Un grupo de extensionistas de las facultades de Ciencias Agrarias y Veterinarias capacitarán a productores familiares de San Cosme en técnicas de cultivo, conservación y suministro de forrajes destinados a la producción ganadera.
Esa utilidad y manejo contribuiría al modelo de economía circular que es sugerido por organismos oficiales, y es uno de los desafíos en la Agenda 2030 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Con el nombre de «Uso de cultivos regionales del NEA con potencial forrajero para la agricultura familiar», el proyecto apunta a difundir los usos y beneficios de la caña de azúcar y de la mandioca.
EN TERRENO
«En el Nordeste, las plantas de mandioca son cultivadas por pequeños productores para la cosecha de raíces amiláceas, desperdiciando las hojas, que poseen altos contenidos de proteína y minerales», explicó Ángela Burgos.
La propuesta consiste en recuperar materias primas locales, rústicas y de fácil acceso que puedan garantizar una dieta balanceada y una oferta estable de alimento «para pasar el bache invernal».
«Como investigadoras de la Unne llevamos las investigaciones que se realizan y publican con rigor científico hasta el terreno de los productores. Es en el campo donde podemos comprobar que nuestros trabajos científicos son útiles a la sociedad. Saber que el trabajo silencioso puede hacer ruido afuera, entre los productores, es reconfortante», señaló, a su vez, Miriam Porta.
Ambas están a cargo de liderar un equipo de más de 30 extensionistas que capacitarán en lo que técnicamente se conoce como sistemas de producción y usos alternativos de cultivos regionales.
Coinciden en que el proyecto tendrá un impacto real en la medida que los productores comprueben que se ha mejorado la alimentación de sus animales, en el marco de un sistema productivo sustentable y eficiente «convirtiendo pasivos ambientales en activos nutricionales».
PROYECCIÓN
El equipo de extensionista visitará en los próximos días a los productores sancosmeños, oportunidad que aprovecharán para seleccionar aquellos establecimientos que cuenten con semilleros de los dos cultivos propuestos.
En esas chacras se preparará el suelo para plantar los lotes de caña de azúcar durante el mes de mayo y ya en septiembre hacer lo mismo con los de mandioca. Siguiendo este cronograma, para mediados de 2023 se estará en condiciones de cosechar parcelas para confeccionar forrajes conservados.
«Los productores logran tomar contacto con profesionales que les llevan soluciones reales y concretas, que los ayudan a ver las cosas desde otra perspectiva», explicaron.
Destacaron que «se genera un valioso espacio de aprendizaje interdisciplinar que permite fortalecer la formación de recursos humanos» y así, los productores, «se apropian de las tecnologías que pueden ayudarlos a cambiar su realidad».
.