En el último tiempo se dio un auge de distintos emprendimientos o de Pequeñas y Medianas Empresas (Pyme) y detrás de cada uno de ellos hay una historia, un camino que se inicia con mucho valor y esfuerzo.
Ese es el caso de Laura Ortigoza, licenciada y profesora de Artes, en diálogo con EL LIBERTADOR relató que hace un tiempo inició en su casa con la confección de muebles para niños, luego lo empezó a vender en ferias y a partir de allí sintió la necesidad de expandirse y con mucha persistencia fue perfeccionando su producto hasta instalarse en un galpón y en la actualidad cuenta con una fábrica: Mbareté puertas, que la lleva adelante con su familia y un gran equipo.
«La madera siempre estuvo presente, con mi primer sueldo de trabajo, compré mis primeras herramientas manuales y comencé a trabajar con una línea didáctica infantiles que tiene que ver con el juego y con incorporar la didáctica motriz, con lo cognitivo y demás. Está muy ligado a mí, al arte y el diseño», describió.
Señaló que en 2014, cuando nace su tercera hija Emma, se fortaleció su visión: «Trabajaba en el garaje de mi casa. Compré una combinada, una manual y con mis otros dos chicos empezamos a trabajar con eso, a hacer muebles chiquititos. Todo lo que era juguetitos».
FERIANTE
Es así que empezó a vender en ferias y a partir de allí se fue plantando en el diseño, la modalidad en la que trabajaba, los colores.
«Pero llegó un momento en que era poco rentable, porque los muebles de chicos hay como una demanda, pero generalmente las personas compran muebles con otra proyección. Entonces lo mío siempre pasó a ser artesanal, yo quería un poco más y me tiré para los muebles más grandes. Y así conocí a un carpintero que me enseñó a colocar correderas, a poder medir y optimizar los cortes, y así eso me fue abriendo otro panorama. Hasta que tuve la posibilidad de poder alquilar el primer galpón», recordó.
LA CLAVE
En su recorrido señaló que la pandemia fue determinante en su historia laboral ya que las restricciones impedían que puedan ingresar con muebles a las casas, aunque abrió otro horizonte.
«Y bueno, empecé a hacer puertas graneras y todas las variedades. No podía incorporar otros materiales, que solamente era la madera en ese momento. Así comencé de a poco y hoy por hoy es una fábrica de puertas en serie. Se trabaja en volumen, se trabaja en forma privada. O sea, hay arquitectos que necesitan puertas especiales, por ejemplo. Para darte un ejemplo, la mina con marco de aluminio que midan 2 metros 50 de alto por 85. Claro. La profundidad, puertas pivot».
UBICACIÓN
Es así que Mbareté puertas se dedica a la elaboración de puertas en pino, eucalipto, paraíso, también arman prensas hidráulicas y se ubica -recientemente mudados- a la altura de avenida Centenario al 4.700, en una calle que se llama Basavilbaso Nº 901.
Como parte del proceso también contó con la asistencia del programa provincial Emprendedores Somos todos, con la entrega de una perforadora que es la que hace donde pasa la boca llave y la cerradura.
Actualmente toda la familia forma parte de la pequeña empresa que supieron levantar y que lo logró a pulmón y sin bajar los brazos.
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