Los fieles católicos celebraron hoy el Domingo de Ramos, con bendiciones en todas las iglesias. En Corrientes, la ceremonia central se realizó en la iglesia Catedral y fue presidida por el arzobispo Andrés Stanovnik.
Antes de bendecir los ramos, el arzobispo dio una breve homilía en la que aprovechó la coincidencia de la fecha religiosa con el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia, por ser un nuevo aniversario del inicio de la última dictadura militar.
Para comenzar su mensaje, la autoridad religiosa dijo: “¿Qué significa llevar un ramo bendecido el Domingo de Ramos a casa? Algunos piensan que el ramo bendecido tendría alguna propiedad curativa, o que mantiene alejados los malos espíritus. El significado principal que tiene la palma o el ramo de olivo es dar testimonio de la fe en Cristo, como el verdadero Mesías, y creer en su victoria pascua”.
Luego, continuó con una reflexión sobre el aniversario de la última dictadura: “Esta fe es la mejor defensa contra toda adversidad que se nos presenta en la vida. Adversidades y sufrimientos, por ejemplo, que provoca la fecha que conmemoramos hoy los argentinos, causa de profunda tensión, división y enfrentamiento que nos llevan a diversas y contrapuestas interpretaciones de la tragedia, que hemos vivido en la década del 70 y que aún no hemos superado, porque cada año que pasa duele más”.
“Los cristianos, los que creemos en la victoria pascual de Jesús, estamos convencidos que él nos indica el camino para superar todos los obstáculos, hasta el más detestable que es el odio conduce a la muerte y la soberbia que lo anticipa”, agregó.
Más adelante, reflexionó: «Esa expresión de amor total, hasta la entrega de la propia vida, es el único camino para llevar a feliz término la verdad, la justicia, el perdón y la reconciliación… Supliquemos la gracia de comprender, mirando a Jesús camino a Jerusalén, que es absolutamente necesario partir de un profundo deseo de amar al enemigo y de querer reconciliarnos con él, para sanar nuestra memoria, reparar el daño causado y abrirnos a la liberadora experiencia del perdón y la reconciliación”.
Para finalizar, el arzobispo comentó: “Esta semana es una semana para la reflexión y la oración, para entrar en nosotros mismos de la mano de Jesús y preguntarnos cuánto estamos dispuestos a seguirlo por el camino que él nos propone. Con Jesús vamos hacia la felicidad de la Pascua. No tengamos miedo a la invitación que él nos hace de abrazar la cruz, porque abrazada con Jesús, es clave para entrar en el gozo pascual”.