Julio Manuel Pereyra es un docente con autismo que está al frente de la escuela itinerante Caminos de Tiza, una propuesta única en Latinoamérica. Su decisión de enseñar fuera de las aulas se origina en la necesidad de transformar realidades aplicando un sistema pedagógico de emergencia.
El proyecto inició en un basural en Paso de los Libres, Corrientes. “Encontrar niños comiendo, trabajando y viviendo de la basura en Corrientes, no escolarizados, con tasas discontinua y analfabetos, me llevó a replantearme que intervención educativa se necesitaba hacer en estos contextos, tanto que fueran desde el braille, la lengua de señas, la educación alternativa aumentativa, el guaraní, el re institucionalizar a los niños, pero desde procesos pedagógicos, es decir educando, el rol de un maestro, a la vez generar e impulsar políticas públicas”, explicó el maestro, que hace ocho años atrás se desempeñaba como director de un establecimiento educativo.
Desde entonces recorrió y enseñó en Corrientes, Chaco, Santiago del Estero y, desde hace tres años, está en Misiones, tarea que comparte con Yanina Rossi, otra educadora que padece macrotia, que es una malformación congénita de la oreja, y pérdida de un oído. Visitó 28 comunidades, creó 14 escuelas, 12 espacios de primera infancia y hace cuatro años está radicado en Misiones, trabajando con varias comunidades Mbyá y barrios, generando propuestas junto a Centros de Atención Primaria de la Salud y Centros Integradores Comunitarios.
UN LARGO CAMINO
Julio Manuel Pereyra nació en La Paloma, departamento de Rocha, Uruguay. Es licenciado en Ciencias de la Educación y Profesor de Historia, entre otros estudios, pero prefiere que se conozca la tarea que lleva adelante, más que sus títulos. Tiene 35 años, es un adulto con autismo y un ejemplo para derribar los prejuicios que existen sobre la Condición del Espectro Autista (CEA) en la mayoría de edad, tema del que poco se habla. “A veces creen que estoy enojado, solo hablo así”, aclaró en su entrevista a la Border Periodismo.
Él, como referente de la educación inclusiva, prefiere hablar solo de educación, sin etiquetas. Es el fundador de una escuela itinerante ‘Caminos de Tiza’, una propuesta de educación comunitaria única en Latinoamérica y premiada en Europa, India y Estados Unidos. Esta institución denuncia y previene el abuso sexual, los embarazos adolescentes y la trata de mujeres. También enseña a los niños a cuidarse de los animales ponzoñosos de la selva y a realizar cultivos. Su alumnado consta de 368 infantes de entre 5 y 14 años.
«LA DOCENCIA ME ELIGIÓ A MÍ»
“Yo creo que no elegí la docencia, la docencia me eligió a mí”, dice. En las prácticas comenzó a trabajar con estudiantes con discapacidad, y a generar su propia mirada sobre la educación inclusiva. “Si bien comencé estudiando el profesorado de Historia, luego empecé a formarme y hoy tengo una extraña mezcla entre profesor de educación especial, rural, intercultural bilingüe y más asociado a lo que es la inclusión educativa”, explicó. “Terminé en esto por convicciones filosóficas, ideológicas y pedagógicas, tomando como referente a Paulo Freire”, explica. Su mirada sobre inclusión educativa no está asociada solo a la discapacidad sino a pueblos originarios, educación para jóvenes y adultos y escuelas de frontera.
Sobre el compromiso de los educadores, Pereyra sostuvo: “En realidad la idea no es formar parte de, sino transformar propuestas, yo no pido que todos sean el maestro peregrino errante que soy yo, muchas veces las propuestas son simples, ayudar a los vecinos que están en la esquina, a los niños que después de post pandemia están con problemas de re escolarización, le está dando el wifi para que un niño pueda estudiar”.
PEDAGOGÍA DE EMERGENCIA
Sobre la metodología de trabajo aplicada, y que lo llevó a ser reconocido internacionalmente por distintas organizaciones, así como a ser replicada en la India, explicó: “Trabajamos una pedagogía de la emergencia, haciendo alfabetización inicial, apoyo escolar y lo que tiene que ver con procesos terapéuticos pedagógicos de niños con discapacidad. La idea es formar referentes pares trabajando con padres con auxiliares indígenas y educadores de primera infancia, en mecanismos y estrategias en atención especialmente a niños con dislexia, sordos, ciegos y todo lo que tiene que ver con problemática del aprendizaje”.
Asimismo, señaló que el logro real de Camino de Tiza está directamente relacionado con el impacto pedagógico. “En las 14 comunidades que trabajamos tenemos cero casos de dengue, no tenemos embarazo infantil, el 100% de los niños están escolarizados, erradicamos en analfabetismo a los mayores de 8 años, no tenemos casos de desnutrición, no hay un solo registro de trata de personas, algo muy significativo en el caso de Misiones, y no tenemos casos de abuso sexual. Esos son los grandes impactos de Caminos de Tiza, no hay una evolución en el sentido de que siempre fue estratégico y situacional, es atender la problemática propia y una pedagogía de la emergencia, cada comunidad necesita algo específico”, remarcó.
Fuentes: Info Libres y Border Periodismo.