Por Gustavo Adolfo Ojeda
Para EL LIBERTADOR
En ediciones anteriores dimos a conocer el último trabajo literario de la sanroqueña Gladys Domínguez, radicada desde tiempo atrás en la pintoresca ciudad de Alta Gracia; su último libro Susurro de Camalotes se presentó en la 37ª Feria del Libro de la ciudad mediterránea, Córdoba. Hoy damos a conocer el trabajo de Biatriz Sena: Una vida y tres destinos. La escritora, oriunda de Alvear, tiene fuertes lazos afectivos con Caá Catí, tierra de poetas.
Para referirnos a su libro, nada mejor que sus propias palabras: «Una vida y tres destinos, es una historia singular donde la realidad y la ficción van de la mano».
Relato sencillo, necesario para llevar al lector a una amena y entretenida lectura. Ese es mi deseo.
Escribir, leer, es una elección que ayuda a elevarnos. La mente camina hacia nuevos horizontes.
Esta obra es el fruto de búsqueda interior y de largas horas de trabajo con el solo deseo de motivar o despertar interés en el lector.
Mi mejor terapia es estar siempre en el fascinante mundo de la narrativa. Vivir acompañada de una hoja de papel en blanco, haciendo que ella pierda su pureza, cuando el bolígrafo decide bailar dibujando letras, formando pensamientos, dando vida a los personajes de la novela…alimenta mi espíritu.
En medio del frenético ritmo de la sociedad moderna, escribiendo busco que mis horas de vida sean productivas. Y compartiendo momentos literarios trato de crecer cada día.
Con perseverancia y amor sigo la marcha del día a día, con pasos hacia adelante, en este mundo complejo voy caminando y dejando huellas.
Lo más importante es no dejar que la soledad extienda su manto sobre mi persona. Camino y camino sumergiendo mis pasos cada vez más en la actividad literaria.
Mi felicidad es leer y escribir, escribir y leer.
Sólo quisiera en mi caminar dejar lindas huellas y en este andar regalar al viento mis poemas, mis narraciones, para que vuele por el mundo mi loco soñar y quede prendido como broche de oro en algún lugar.
Quiero que las palabras amontonadas dentro de mi ser, caigan como cuentas de un rosario, rompiendo la monotonía de las hojas en blanco.
Una vida y tres destinos, novela corta, su lectura nos sumerge en un mundo donde se entrelazan la alegría, la angustia, la incertidumbre, la inseguridad, los miedos.
Se destaca en el desarrollo de la novela, el tema de la adopción como una de las expresiones más hermosas del amor.
Los testimonios expuestos revelan los diferentes sentires, quereres y pensares de quienes son adoptados y de los adoptantes.
Unos guardan manantial fresco, que les reporta alegrías y un caudal muy grande de aceptación.
Pero en todo hay una herida que permanece abierta. Otros, quedan marcados con cuotas de rencor, odio, desprecio y una latente rebeldía sin límites.
Diferentes maneras de aceptar lo que la vida les ofrece. Hay quienes de esta situación saben extraer la miel y no la hiel, para vivir en armonía.
Pareciera que logran desarrollar, a pesar del dolor, una vida normal y feliz.
Aunque siempre estará esa pregunta que la mayoría se hace ¿Por qué? ¿Por qué fui dado en adopción?
Una vida y tres destinos, novela para leerla y meditar sobre un tema muy importante: la adopción.
DE LA AUTORA
Biatriz Sena nació en Alvear, pero tiene fuertes lazos con Caá Catí; es docente jubilada, artista plástica y escritora. Defensora del medio ambiente, disertante en la prestigiosa Feria del Libro de Córdoba durante cinco años. Sembradora y plantadora de árboles nativos, sugiere permanentemente amor y respeto por nuestra flora y fauna. Invita a sembrar árboles nativos y pedir por la paz en el mundo.
PALABRAS
PRELIMINARES
Suele decirse que los argentinos descendemos de los barcos y en cierto modo a quienes lo sostienen no les falta un poco de razón. La inmigración hacia la República Argentina a fines del siglo XIX y comienzo del XX fue masiva. Era necesario llenar el país, por eso las autoridades de la época invitaron al mundo a poblarlo, desconociendo el derecho a la tierra de las naciones aborígenes.
Acá los inmigrantes prosperaron, se encariñaron con la Patria de adopción, ganaron el derecho al gentilicio por la fuerza del afecto y tuvieron hijos tan argentinos como los criollos, hijos que se casaron con criollos, que formaron una unidad con los habitantes arraigados de larga data.
Tal el caso de la familia Poniatouwsky, que afincada en Misiones ganó con sacrificio su lugar en la sociedad. Sólo les faltaba un hijo que los completara, pero aquel hijo, ansiado hasta la desesperación, no llegaba. Sin embargo, la vida siempre equilibra las cargas y con sus recovecos inefables puso una niña en su camino. Así, Milagros fue amada como lo que era, una luz en la existencia de esos seres que tanto la habían soñado, que vieron coronada su ilusión por su llegada.
Biatriz Sena pinta en su novela las vicisitudes de esta familia a lo largo de varias décadas, sus viajes por el país y su enroque con otras familias de un lejano imperio y lo hace con una prosa cuidada y plena de ternura, no exenta de dramatismo, porque la vida es eso, un juego interrelacionado de alegrías, una urdiembre de esfuerzos cotidianos donde se entrelazan puntadas felices que nutren, al decir de Jorge Manrique, esos ríos que van a dar a la mar. (Norma Fernández Paz.)
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