El cementerio público San Juan Bautista, de la ciudad de Corrientes, es el más antiguo que se posee.
El lugar, data del año 1871 y 1872, como resultado de la epidemia de fiebre amarilla que va a atravesar la ciudad, después de la Guerra del Paraguay. Como producto de las aguas contaminadas que se producen luego del conflicto.
Hasta ese momento, Corrientes contaba con un cementerio público, el de la Iglesia de la Cruz de los Milagros, ubicado desde 1828 aproximadamente, en la intersección de las calles Moreno y Salta.
Ese cementerio, con la epidemia, colapsa. Entonces, se habilitó uno de forma provisoria, hasta que se lo remplaza definitivamente con el San Juan Bautista.
El sitio, de a poco se va poblando con los primeros traslados de muchas familias que llevaron los restos de sus parientes.
Es así que comieza a levantarse los panteones, mausoleos, entre otros.
Teniendo como resultado, obras interesantes que resultaron tener riqueza histórica, escultórica y arquitectónica.
Su primer patio está lleno de estas obras, enriqueciendo el patrimonio cultural de la provincia de Corrientes, la región y el país.
Se encuentran al menos tres estilos arquitectónicos diferentes, correspondientes a distintas épocas. Así como las tumbas de unas 33 familias emblemáticas y de instituciones como la Sociedad Española o la Italiana.
Además, se hallan los restos de expectables vecinos, ciudadanos ilustres, figuras históricas y relevantes personalidades.
El primer panteón fue el de la familia Ceballos, del que hoy sólo queda una reja.
Entre las obras más antiguas están los panteones de los Díaz de Vivar (1884) y el de la Sociedad Italiana, que lo construyó Coll (1887).
Había muchas esculturas como por ejemplo el de la «Dolorosa», que trajeron de París, firmada por un escultor de apellido Carpentier (1909).
Obras de Luis Perlotti como el Sagrado Corazón de Jesús y otras representaciones religiosas.
Era común que se tallaran rostros, bustos y efigies.
Los Goñi también hicieron trabajos increíbles en mármol en el mausoleo de los Pampín.
Hasta 1940 se invertía mucho en sepulturas, era sinónimo de estatus social tener un panteón.
Lo que ha motivado a la sanción de la ordenanza Nº 5.049/09 que declara el primer patio del lugar «de interés patrimonial e histórico y arquitectónico».
El cementerio, se encuentra en un proceso de puesta en valor integral y las refacciones necesarias para el cumplimiento de la ordenanza 5.049/09 que instrumenta los medios legales a los efectos de preservar el «patio histórico» de la necrópolis.
También, poner en valor las bóvedas, sepulturas, esculturas, mausoleos.
Proveer al mantenimiento de los mismos, particularmente de aquellos que guardan los restos de expectables figuras de la historia de la provincia.
Así, se podrá preparar de forma conveniente el área de protección patrimonial, para desarrollar un producto de tanatoturismo, como un atractivo en la ciudad.
El cementerio es testimonio fiel de nuestra historia.
Historia detrás del mausoleo
El 4 de junio ocurrió una tragedia que enlutó a la sociedad correntina en 1922, cuando en un siniestro náutico murieron Fernando Pampín, Ana María Meabe, una hermana y una prima de ella.
Esta muerte estuvo rodeada de varios presagios y dio origen a una leyenda en torno a la casa que se encuentra por calle 25 de Mayo, que nunca pudo ser usada como vivienda.
Ana y Fernando descansan en un mausoleo con el resto de la familia Pampín.
María Mantilla fue quien dedica este monumento a Juan Vicente Pampín.
La obra representa el momento en que ella asiste a su esposo en su lecho de muerte.
Es una escultura emblemática. Este panteón es una bódeva, se ve el monumento por fuera, pero el enterramiento es subterráneo.
Fue realizada por los marmoleros Goñi, reconocida familia en la ciudad de Corrientes, a principios del siglo XX, obra que data de 1910.
Tener un panteón en aquella época, era tener status social y así lo hacían ver las construcciones de la necrópolis.
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