La desaparición de Loan Danilo Peña en un paraje de 9 de Julio tiene en vilo al país. Al desconcierto sobre su paradero con el rastrillaje de más de 12.000 hectáreas de campos y montes, se suman las sospechas de un secuestro o una presunta entrega orquestada por los tres adultos que fueron los últimos en verlo el pasado jueves 13 y que son, hasta el momento, los únicos detenidos por el hecho. La conmoción por su caso trajo a la memoria los casos de otros tres pequeños correntinos que llevan décadas desaparecidos y a quienes sólo sus familias siguen buscando: Carlitos González, de Santa Lucía; Natalia Soledad Falcón, de Capital; y Miguel Ángel Bejarano, de Esquina. Estas son sus historias.
CARLITOS: EL AUTO ROJO
A Carlitos González se lo llevaron cuando tenía dos años, de una fiesta de cumpleaños en el paraje La Bolsa, de Santa Lucía. Esa tarde del 26 de diciembre de 1993, estaba con su tía y mientras jugaba con otros chicos, desapareció sin que nadie se diera cuenta. Cuando la mujer se dio cuenta comenzó a gritar y pedir ayuda para buscarlo y fue entonces cuando tuvieron la única pista sobre lo que había pasado: al niño lo vieron llorando dentro de un auto rojo que iba en dirección a la Ruta Provincial Nº 27. Pasaron 30 años y su familia no volvió a verlo.
La búsqueda de Carlitos abarcó varias provincias y llegó hasta el Paraguay. Siempre con pistas firmes que luego se desvanecían. En 2018, la esperanza de un joven que compartía rasgos similares a los González y cuya edad coincidía con la que tendría que tener el chico en ese entonces, derivó en una prueba de ADN que finalmente dio negativo.
Esta semana, Carlos González, su padre fue uno de los colaboradores que llegó a 9 de Julio para buscar a Loan. En diálogo con Radio Sudamericana no dudó en afirmar: «Le pasó lo mismo que a mi hijo Carlitos hace 30 años. Él ya no está más en Argentina, espero que me equivoque pero esto estaba muy planeado».
NATALIA, CAMINO A LA ESCUELA
A Natalia Soledad Falcón, su mamá, Yolanda, la vio por última vez la mañana del 17 de mayo de 1994 en la puerta de su casa del barrio Santa Lucía. La nena de siete años se había quedado a dormir con su abuela y volvió a dejar su bicicleta y buscar su mochila para ir caminar a la escuela 369 César Rodolfo Telechea. Una amiga la esperaba siempre a la vuelta de la manzana para ir juntas, pero esa vez la niña nunca llegó a encontrarse con ella.
Yolanda cursaba el octavo mes de un embarazo de riesgo y por eso no pudo acompañar a su hija. Se dio cuenta de que algo no andaba bien recién cuatro horas después, porque todos los niños volvían de la escuela y Natalia no aparecía. Le avisó a su madre, Estela y juntas fueron a preguntarle a la maestra.
La docente les dijo algo que les heló la sangre y de lo que no se iban a olvidar más: Natalia no fue a clases esa mañana. Las dos mujeres fueron urgente a hacer la denuncia y desde ese primer momento, comenzó su calvario. «¿Sabe qué nos dijeron? Que teníamos que esperar 24 horas. Era una menor. Tenía siete años. Yo me desesperaba porque en esas cuatro horas que pensé que estaba en clases ya se la pudieron haber llevado a cualquier parte», recordó Yolanda a EL LIBERTADOR, en una entrevista publicada en junio de 2022.
Ella y su madre llegaron a ir a Paraguay buscando a Natalia. Allí una persona les dijo que había visto a la niña, que se la llevó gente de mucho dinero proveniente de Corrientes. Fue lo más cerca que estuvieron de encontrarla otra vez.
Hasta hoy, cada cumpleaños de su hija, Yolanda escribe su nombre y comparte su fotografía en páginas de Facebook de personas buscadas. No pierde la esperanza de que un día, Natalia reconozca la imagen y vuelva.
MIGUEL, SOLO A LA SIESTA
Miguel Ángel Bejarano desapareció la siesta del 25 de enero de 1998 cuando caminaba a la casa de unos familiares en la localidad de Esquina. Tenía nueve años y sus padres no volvieron a verlo. En su caso hubo marchas exigiendo su aparición y también una denuncia por trata de personas.
En 2014, su padre, Raúl Alberto Bejarano, dijo a los colegas de TN Goya que tenía pistas certeras de que su hijo había sido llevado al Paraguay, donde lo tenían en la estancia de quien sería un militar retirado, trabajando como jockey. «Yo denuncié a todos los que están involucrados. Fui al Juzgado pero nadie hizo nada. Me dijeron que cuando a Miguelito lo fueron a buscar a esa zona lo llevaron tres meses a Bolivia. El maestro que lo vio no quiere declarar, porque tiene miedo, porque no es fácil esa gente», dijo.
Los tres casos de búsqueda prescribieron cuando la Justicia calculó que estos niños perdidos pasaron la mayoría de edad. Hoy, Carlitos tendría 34 años, Natalia, 37, y Miguel también 34. Si alguien sabe algo, deben denunciarlo al 911.