El Banco Central sigue de compras y las reserva brutas ya superan los US$ 25.000 millones. Se alzó con otros US$117 millones el viernes y, de ese modo, sumó por vía de intervenciones US$ 802 millones más en la semana; sumó 31 ruedas consecutivas con adquisiciones. El Banco Central (Bcra) cerró otra semana -la séptima consecutiva- a plena compra de reservas, tras alzarse hoy con otros US$117 millones por sus intervenciones sobre el mercado y captar US$ 802 millones en la semana por esta vía. Por estos sostenidos ingresos, que suman US$ 3.032 millones en lo que va del mes y llegan a los US$ 5.928 millones si se toma desde el cambio de Gobierno, las reservas brutas o totales volvieron a superar la cota de los US$ 25.000 millones, luego de mantenerse por debajo de este nivel desde el 17 de octubre y tras haber tocado un mínimo de US$ 20.920 millones el 12 de diciembre. La racha de compras del Bcra, que se extendió ya por 31 jornadas, es la más significativa de los últimos 21 años. Pero la cosecha de dólares conseguida aún no alcanza para rescatar a las reservas de la zona de grave crisis con que terminÓ Sergio Massa su gestión, que dejó a la entidad con una tenencia neta negativa por US$ 11.500 millones, aún luego de haber dejado impagas importaciones aprobadas por el propio Gobierno por US$ 51.100 millones, según mostró el reempadronamiento de estos compromisos cerrado en la última semana. Esto sólo ayuda para ir logrando una sostenida recomposición de esa tenencia, que ahora se ubica en torno a -US$ 7.100 millones. La única duda del mercado radica en la continuidad de esta tendencia frente «al corsette impuesto por sectores de la política en el Parlamento, aunque no es un dato menor que ya en abril comenzará a llegar las liquidaciones de miles de millones de dólares relacionadas con la próxima cosecha gruesa. Los mercados se adelantan, «con buenas notas», pero la Argentina es Argentina y los cambios cuestan asumirlos, más cuando hay sectores de la política que poco entienden de la realidad que imponen los números de una economía que no tiene más secreto que no gastar más de lo que ingresa. En Estados Unidos es habitual comparar la sensación térmica de Wall Street, la de los mercados financieros, y la de «mainstreet», es decir de la calle. Esa comparación también es posible en el caso de la Argentina, donde se agrandaron las distancias entre ambos mundos. Mientras los inversores están de festejo a 45 días de la asunción de Javier Milei como Presidente, en la economía real la situación vive una realidad muy diferente. Es indudable que la expectativa entre los grandes bancos y las sociedades de Bolsa ha mejorado notoriamente desde que el libertario ganó la segunda vuelta electoral. El discurso pro mercado, las promesas de enfrentar los vencimientos de deuda y de ir a déficit fiscal cero resultaron música para los oídos de los inversores. Todo esto se manifestó en comportamientos concretos. Luego de un arranque flojo, las acciones argentinas que cotizan en Nueva York se recuperaron ampliamente. Las acciones bancarias, como el caso de Macro, ya están 10% arriba en enero, y Galicia incluso más, 12%. Otros papeles, como los relacionados a energía (YPF y Pampa), en cambio, vienen neutros. El mejor dentro de ese grupo sigue siendo Vista, la acción estrella de la Argentina. La petrolera de Miguel Gallucio ya batió récords por su evolución en el mercado en los últimos dos años y en el arranque de 2024 ya trepa casi 13%. Los bonos argentinos subieron hasta 8% en dólares y las acciones argentinas en Wall Street hasta 13%. Ayudó el buen clima en los mercados, con récord del índice Nasdaq, pero también la expectativa sobre una posible recuperación de la economía argentina, justo cuando atraviesa una severa caída de la actividad y el consumo. El entusiasmo de los mercados se refleja sobre todo en la firmeza de los bonos. El AL 30, que es el más corto que surgió del canje de Martín Guzmán, está volviendo a máximos desde la reestructuración de 2020. Luego de haber navegado en forma intrascendente en niveles de USD 25, ahora ya se acerca a niveles de USD 45, teniendo en cuenta los emitidos bajo ley Nueva York. El viernes fue otro día positivo y en lo que va del año ya sube 8%, mucho más que los títulos de duración más larga. El riesgo país reflejó esta mejora al menos parcialmente, con una disminución desde más de 2.100 puntos antes de la victoria de Milei a niveles por debajo de los 1.900 puntos básicos. Claro, que parte de esta fuerte mejoría en los activos argentinos también está relacionada con el buen clima de los mercados internacionales. El viernes, por ejemplo, el índice Nasdaq, que agrupa a las acciones tecnológicas, tocó un nuevo récord, y lo mismo había ocurrido hace dos días con el Dow Jones. ¿Cómo se explica esta supuesta contradicción entre la euforia bursátil y la fuerte caída de la actividad? No hay una respuesta certera, pero sí se pueden hacer conjeturas. La más obvia es que los mercados se adelantan. Pero el mejor momento para las acciones y los bonos argentinos de los últimos años contrasta con la fuerte caída de la actividad económica. La recesión se hace sentir en todos lados: la abrupta caída de ventas minoristas (en diciembre Came midió un derrumbe del 13%), mientras que la actividad industrial del sector Pyme se desplomó más de 26%. También los salarios sufrieron un desplome ante la elevada inflación de diciembre, que llegó al 25,5%. Es ni más ni menos que el «trago amargo» que describió el propio Milei, cuando planteó la necesidad de sincerar la economía ni bien asumió. En ese sentido, la expectativa es que la economía empiece a reactivarse a partir del ingreso de dólares de la cosecha gruesa. Además, también se espera que la inflación empiece a ceder, dando lugar a una suerte de círculo virtuoso. Claro que para saber si los inversores están o no haciendo una buena lectura de cómo seguirá la economía, habrá que esperar todavía varios meses. Mientras tanto, la expectativa juega a favor, al igual que un contexto internacional que resultó muy propicio para mercados emergentes en el arranque del año. El tiempo dirá si el Presidente puede llegar a cerrar el círculo que permita iniciar la fase de recuperación económica asociada a la baja sostenida de la inflación, que es el principal objetivo para lo cual, en este barajar y dar de nuevo, sería lógico que los que resisten las medidas que se propiciaran propongan otras, desde lo técnico económico, para cerrar los números, porque de eso se trata. Está claro que el ajuste más perverso es el de la inflación sostenida en el tiempo, y en apelar a la emisión o la toma de deuda para cubrir desfasajes que, en una sana administración, no debieran producirse. Quizá sea el tiempo de menos discursos políticos, o de derecho constitucional, para avanzar en un marco de consenso lógico con la realidad de los números, donde mueren las palabras.
La Corte Suprema llamada a asumir responsabilidades
En las últimas semanas hubieron distintas medidas cautelares dictadas por jueces de primera instancia y hasta de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo. Antes, un fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación hizo lugar a una demanda de la Ciudad Autónoma contra el Estado Nacional por la Coparticipación, que paso más de un año y no se cumplió. El caso adquiere relevancia institucional frente a lo que pareciera podría ser una avalancha de cautelares derivadas del DNU. Qué rol asumirá la Corte, después de la feria judicial, en defensa de su autoridad y su prestigio puesta en duda. Dista de ser un tema menor, en un país que busca volver a la normalidad. Jerarquizar la Corte es responsabilidad del propio Tribunal que debe hacer que sus fallos, que son la instancia final de todo proceso, sean cumplidos en tiempo y forma. En el caso de la controversia con la Capital con mayor razón. Ahí actúa como instancia originaria, esto es no como vía de revisión de causas de tribunales inferiores. De no ser así, porqué se pretendería que cautelares, dictadas por jueces inferiores, sean acatadas.
Un precedente que no se repitió
A fines de la década del ‘50, la Corte resolvió «un leading case» que fijó jurisprudencia por varios motivos, todos de primerísimo orden. Paradójicamente era una causa originada en los tribunales de Corrientes, y donde la parte demandada era nada menos que la Iglesia Católica y la Congregación de los Padres Salesianos por revocación de legados en base al incumplimiento de los cargos impuestos. En ese fallo se acuñó lo que terminó siendo una creación pretoriana del Alto Tribunal, al incorporar el concepto de arbitrariedad de sentencia, como fundamento del recurso extraordinario, algo que hasta entonces no existía. La causa llegaba a conocimiento de la Corte por cuarta vez, sin que, luego veinte años de pleito, se hubiera cumplido un fallo del Alto Tribunal de cuatro años atrás. Como se destacó en los considerandos de la sentencia firmada por todos los ministros de la Corte, en consideración a la prolongadísima duración del pleito y en atención a que se habían interpuesto antes tres recursos, todos resueltos favorablemente, el Tribunal resolvió dos aspectos centrales: por un lado acudir a la vía de excepción del Art. 16 de la Ley 48, y resolver sobre el fondo del asunto, sin un nuevo reenvío a los tribunales correntinos y por otro lado, y que es lo que guarda estrecha relación con el tema que nos ocupa, hacer cumplir su propia sentencia fijando, específicamente, un plazo perentorio de 30 días para ello. Importa recordar que se trataba de la Corte más prestigiosa en su composición. Fue la que designó Arturo Frondizi que junto con Raúl Alfonsín se destacaron por apelar a juristas de reconocido prestigio.
Del dicho al hecho hay mucho trecho
El fallo se dictó el 28 de diciembre de 1959. Intervenía, en representación de su esposa Luisa Amelia Llano, el doctor Delio J. Martínez, quien no sólo era un destacadísimo abogado del foro local, sino que había sido fiscal en el Chaco, designado por el Gobierno nacional en el año 1938 para perseguir al legendario bandido rural Mate Cocido y Presidente de la Cámara de Diputados de Corrientes como único legislador socialista que tuvo la provincia. Lo cierto es que, para que el fallo de la Corte se cumpla, lo cual llevó no 30 sino casi 90 días, el doctor Martínez tuvo que ponerle un 38, calibre largo, en la cabeza del presidente del Superior Tribunal de Justicia, Castor Flores Leyes, quien, despavorido, a la vista de todos y a pesar de su edad bajó corriendo las escaleras del viejo edificio de la calle Pellegrini 917. No eran tiempos fáciles, y, por entonces, la Iglesia y particularmente monseñor Francisco Vicentín, tenía un enorme poder y la decisión de ejercerlo al punto que los jueces se animaban a desacatar a la propia Corte. El relato adquiere relevancia porque está plasmado en las causas judiciales, y en los periódicos, tanto provinciales como nacionales de la época, que dieron cuenta del hecho del cual aún viven muchos testigos. Firmado el mandamiento para la entrega del campo, en el límite mismo con Misiones, tampoco ahí fue pacífica la cosa. En la manda se autorizaba la intervención de la Policía de San Carlos, y el uso de la fuerza pública, de la cual el doctor Delio Martínez hizo uso, como eximio conocedor del Derecho que era, además de ser un hombre de acción. A la fuerza pública debió apelarse para disolver un grupo de una decena de personas, instruidas para ello, que cerraban el paso, armados, y en actitud intimidatoria. Fue necesario que el doctor Martínez haga uso de una ráfaga de ametralladora, a los pies de los peones que impedían el cumplimiento del fallo de la Corte, para que recién ahí, se pueda avanzar, romper el candado y tomar posesión en legal forma. En el caso del fallo de la Corte, que imponía al Gobierno nacional la restitución de fondos de Coparticipación al Gobierno de la Ciudad, el mismo no se cumplió y paso más de un año. Los abogados ya no son los que eran antes. El interrogante abierto es qué pasará ahora con las cautelares que se vinieron dictando. Está claro que la Corte, por la salud de la República, debe dar el ejemplo, defender su autoridad y prestigio, de modo que se ordene naturalmente la sana administración de justicia.