El analista político Pascual Albanese relativizó que en la Confrontación entre los gobiernos nacional y el de la Ciudad de Buenos Aires «alguien salga ganando», en un marco de pandemia y cuando (luego de las declaraciones de Albanese) la Corte Suprema emitió un fallo que avaló la autonomía porteña (ver página 3). En cuanto al diferendo que se suscitó en el ámbito del Ministerio de Economía nacional, entre el ministro Martín Guzmán y el subsecretario de Energía, Federico Basualdo, el politólogo peronista fue contundente: eso refleja que «de un lado está la Casa de Gobierno y del otro, el Instituto Patria», este último una usina del kirchnerismo de paladar negro.
02-TAPA-POLITICA-3En declaraciones al programa La Otra Campana, que se emite por LT7 Radio Corrientes en dúplex con LT25 Radio Guaraní de Curuzú Cuatiá, así se refería Albanese a la coyuntura nacional:
Hay una nueva puja entre el Gobierno nacional y de la Ciudad. ¿Quién gana y pierde en este contexto?
-Lo primero que se me ocurre decir, es que en realidad en una confrontación de este tipo es prácticamente imposible que alguien gane. En todo caso, hay que ver cuál es el costo que cada una de las partes está dispuesta a asumir por las actitudes que está tomando. Desde el punto de vista sanitario, acá lo fundamental es el dato del auge del virus, el incremento de la pandemia y la necesidad de todos, tanto del Gobierno nacional, como el de la Ciudad, como de los 23 gobernadores de la Argentina, de ver cómo se maneja una situación sanitaria grave. Ese punto es lo suficientemente delicado como para estar muy por encima de la disputa política doméstica. Dicho esto, hay que decir que, desde el punto de vista de la realidad de los hechos, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, está manejándose en el límite de la confrontación, pero no ha traspasado el límite de la confrontación. Al haber colocado el diferendo en manos del Poder Judicial, hay una instancia decisiva, que está, acá sí, desde el punto de vista legal e institucional, por encima de las dos partes en disputa. Esto quiere decir que, por azar del destino, la Corte Suprema de Justicia de la Nación tiene en este episodio un rol protagónico, determinante y me animaría a decir, decisivo. Dicho esto, habría que señalar que en la Corte Suprema hay varios magistrados que tienen una vasta experiencia política y que por lo tanto, se va a medir sus decisiones, no solamente en relación a lo elemental que es el apego a la norma constitucional, sino también en cuanto a los tiempos y oportunidades de su decisión. Desde ese punto de vista, cabe prever que la Corte va a buscar algún mecanismo en la cual no haya vencedores, ni vencidos en términos políticos o por lo menos, no haya un vencedor claro y un derrotado claro. Podrá darle un poco más de razón a una parte que a la otra, pero nunca va a decir «La Nación tiene razón, la Ciudad está equivocada». O a la inversa. Por eso es que, al final de este camino, es inevitable que las dos partes tengan que reanudar su cooperación porque la pandemia manda.
TENSIONES
¿Hay tensiones en el Gobierno nacional?
-La tensión en lo que podríamos llamar dentro de la coalición gubernamental, tiene en este momento una expresión muy palpable, concreta y delicada, en el máximo nivel de Gobierno, a partir de este entredicho que se ha suscitado por el pedido de renuncia del subsecretario de Energía, Federico Basualdo, dicho por el ministro de Economía, Martín Guzmán, resistido por el kirchnerismo de paladar negro… Esto ha generado una situación de anomalía. Hay un Ministro que le pide la renuncia a un Subsecretario, este no renuncia y por el momento, ambos permanecen en el cargo, cosa que hay que ver cuántos días admite en el tiempo, con el agregado que una de las partes es nada menos que el Ministro de Economía de la Nación, que está a cargo de la negociación con el Fondo Monetario Internacional.
Parece como que hubiera un doble comando, ¿no?
-Dijiste bien, doble comando. Esto expresa los tres puntos que acabamos de tocar, esto es, el tema de las clases presenciales en la ciudad de Buenos Aires, se nota esa situación de ambivalencia dentro del Gobierno nacional, en el cual la línea más dura está acaudillada por el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, que de alguna forma representa al kirchnerismo más duro. Y la línea más blanda, que ha quedado desautorizada en esta instancia, ha sido la del ministro de Educación, Nicolás Trotta, un hombre de Alberto Fernández y que cuya propuesta de presencialidad administrada, ha quedado nuevamente desautorizada por el último decreto del Poder Ejecutivo Nacional. En el caso de las Paso, está claro que también hay una divergencia de criterios entre los gobernadores peronistas, el propio Gobierno nacional y por lo menos lo que se supone es la posición de Máximo Kirchner y La Cámpora, que curiosamente parecería ser que está más a favor de la realización de las Paso, porque ellos consideran que esa situación los beneficiaría en su plan de expansión política en la provincia de Buenos Aires. En el tercer tema, que es el que acabamos de señalar, que es el conflicto desatado en el Ministerio de Economía, está muy claro: de un lado está la Casa de Gobierno y en el otro, el Instituto Patria.
¿Qué pasará con las Paso?
-En este punto hay idas y venidas. Y en este caso cabe decir que las idas y venidas, corresponden al oficialismo, no a la oposición. Fue el Gobierno, en el sentido de los gobernadores peronistas, los que insistieron desde un principio la necesidad de postergar fechas electorales o aún de anular el mecanismo de las Paso. Por un momento pareció que se establecía un principio de acuerdo con la oposición de Juntos por el Cambio en la variante de la postergación de esa elección. Y eso tendría que haber tenido un trámite parlamentario relativamente veloz, puesto que estaban de acuerdo prácticamente todos los sectores involucrados, tanto en la Cámara de Diputados, como en el Senado. Curiosamente eso no sucedió, esto es, el Gobierno o el oficialismo no aceleró la concreción de una iniciativa propia y que ya estaba acordada con la oposición. Eso generó esta situación de incertidumbre.
La trampa sanitaria
¿Qué reflexiones finales nos podés dejar?
-Me sobran los minutos que vos me querés conceder para señalar un par de cosas que probablemente puedan ser de cierto interés. Me parece que hemos resumido en estos tres temas que hemos conversado, conflicto Nación-Cuidad de Buenos Aires, tema de las Paso y el tema Martín Guzmán y Ministerio de Economía. Los tres temas, probablemente, más relevantes de la coyuntura política. Hay que decir que estos temas se escriben en una situación, creo que lo señalé al principio, de dificultad seria de la Argentina en relación al tema sanitario. Esto es, el mundillo político está ilimitadamente obsesionado y no puede ser de otra manera, por los vericuetos, detalles y hasta los filmes, de la vida política. Pero la vida cotidiana de la inmensa mayoría de los argentinos, transcurre por otro lado y a veces muy alejada de este nivel de sofisticación de lo que podemos llamar «la clase política». Y esa vida de los argentinos, hoy, está atravesada por una cuestión fundamental, que es el tema pandemia y sus consecuencias. Cuando decimos consecuencias, decimos también consecuencias económicas y sociales, en cuanto a recesión y pobreza. Lo cierto es que, en ese sentido, hay que tener en cuenta, dicho con absoluta objetividad, que al Gobierno no le han salido las cosas demasiado bien. En el sentido de que las expectativas de un ritmo de vacunación que permitiera ir normalizando la actividad económica a lo largo de este año, se han visto contrastadas con una cantidad de dificultades, que no vienen al caso señalar, pero que son muchas. La consecuencia de eso es que el retorno a la normalidad o algo parecido a la normalidad, se ha ido demorando y se continúa demorando. La consecuencia a su vez de eso es que las perspectivas reales de recuperación económica de la Argentina que tiene una coyuntura internacional extremadamente favorable por los precios de nuestros productos de exportación, se ve también perjudicada por este agravamiento de la situación sanitaria. Y que eso, naturalmente se traduce en disconformidad social y en disconformidad política. Y acá sí volvemos al principio de todo, hay que ver si esa disconformidad se traduce y en qué medida, en las elecciones que se avecinan.