Tras 21 años, el Seleccionado nacional de voley masculino estará nuevamente en una semifinal olímpica. Luego de superar por 3 a 2 a Italia en cuartos de final, sigue escribiendo su historia. Con una actuación colectiva, sumada al potencial individual, los argentinos fueron un golpe y con autoridad sobre otra potencia, sobre el último subcampeón olímpico.
En el Ariake Arena que podría haber sido cualquier club de nuestro país, con cantos, gritos y desahogos, la selección argentina de voleibol hizo historia: venció 3-2 a Italia (21-25, 25-23, 25-22, 14-25 y 15-12) y se metió en las semifinales de Tokio 2020. Una etapa que la encuentra por tercera vez, tras el bronce de Seúl 88 y el cuarto puesto de Sidney 2000. «Este equipo lleva los partidos donde quiere jugarlos, que sepan que no vamos a soltar la presa», apunta Conte con su último hilo de voz y un calambre que casi no lo deja caminar. Es el alma de ese aleteo. Facundo hijo de Hugo Conte, legendario jugador, melladista de bronce de 1988.
«Fortaleza mental, lucha y descaro». Las palabras clave que repiten los protagonistas tras el triunfo ante Italia. Al «ganar como sea» de los últimos partidos, ahora le sumaron el trabajo sobre la cabeza del rival. Es un equipo con capacidad de reacción. Lo hizo tras la dura derrota ante Brasil, cuando solo aparecían fantasmas, y lo demostró en cada uno de los partidos posteriores: 3-2 con Francia, 3-2 ante Túnez y 3-0 ante Estados Unidos. «Nos gusta molestar a las potencias», dice Conte, sin perder la calma. Son la mosca en la sopa.
La entrega no se negocia y los protagonistas se multiplican: son piezas que van encajando y se potencian. Están los experimentados, los que vienen de atrás, los que tienen su primera vivencia olímpica o los que buscan revancha. Ezequiel Palacios todavía renguea, pero no le preocupa. Hay un contagio entre todas las partes que empuja y no da margen para mirar para el costado. «Fue una demostración de todo lo que podemos dar. Y, en mi caso, sentía que me explotaba el tobillo, pero no me iban a sacar de la cancha. No había forma. No podía dejar al equipo y no lo voy a dejar nunca», señala tras hacer sonar las alarmas por una mala pisada, en un partido en el que aportó 18 puntos. Fue el segundo goleador del equipo, detrás de los 19 de Conte. Mientras los flashes se van con Bruno Lima y su tie break. Es su final soñado, de película. Cuando el desempate estaba 10-9 abajo, todo se revierte. Ya sea un saque o un smash, la pelota lleva su firma. Y es el que va cambiando la historia, el que va dejando sin fuerzas a Italia, el que le muestra que el plato está servido. Y deja su clave: «No tuve un buen partido, estuve errático, pero en ese momento me olvidé de todo. Busqué este momento y se dio. Me tocó a mí, pero pusimos todo. Es un equipo que siempre va para adelante y que está luchando por un sueño».
El sueño se repite en cada uno de los comentarios. «Estamos preparados para que suceda lo inesperado», había destacado Conte. Y sucede. Nadie se quiere despertar. «Quizás tomemos conciencia cuando se termine todo esto», comenta Lima. «Lo soñamos y tenemos otra chance en nuestras manos. Logramos algo que venimos buscando desde hace 10 años y cada uno aporta lo suyo», dice Sebastián Solé, una de las partes del triángulo del liderazgo (Conte-Solé-De Cecco). «Queremos un metal», se escucha. Oro, plata o bronce, el color está a dos partidos. La Argentina vuelve a estar en una semifinal y puertas adentro saben que el próximo será el duelo de sus vidas. No como presión, sino como exigencia. Y disfrute.
Y así lo resume Conte, en con la prensa en Tokio, «Creo que durante el cuarto set lo importante era volver a jugar, y aprovechar la ventaja. Me pone muy contento porque otra vez hicimos un paso importantísimo, el más importante que nos ha tocado hacer a este grupo. Ahora no miramos para atrás, solo miramos para arriba. Para seguir trepando no podemos relajarnos. Se viene el partido que siempre soñamos, el partido más importante de nuestras vidas. No es el momento de mirar para atrás, es el momento de creer, de vendarnos los dedos, de recuperarnos después de tantos 3-2, pero nos van a tener que sacar muertos, quedan dos pasos más y no es el momento de mirar para abajo ni para atrás, solo mirar para adelante e intentarlo».
El rival surgirá del duelo entre Brasil y Rusia (jueves 1 am), la Argentina enfrentará a Francia, el jueves, a las 9 (hora argentina).
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