El justicialismo nacional entró en debate luego de que se conociera la intención de Alberto Fernández de pedir pista para ir por un nuevo mandato. Ello, a pesar del sinfín de descalabros que generó durante su gestión. Líos institucionales y políticos que no fueron subsanados. Es más, con el paso del tiempo va sumando polémicas y acciones que lo dejan expuesto como una figura desgastada, sin uñas de guitarrero para navegar al frente del poder central y menos del PJ Nacional.
16-CONTRATAPA-15Así, los gobernadores justicialistas fueron los primeros en encender las alertas. Lo hicieron actuando por dos vertientes. Una de ella solo incluye a un mandatario. La otra, a la denominada Liga de Gobernadores.
En este último grupo, podrían ser parte hasta Sergio Uñac y Perotti. El sanjuanino, a pesar de tener habilitado para pugnar por otro período en su distrito, estaría con ganas de catapultar su imagen. Y lo del santafesino tampoco se descarta. Todo con la idea de aparecer como variable de postulación dentro de la pelea que -ya anticipan- se dará por la candidatura presidencial de 2023.
En esta iniciativa, también acompañaría Juan Schiaretti, el único que se animó a plantearla públicamente, por su postura «histórica» contra los designios del kirchnerismo puro, aunque con el paso del tiempo fue perdiendo credibilidad, en parte porque se cierra mucho sobre los intereses de Córdoba.
Otro de los que acompaña la empresa es el entrerriano, Gustavo Bordet, junto con el riojano Ricardo Quintela, y el catamarqueño Raúl Jalil. Además, se metería en la estrategia alguien que podría considerarse un «outsider», el misionero Omar Herrera Ahuad. Aunque este último no es del PJ y no tiene el poder real que lo detenta, sin disimulo, Carlos Rovira.
Resulta oportuno mencionar que en la provincia de la tierra colorada están que trinan. Ven por estas horas que Alberto estaría decidiendo entregar la Dirección de la Entidad Binacional Yacyretá a un formoseño (ver página 3), como tirón de orejas para Misiones, desde donde siempre supieron hacer valer su juego, más allá del color político que dirigiera el país, manteniendo un sitial fenomenal como lo es la hidroeléctrica ¿Y Corrientes? Ni con Macri se pudo, así que no entra en la discusión que, además, es meramente justicialista.
Retomando la diagramación de la agenda de los jefes territoriales del PJ, Daniel Scioli también habría pedido un lugar en las conversaciones, en las que es evidente lo que le falta al proyecto: una pata en la provincia de Buenos Aires, que concentra nada menos que casi el 40 por ciento del electorado nacional. Aunque está claro que Scioli no concentra el aparato político del peronismo bonaerense. Siquiera se piensa en Kicillof para este proyecto, a sabiendas de su ultra kirchnerismo y su alicaída espalda que sintió el rigor de los «barones del Conurbano» en el último turno electoral.
De esta forma, se planteará la pelea puertas adentro del partido de Perón, con los mandatarios provinciales justicialistas pugnando los lugares de poder más importantes que se pondrán en juego el año que viene. Tendrán en la otra vereda a Cristina y Máximo Kirchner. También al massismo, que a esta altura no se sabe qué representa en términos electorales. Y no se quedará atrás el espacio en formación que es el «albertismo», desde donde encendieron la mecha al instalar la reelección del Presidente. Es más, confían en que un buen resultado en la negociación con el FMI, les permita sumar adeptos y desgastar a algún núcleo que se llegara a formar solamente para escalar escaños.
¿Y EL OTRO BANDO?
El otro sector del PJ que surge de entre los gobernadores en la carrera hacia 2023 está encabezado por Jorge Milton Capitanich. Su figura es la de un peso pesado. Tiene una capacidad de maniobra que muchos de los que ven con buenos ojos hoy a la Liga de Gobernadores siquiera se imaginan alcanzar algún día. Además, tiene capacidad de gestión y conoce como pocos la botonera del poder.
El mandamás chaqueño, a la vez juega estratégicamente mediante el polo regional denominado Norte Grande, que lo tiene como principal figura.
Esta mesa de gestión y diálogo le da un poder de fuego importante, ya que cuenta con un aceitado diálogo con los titulares de los ejecutivos provinciales que fueron tentados a ir con la idea de Uñac y compañía, pero que hace un tiempo ya integran el consejo regional (Catamarca, Tucumán, La Rioja, Santiago del Estero, Salta y Misiones) y que a la vez suma Gildo Insfrán, de Formosa, otro exponente de fuste.
A ello, se debe añadir otra particularidad. Gracias a la mesa norteña, las conversaciones de «Coqui» también se dan de manera habitual con dos opositores. Los casos de Gerardo Morales, de Jujuy y, claro está, de Corrientes, Gustavo Valdés. Un detalle siempre a tener en cuenta al momento de iniciar una avanzada a escala nacional, el hecho de mantener la interacción con espacios relacionados a la oposición.
Pero, además de esta particular forma de administrar las relaciones políticas que posee el Gobernador del Chaco en la región, hay otro hecho concreto que podría considerarse una clara ventaja por sobre los demás.
Capitanich es uno de los pocos, si no el único, mandatario provincial que tiene el teléfono directo con Cristina Kirchner. Se sabe, tanto dentro como fuera del PJ, que es quien dirige la batuta y que hace meses se agarra la cabeza por quién eligió como «partenaire» presidencial.
Hace un par de semanas, «Coqui» fue recibido por la Vicepresidente de la Nación en Calafate, horas antes de Navidad. Se trata de un lugar al que no cualquiera llega con invitación expresa de la ex Jefa de Estado. En la oportunidad, ambos hablaron largo y tendido sobre diferentes cuestiones. Es que el chaqueño, hábil animal político, no se olvidó de gestionar algunos temas de interés para su distrito. Pero la charla habría abundado en estrategias para el armado electoral del año próximo.
No es una nimiedad que ello haya ocurrido. Más incluso teniendo en cuenta la consideración que Cristina tiene hacia Capitanich, a quien supo llevarlo como se Jefe de Gabinete.
De esta manera, son muchos los frentes abiertos, pero una sola decisión: no dar por hecho una reelección de Alberto, quien continúa errático e intransigente en cuestiones relacionadas con lo partidario. Lo que empeora su imagen, puesto que se trata además del titular del PJ Nacional.
Otro que sin ser gobernador tiene ya peso propio es el Ministro del Interior. Un hombre identificado con Cristina que es aceptado por el círculo rojo y del cual la propia oposición rescata sus códigos. Con llegada al Poder Judicial, «Wado» de Pedro deja que los rumores circulen, no los desmiente y está en el armado de una plana mayor para constituirse en alternativa. Aunque como alfil que es de la ex Presidente, mantiene una fina sintonía con Capitanich, con quien se mostró junto días atrás en Resistencia.
LOS QUE HACEN PUNTA. El Ministro del Interior y el Gobernador del Chaco son quienes aparecen mejor posicionados en la cartelera del PJ para 2023. Otros gobernadores coquetean, pero -hoy por hoy- la gran electora sigue siendo Cristina, que puede volcar los votos de la Provincia de Buenos Aires. En el camino quedó Juan Manzur, el propio Daniel Scioli, que cada tanto fantasea con su sueño incumplido y algunos gobernadores de provincias chicas que en una elección sin colegio electoral no cotizan en bolsa.
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