Una nota firmada por Walter Schmidt, prosecretario de redacción del «gran diario argentino», instaló con fuerza la posibilidad de un acuerdo de trastienda por el que, desde Buenos Aires, la Presidente del PJ Nacional -que asumiría el miércoles venidero- podría bendecir la postulación de Ricardo Colombi como candidato a la Gobernación, en desmedro del propio justicialismo de Corrientes. En la operación se involucró al ex camporista, José Ottavis, quien sería el nexo entre ella y el mercedeño ¿Clarín miente? ¿Operación de prensa o globo de ensayo? Las especulaciones, a la orden del día, mientras Fernández de Kirchner, afecta a rápidas respuestas, desmentidas y polémicas vía Twitter, guarda por el momento un sugestivo silencio. Todo en medio de una interna que no logra encausarse, en un escenario donde se confirman de cuatro a cinco frentes con un final abierto. Lo que está claro es que la ex primera mandataria dista de tener la fuerza necesaria para domesticar a un peronismo correntino con personalidad propia, como que ni el propio Carlos Menem, con la suma del poder público, pudo imponer la fórmula Tato-Félix Machado en 2001.
20-CONTRATAPA-2Más allá del intento de negación esgrimido por uno de los integrantes de la nunca bien ponderada Cooperativa del PJ, Jorge Antonio Romero, lo cierto es que desde el Instituto Patria depositaron la confianza en uno de los fundadores de La Cámpora: José Ottavis, para habilitar canales de acción en Corrientes.
Pero lo curioso es que este ungimiento como referente local del justicialismo para ser nexo con Buenos Aires se da con alguien que hizo su carrera política en territorio bonaerense (donde fue Diputado) siendo uno de los partícipes primarios de la denominada «década ganada».
«El regreso del camporista José Ottavis, de la mano de la Virgen de Itatí y de Cristina Kirchner». Así tituló el diario Clarín, un medio al que habitualmente desde el kirchnerismo se descalifica con el latiguillo: «Clarín miente». Aun así, por el momento, «silencio de radio».
Un encabezado que describe casi a la perfección los condimentos que hoy posicionan al dirigente K en un lugar controversial desde la óptica de los compañeros correntinos.
Es que el ex novio de Moria Casán, Vicky Xipolitakis y de Mayra Mendoza se recluyó en Corrientes, donde se sumergió en la fe católica y en la ayuda social. Más precisamente en Monte Caseros, una localidad donde el kirchnerismo jugó fuerte en los últimos años, provocándole derrotas sucesivas al radicalismo encabezado localmente por el intendente, Juan Carlos Álvarez.
Adicto recuperado confeso, también sumó a su haber político el hecho de haber desfilado en Comodoro Py por la causa Cuadernos.
Con todo, Ottavis enfrenta cuestionamientos por su gestión en Monte Caseros, donde su fundación Amarte Argentina es objeto de denuncias de defraudación luego de que no construyera un complejo habitacional financiado con fondos públicos nacionales.
También, por ello, tuvo que dar explicaciones, asegurando que recibieron aportes y donaciones de terceros como así también del Estado nacional para llevar adelante «obras que mejoren la calidad de vida de la gente».
Otro laurel en su extenso derrotero dirigencial se conoció hace unas semanas, al figurar en el puesto 66 como Consejero nacional de la lista que encabezó Cristina Kirchner para la jefatura del Partido Justicialista, por la cual no alcanzó a competir por la exclusión del gobernador riojano, Ricardo Quintela.
Y su última «presea» se la colgó la semana pasada, cuando hizo las veces de coanfitrión en el Instituto Patria para un encuentro de Cristina Kirchner con dirigentes de un sector del justicialismo correntino.
De allí regresó sacando pecho, por un encuentro que duró más de dos horas, donde se analizaron temas como la convocatoria a elecciones en el PJ provincial, que se encuentra intervenido hace 5 años, con el objetivo de normalizarlo y cuya interna dista de ser seria.
Lo paradójico es que, quienes regresaron de esa reunión, aseguraron que Cristina comulgó con la idea de dar batalla en Corrientes con candidatos propios.
En este contexto y por aquello de que «quien calla otorga», la no desmentida a lo que se dice «un secreto a voces» puso en estado deliberativo al peronismo correntino.
El desafío, si se lo encarase, pasa por contener a la masa militante tras una candidatura ajena al partido, e impedir que, en la forzada, pueda mantenerse la boleta 2 en carrera, algo en lo que la propia Cristina tiene una incidencia relativa.
UNA TOPADA QUE NO ES PARA IMPROVISADOS. No es bailando con la más fea precisamente lo que expresa la gráfica, pero sí el escenario en el que se zambulló Ottavis, en una Provincia que nunca ha sido fácil cuando de discutir el poder político se trata. Para Cristina, todo un desafío. Es tiempo de escuchar a los que saben. Será esta la primera gran prueba como Presidente del PJ, cargo que asumirá el miércoles que viene. La ex Jefa de Estado deberá pensar en la relación «costo-beneficio», donde tiene más para perder que para ganar.
DE REOJO
Con todo este currículo de Ottavis, llama la atención de propios y extraños que se haya convertido en el exégeta local de Cristina. Su regreso como el ungido por Fernández de Kirchner encendió las alarmas en la política provincial.
Es que, entre todas las polémicas que lo rodearon y sus cuestionados vínculos políticos, también se advierte que es el canal de vinculación para negociar con Ricardo Colombi, quien buscaría la «pata peronista» para lidiar en su enfrentamiento con Gustavo Valdés.
Retomando en rol del camporista instalado en Monte Caseros, en Clarín advierten que las negociaciones entre Ottavis y Colombi son «un secreto a voces» en Corrientes. El ex mandatario provincial impulsó sin éxito una disputa judicial contra su sucesor, el gobernador Gustavo Valdés, por el control del partido. La controversia se resolvió con una intervención desde la UCR Nacional que convocó a elecciones internas.
En Buenos Aires dan por contado que su regreso a la política kirchnerista será paulatino, pero a paso firme. Lo hace instalándose como el exégeta de Cristina en Corrientes. Mientras el peronismo de Corrientes, como ya ocurrió en el pasado, se alista para resistir el «dedo de Buenos Aires».
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