Con el objetivo de abordar los nuevos desafíos que se presentan en el aula, más de 1.300 docentes católicos de la Arquidiócesis de Corrientes participaron de la 16ª Edición del Encuentro de Educadores Católicos que tuvo lugar en las instalaciones del Colegio Pío XI.
El evento fue organizado por la Junta Arquidiocesana para la Educación Católica (Jaec) bajo el lema Encontrarnos, compartir y celebrar. Participaron docentes y personal no docente de los colegios arzobispales y congregacionales.
Encabezaron el encuentro, el padre Ariel Weimann, Vicario Episcopal para la Educación Católica; y la Esp Aida Mudry, presidente de la Jaec. La conferencia central estuvo a cargo del doctor Claudio Ramos, quien se refirió al tema Una gestión escolar entre nuevas perspectivas e implicancias prácticas.
Cerca del mediodía, monseñor Andrés Stanovnik, arzobispo de Corrientes, presidió la Santa Misa donde dejó un mensaje muy especial a los educadores que se desempeñan en instituciones religiosas.
«Este evento es un encuentro de educadores católicos y es precisamente esa identidad la que establece la diferencia y la riqueza que tenemos para aportar a la educación en nuestra sociedad. Sin eso, perdería calidad y perdería sentido nuestro servicio educativo», expresó el religioso y añadió: «Lo que define la identidad del educador católico es su relación personal y comunitaria con Jesucristo, Él es el fundamento, es el que hace la diferencia de lo que podemos aportar a la comunidad. Él es la fuente de la visión cristiana».
Más tarde, mencionó que «la finalidad primera y principal de la educación no puede ser otra que la de capacitar para el encuentro, para el compartir y para el celebrar. Y para eso es necesario tener en el centro a la persona. Sin esto no se puede hablar de educación integral».
Luego de la misa, los docentes compartieron un almuerzo comunitario y para finalizar el encuentro, participaron del taller Emocionalidad del docente post pandemia.
El propósito de este evento, que se realiza hace 16 años, interrumpidos únicamente por la pandemia, es generar un espacio de encuentro fraterno y de trabajo fecundo, que anime y fortalezca la importante misión de educar como un acto de amor y de servicio.
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