Los periodistas Maria Ressa, de Filipinas, y Dimitri Muratov, de Rusia, ganaron este viernes el premio Nobel de la Paz por su lucha por la libertad de expresión, anunció el comité noruego, reconociendo así por primera vez el papel de la prensa independiente. Ressa y Muratov fueron galardonados «por sus esfuerzos para salvaguardar la libertad de expresión, que es una condición previa para la democracia y la paz duradera», dijo la presidenta del comité Nobel, Berit Reiss-Andersen, en Oslo.
GANADORES
Maria Ressa, de 58 años, experiodista de CNN y cofundadora de la página de información online Rappler, ha sido objeto en los últimos años de varias investigaciones, procesos judiciales y ha sufrido un intenso ciberacoso. Rappler ha publicado artículos críticos contra el jefe de Estado, Rodrigo Duterte, incluyendo su sangrienta y polémica lucha contra el narcotráfico.
«Nada es posible sin hechos», dijo Ressa, tras recibir la noticia del Nobel, e insistió en que «es el mejor momento» para ser periodista. «Los momentos más peligrosos son también los momentos en los que es más importante» el trabajo de periodista, explicó en una entrevista online retransmitida por Rappler. Ressa, que también tiene nacionalidad estadounidense, ya fue galardonada en abril con el Premio Mundial de la Libertad de Prensa Unesco/Guillermo Cano 2021, creado en memoria del periodista colombiano Guillermo Cano asesinado en 1986.
«El periodismo te pondrá a prueba mentalmente, intelectualmente, físicamente, moralmente», señaló la reportera, quien reconoció que Rappler no hubiera sobrevivido sin el apoyo recibido en los últimos cinco años de acoso por parte de las autoridades filipinas. Ressa fue elegida personalidad del año junto con otros periodistas por la revista Time en 2018 por su lucha contra la desinformación de, según ella, la «sofisticada maquinaria» de cuentas falsas vinculadas al entorno de Duterte para intimidar y silenciar a los críticos.
La periodista, que se enfrenta a siete casos criminales por presunta evasión de impuestos y vulneración de las leyes de propiedad de los medios, fue condenada en junio 2020 por ciberdifamación por un tribunal filipino. Tras ser condenada, alertó de que la «democracia está muriendo poco a poco» debido al ascenso de líderes autoritarias y populistas como Duterte y alertó de la manipulación en las redes sociales, sobre todo en plataformas como Facebook.
Por otro lado, Dimitri Muratov, de 59 años, es uno de los fundadores y jefe de redacción del periódico independiente ruso Novaya Gazeta, y «ha defendido desde hace décadas la libertad de expresión en Rusia en condiciones cada vez más difíciles», subrayó el jurado del Nobel. Novaya Gazeta ha sacado a la luz «la corrupción, la violencia policial, los arrestos ilegales, el fraude electoral y las ‘granjas de trolls'», señaló el comité, unos temas por los que ha pagado un alto precio: seis de sus periodistas fueron asesinados, entre ellos Anna Politkovskaya, muerta hace 15 años.
Muratov les dedicó el premio: «No puedo atribuirme el mérito. Es de Novaya Gazeta. Es de los que murieron defendiendo el derecho de la gente a la libertad de expresión», dijo. Novaya Gazeta fue creado en 1993 con la ayuda de Mijaíl Gorbachov, que precisamente destinó una parte del dinero que obtuvo al ganar el Nobel de la Paz tres años antes.
RECONICIMIENTO
El premio no es solo un mensaje a Rusia y Filipinas, según el comité noruego. «Por supuesto que condenamos la situación en estos dos países especialmente, pero quiero subrayar que condenamos también la situación en todos los países donde la actividad de los periodistas está limitada y donde la libertad de expresión está bajo presión», declaró Reiss-Andersen.
En 120 años de historia, el Nobel de la Paz nunca había reconocido la labor de una prensa independiente que fuerza a las autoridades a rendir cuentas y contribuye a luchar contra la desinformación. «El periodismo libre, independiente y de hechos sirve para proteger contra los abusos del poder, las mentiras y la propaganda de guerra», insistió la presidenta del comité del Nobel noruego.
Según la última clasificación anual de Reporteros Sin Fronteras (RSF) -una de las organizaciones que más sonaba entre los posibles ganadores del Nobel-, la situación de la libertad de prensa es problemática, difícil e incluso muy grave en el 73% de los 180 países analizados. La organización señala que, en lo que va de año, 24 reporteros profesionales han muerto y otros 350 siguen encarcelados. Este premio es «un llamado a la acción», reaccionó el secretario general de RSF, Christophe Deloire.
Fuente: Página 12