El padre de la docente que fue drogada por sus estudiantes en un colegio secundario de Colonia Liebieg, Hugo Correa dio su testimonio detallado de lo ocurrido. «El martes de la semana pasada, estando en mi casa, recibí un mensaje de mi hija Andrea pidiéndome desesperadamente que la buscara, pero no sabía dónde buscarla porque no contestaba los mensajes», relató a la prensa, según informó Digital Santo Tomé .
Como da clases tanto en Colonia Liebig, como Apóstoles, no sabía a qué escuela ir a buscarla. «Al llegar veo que ella sale a encontrarme sola, en un estado irreconocible», recordó. Le contó lo que una alumna de otro curso escuchó sobre las pastillas que le colocaron en el termo de agua, preocupada del efecto que tendría en combinación con los otros medicamentos recetados por ser diabética, hipertensa y con hipertiroidismo.
Bajo amenaza de sanción por parte de un directivo, que fue al aula al ser puesto al tanto por una preceptora, una alumna fue señalada como la responsable del hecho. Fuera del salón, confesó que se habían colocado tres pastillas de un ansiolítico.
«Luego de atenderla en el auto, le dije para llevarla al médico, y ella resolvió pasar primero a hacer una exposición policial. Yo la veía muy mal y estaba apurado por llevarla al médico. Cuando salía de la Comisaría la vi tambalearse, empezó a sentir más los efectos de la droga y a 10 kilómetros de Liegib se desvaneció totalmente», relató.
«Yo entré en un estado de desesperación y aceleré a toda la velocidad que daba el auto», evocó ese momento que como padre tuvo que atravesar. «Al llegar, paso por la casa de ella a buscar al marido para que me ayude y la llevamos directamente al hospital, donde estuvo casi cinco horas sin poder recobrar la conciencia», detalló. Estuvo siete horas internada, con un lavaje de estómago de por medio, y con estudios posteriores a realizarse para identificar si hay daños neurológicos.
PLANIFICADO
Al día siguiente, se puso al tanto de los avances de la investigación y se enteró que la alumna había actuado inducida por un compañero. «Fue un hecho planificado, no fue una travesura o algo espontáneo. La idea del chico no era ponerle drogas sino veneno para ratas, lo que sería mucho más grave, porque si este medicamento ya casi la mata, imagínense un anticoagulante», señaló Hugo.
«Además, si ella tenía que volver sola manejando su automóvil lo que le podría llegar a pasar si viniendo conmigo se durmió a escasos kilómetros de salir. Por eso, no voy a cansarme de agradecer a la alumna que se animó a hablar», resaltó.
En cuanto a los alumnos involucrados, manifestó no saber las medidas disciplinarias que fueron adoptadas, pero que habría una postura de los directivos de proteger a toda costa la identidad de los menores, por lo que lo más probable es que no reciban ninguna sanción, advirtió.
«Para mí, los chicos que hicieron eso están enfermos. Están demostrando que necesitan de atención y asistencia psicológica, lo que es una pena porque son chicos de 12 y 13 años, imagínense lo que pueden llegar a hacer cuando sean más grandes», enfatizó.
SIN
ACOMPAÑAMIENTO
El padre de la docente también señaló que los directivos de la escuela no acompañaron a la docente en ese momento. «Cuando yo llegué a buscarla ella salió sola, y yo creo que por humanidad, ética o simple compañerismo, los directivos la tenían que haber llevado directamente al médico en Liebig o en Apóstoles. No hay excusa de que no tenían vehículo, porque estaba el auto de ella ahí en la escuela», apuntó.
«Cuando yo voy a buscarla nadie salió a dar ninguna información, y hasta ahora no se expresaron al respecto. Más allá de esto, mi hija va a seguir dictando clases en esa escuela, ella es una buena trabajadora y vive de la docencia, pero en este momento está traumada con lo que pasó, va a necesitar ayuda psicológica seguramente».
.