mayor eficiencia las acciones de apoyo y mitigación federal y la toma de decisiones», detalló.
La altura del río Paraná en Rosario creció un total de 0.4 metros desde la última medición realizada por la Universidad Nacional del Litoral, y continúa la bajante histórica que ya compromete el consumo de agua.
Actualmente, la altura actual del río en esa ciudad santafesina es de 0.23 metros de profundidad, en lo que ya es una bajante histórica, la más importante desde 1944, según indicaron voceros de Prefectura Naval a Télam.
En la bajante extraordinaria del río Paraná, el hidrómetro en el puerto de Corrientes registró una altura de 0,34 metros y la tendencia continúa en baja, según reportó este viernes el informe de la Prefectura Naval Argentina sobre el estado de los ríos.
Por la bajante récord, el jefe de Operaciones de Defensa Civil, Orlando Bertoni, en diálogo con la prensa calificó la situación de «preocupante» pero aseguró que «está asegurada el agua para la población».
La altura del río en el puerto de Posadas era de 9.85 metros ayer, mostrando un crecimiento con respecto del jueves, cuando estaba en 9.8 metros, afirmaron fuentes de la Prefectura Naval Argentina en la capital misionera.
También agregaron que en otros puertos importantes de la provincia los niveles se encontraban con pocas variaciones o estables como en el caso de Libertad, con un descenso de 4.3 a 4.1 metros; o Santa Ana, con 7.2 metros estables.
El río Paraná se mantiene estable con una altura de -29 centímetros frente al puerto de la capital entrerriana (debajo del nivel del mar), lo que configura la peor situación hídrica detectada desde 1944.
El Instituto Nacional del Agua (INA) indicó que la tendencia descendente «continuará predominando en los próximos tres meses» al menos.
Además, apuntó que julio será «especialmente crítico» y espera impactos en «las tomas de agua para consumo urbano, para refrigeración de centrales de generación eléctrica y de procesos industriales».
También alertó sobre problemas en «la navegación fluvial, fauna íctica, estabilidad de márgenes» y una «exposición a incendios en márgenes e islas».
El río Paraná inferior puede alcanzar su nivel más bajo hacia mediados de esta primavera y las potenciales lluvias traerían solo un alivio pasajero, consideró el ingeniero Juan Borús, subgerente de Sistemas de Información y Alerta Hidrológico del Instituto Nacional del Agua (INA), quien agregó que siguen «día a día la evolución de la bajante de las aguas y se van ajustando los escenarios posibles».
La represa hidroeléctrica de Yacyretá está operando con 12 de sus 20 turbinas generadoras, por la bajante del Paraná, lo que significa una reducción en la generación de energía de un 50%, que impacta en la oferta del sistema eléctrico argentino.
En la actualidad, el caudal del Paraná apenas supera los 6.000 metros cúbicos por segundo promedio (m3/s), con registros mínimos diarios de hasta 5.500 m3/s, lo que acerca al piso histórico de junio de 1944 de 5.800 m3/s, por la persistente escasez de precipitaciones aguas arriba.
«La situación afecta la generación y en la cantidad de energía que podemos entregar a los sistemas de Argentina y Paraguay», dijo a Télam el director ejecutivo de la Entidad Binacional Yacyretá (EBY), el misionero Ignacio Barrios Arrechea.
Télam