En una hazaña que combinó aventura, fe y resistencia, los goyanos Sergio Insaurralde y Maximiliano Paleari realizaron una travesía en bicicleta de casi 900 kilómetros.
Su ruta bordeó el mar Cantábrico en el Norte de España y los llevó hasta la histórica ciudad de Santiago de Compostela.
La odisea, que duró 15 días, culminó el 25 de julio, coincidiendo con la Fiesta de Santiago Apóstol, patrono de Galicia y de toda España.
UNA CAMINO
CON HISTORIA
«Hemos peregrinado juntos dos goyanos en este proceso de búsqueda y de profundización de la fe y de otros aspectos de la vida», manifestaron Insaurralde y Paleari en una entrevista con Radio Power.
Ambos relataron cómo esta experiencia los marcará «para toda la vida», siendo una vivencia que va más allá del simple hecho de pedalear por kilómetros.
El Camino de Santiago, una ruta de peregrinación con siglos de historia, fue recorrido por estos jóvenes goyanos partiendo desde Irún, en la frontera con Francia. Atravesaron ciudades como San Sebastián, Santander, Bilbao y Gijón, enfrentando desafíos físicos significativos debido al terreno montañoso y las constantes subidas y bajadas.
DE TODO
EL MUNDO
«La mayoría de los peregrinos hacen el camino a pie, pero también algunos lo realizan en bicicletas, e incluso a caballo y en motos», explicó Paleari.
Resaltó la diversidad de nacionalidades entre los peregrinos que encontraron en su camino, incluyendo españoles, franceses, italianos, alemanes, estadounidenses, mexicanos, brasileños y argentinos.
EXPERIENCIAS
Y REFLEXIONES
«Fue una vivencia que me va a marcar para toda la vida. Disfruté muchísimo, conocí lugares y personas increíbles. Pude realmente vivir lo que es el Camino de Santiago y la cultura de los pueblos de esta parte de España», expresó Paleari.
«Yo no conocía mucho, vine a descubrir y a sorprenderme, como lo dije antes de partir. Pero me encantó, me maravilló todo lo vivido», afirmó.
«Tuve un compañero de camino espectacular. Solo, no creo que lo hubiera hecho esto», manifestó Paleari respecto a su compañero de travesía.
Destacó así la importancia del apoyo mutuo durante los momentos de cansancio y dificultad.
Y añadió: «Conocer a la gente de estos lugares de España fue una experiencia muy enriquecedora. Nos tocó alojarnos en albergues que eran casas de familia y nos quedábamos conversando hasta largas horas de la noche con los dueños que nos contaban sus historias».
Por su parte, Insaurralde expresó su gratitud por la experiencia y el desafío que representó realizar esta peregrinación antes de cumplir 50 años.
Inicialmente planeaba hacer el recorrido en solitario y también agradeció la compañía de Paleari.
«No somos nosotros quienes decidimos hacer este camino, sino que somos llamados a él. Santiago nos convoca a los que buscamos algo más. Yo no creo en la casualidad, sino en la causalidad. Dios nos unió en este camino a Maxi y a mí, dos goyanos buscando profundizar nuestra fe», concluyó.
Peregrinar: un encuentro con la espiritualidad
La travesía no sólo fue una prueba física para los goyanos, Sergio Insaurralde y Maximiliano Paleari, que recorrieron casi 900 kilómetros en bicicleta para llegar a la ciudad de Santiago de Compostela, sino también una profunda experiencia espiritual.
Insaurralde relató cómo el camino se convirtió en una «universidad de la vida», una oportunidad para el encuentro con uno mismo y con los demás.
Resaltó el trato humano y cercano de los habitantes locales, y cómo estos les ofrecían su hospitalidad y compartían sus historias.
«La magia y espiritualidad del camino se reflejan en el saludo de ‘buen día peregrino’, predisponiendo a una forma de peregrinar distinta», comentó Insaurralde en diálogo con Radio Power.
Destacó la belleza natural de los paisajes, desde bosques y montañas hasta valles y playas, y la admirable dedicación de peregrinos de todas las edades.
Ambos peregrinos enfatizaron en la importancia de compartir su experiencia para inspirar a otros. En la cuenta de Instagram @ciclovital_cicloturismo, compartieron fotos y videos de su travesía, para alentar en otros el espíritu de la peregrinación.
Paleari agradeció a todas las personas que los apoyaron antes, durante y después del viaje, incluyendo familiares, amigos y seguidores que enviaron ánimos y oraciones. «Esta peregrinación es para compartir, no es para guardarte», concluyó.
La aventura de Insaurralde y Paleari no sólo fue un viaje físico, sino una travesía de autodescubrimiento y fortalecimiento de la fe, una experiencia que seguramente quedará grabada en sus corazones para siempre.
Fotos: gentileza
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