Un empresario correntino, oriundo de Saladas, que vive en la ciudad de Posadas fue víctima de un intento de homicidio el miércoles por la mañana, luego de que dos hombres en moto lo abordaran en su vivienda y dispararan varias veces con un arma de fuego. Por fortuna el hombre resultó con una herida de bala, pero está fuera de peligro.
El damnificado fue identificado como José Lorenzo A, de 35 años, y si bien la investigación recién comienza, pesquisas policiales y judiciales consideran que los delincuentes fueron a atentar con su vida o por lo menos a asustarlo, descartando en principio un ataque de motochorros.
Es que el denunciante ya había sido atacado en su casa en noviembre del año pasado, cuando desconocidos arrojaron una especie de granada con gas pimienta que llenó de humo su vivienda.
Según pudo reconstruir El Territorio en base a diferentes fuentes, el hecho ocurrió cerca de las 8 sobre la calle Ramírez del barrio Papini de la capital provincial, en cercanías a la avenida San Martín. La secuencia quedó registrada íntegramente por las cámaras de seguridad del denunciante.
Los primeros en acudir a la escena fueron los efectivos de la Comisaría Segunda, con jurisdicción en la zona. Ante los uniformados, el hombre, quien es farmacéutico y tendría una droguería, expresó que se encontraba abriendo el portón del garaje para ingresar a su vivienda cuando lo atacaron. Volvía de llevar a su pareja al trabajo.
Al detalle, dijo que los presuntos sicarios se movilizaban en un motocicleta de 125 cc, y que uno de ellos se bajó en cercanías al lugar y se acercó caminando hasta la construcción de dos plantas. Al parecer, el ladrido de los perros advirtió al farmacéutico de un peligro, por lo que miró hacia atrás y notó que la amenaza venía caminando con un arma en mano y el casco puesto.
Entonces empezaron los disparos y el hombre, que llegó a buscar refugio, recibió un tiro en el brazo, con orificio de entrada y salida pero que no generó ningún compromiso vascular o nervioso, dijeron las fuentes consultadas. También una bala le rozó a las altura de las costillas, generando sólo excoriaciones.
Otra bala pegó en su camioneta y dos en el portón, por lo que se registraron cuatro disparos. No se hallaron casquillos en la escena, por lo que el delincuente utilizó un revolver de bajo calibre, posiblemente un 22.
El herido fue trasladado al hospital Madariaga, donde quedó bajo observación, aunque está fuera de peligro. Lo que trascendió es que ante los uniformados el hombre dio algunas versiones inconsistentes sobre quién podría ser el responsable del ataque, señalando como trasfondo un mal negocio. Los detalles se mantienen en reserva para no entorpecer la pesquisa.
En este contexto, si bien lo primero que se descartó es un ataque de motochorros y la principal hipótesis es que se trató de un ataque de sicarios, los pesquisas no descartan que haya sido un apriete. “Si querían matarlo lo podrían hacer, el hombre llegó armado caminando y no expresó ninguna palabra antes de disparar”, especuló -palabras más o menos- una fuente de peso.
INVESTIGACIÓN
Ante la gravedad del hecho en el sitio se hicieron presentes autoridades del Juzgado y la Fiscalía de Instrucción N°6 de Posadas, a cargo del juez Ricardo Balor y el fiscal René Casals respectivamente. También autoridades de la Unidad Regional I, Investigaciones complejas y las direcciones de la Policía Científica, Homicidios y Cibercrimen, entre otros.
Se hicieron las pericias de rigor, se relevaron testimoniales en la zona y se extrajo material de cámaras de seguridad del domicilio y de la zona. Allí se detectó el primer elemento de peso: mediante las filmaciones se pudo reconstruir que luego del ataque a los delincuentes les costó encender la motocicleta e incluso tuvieron que empujarla para abandonar la escena.
Otra cámara de seguridad de un comercio cercano, en tanto, registró cómo el conductor -quien se cambió de remera- finalmente abandonó la moto, que fue secuestrada por la Policía. La moto había sido denunciada como robada el año pasado y también fue sometida a las pericias de rigor.
Sin embargo, lo que más llamó la atención de los investigadores fue un ataque reciente que sufrió la víctima.
El hecho ocurrió hace tres meses, el 13 de noviembre del año pasado, aunque la denuncia formal se concretó al día siguiente. El farmacéutico expresó que cerca de las 23 estaba durmiendo cuando de forma imprevista escuchó un fuerte estruendo en su habitación.
Relató que de forma inmediata el lugar se llenó de humo, por lo que rápidamente salió hacia afuera de la casa. En la vereda ya había tres guardias de seguridad privados, quienes acudieron al ver lo que estaba ocurriendo.
Según su testimonio, uno de ellos expresó que instantes antes había visto a un hombre con casco detenerse a pie sobre el lugar y arrojar un explosivo hacia el domicilio. Luego, esta persona, que vestía un short y a quien describió delgado, salió corriendo.
A lo lejos se escuchó que una motocicleta se encendió y aceleró raudamente, por lo que presumen que lo estaban esperando para huir.
Más allá del susto y la asfixia, nadie resultó herido ya que el denunciante es el único que vive en el lugar. Según se detalló en la escena se encontró un aerosol tipo granada de mano de gas lacrimógeno con la inscripción “Fábrica Militar”. La misma fue secuestrada por orden de las autoridades del Juzgado de Instrucción Uno, a cargo del juez Marcelo Cardozo, quien lleva adelante el caso.
En el lugar se incautaron imágenes de las cámaras de seguridad de la víctima que fueron incorporadas al expediente. Sobre la víctima, entonces dijo que no tenía inconvenientes con nadie, algo que ahora cambió. Al parecer, quien haya querido dejarle ese mensaje volvió ayer.
FUENTE: DIARIO EL TERRITORIO