Choripán y la Argentina, dos palabras que nacieron para estar juntas. Ya sea a la salida de un partido, de un recital o de una marcha política, siempre hay a mano un puesto en donde se puede degustar de unos choripanes.
Con la pandemia de coronavirus casi en sus tiempos finales, de a poco se van conociendo los costos ocultos de la crisis sanitaria y económica. En el sector gastronómico, es bien sabido la cantidad de bares, restaurantes, pizzerías, cafeterías y heladerías que tuvieron que cerrar de manera definitiva, primero por la cuarentena de 2020, y luego por las dificultades para reactivar el comercio en una paulatina vuelta a la normalidad.
Pero lo que no es de público conocimiento, es cómo afectó a los vendedores ambulantes, quienes trabajan en negro y a quienes siempre resulta más difícil tener una ganancia.
En el caso de la venta de los mismos, Gustavo Lazzari, gerente general de Frigorífico Cárdenas, y vicepresidente la Cámara Argentina de la Industria de Chacinados y Afines (Caicha), brindó algunos números acerca de la magnitud del declive comercial que generó la cuarentena en su rubro.
Según el empresario, se estima que se vendieron 1,2 millones de choripanes menos desde que comenzó la pandemia por la falta de público en las canchas de fútbol. En términos de números, esto representa 40 millones de pesos si se tiene en cuenta que el kilo está a $325.
Con las salvedades del caso, Lazzari calculó la falta de hinchas en dos torneos sin público, lo que representa al menos a 1.221.480 chorizos menos que se vendieron.
Fuente: la Opinión Austral