En el texto del Evangelio, Jesús aclara cuál es el modo de relacionarnos con Él y en qué consiste el verdadero parentenzco que debemos cultivar con Dios», dijo el arzobispo de Corrientes, monseñor Andrés Stanovnik al referirse a esa lectura del Sagrada Escritura, en la Misa central que presidió a la mañana por el 121ª aniversario de la Coronación Pontificia de la Virgen de Itatí.
En una jornada nublada y fría se realizaron las celebraciones en una localidad de calles y explanada de la Basílica vacías, ya que no se permite el ingreso de fieles que no tengan domicilio en la jurisdicción departamental debido a las medidas preventivas por la pandemia del Covid-19, aunque decenas de devotos lo hicieron hasta Ramada Paso y al templete en el acceso sobre la Ruta Nacional 12, donde un sacerdote los asistió espiritualmente y con bendiciones.
Del mensaje bíblico, el Arzobispo comentó que Jesús aprovecha el aviso que le hacen llegar, de que afuera estaban esperándolo su Madre y otros parientes, «para anunciar que todo el que hace la Voluntad de su Padre que está en el Cielo es su hermano, su hermana y su Madre». Agregó entonces que «con esa afirmación da por sentado que la relación de amistad con Jesús pasa por cumplir lo que Él mismo nos recuerda en el Padre Nuestro: que se haga su Voluntad en la Tierra como en el Cielo».
«¿Y cuál es la Voluntad de Dios para que sepamos cómo vivir y así coincidir con ella? Para responder a esa pregunta necesitamos mirar a Jesús, conocerlo más, amigarnos con Él y seguir sus pasos». Y tras preguntar «¿para qué?», puntualizó que es para «pensar, sentir, para actuar tal como lo haría Él».
«NO BASTA»
Fue aquí que advirtió que «de lo que acabamos de escuchar» en la lecutra del Evangelio, «podemos sacar algunas esneñanzas para nuestra vida cristiana; por ejemplo: no es suficiente con ir a la iglesia y después tratar mal a tu esposo, a tu esposa o a tus hijos; no basta con ser peregrino de la Virgen pero ser mal compañero en la calle, en el trabajo, en la escuela, en el negocio, en la oficina o en la función púbica», resaltó y alertó: «O pretender ser cristiano y estar de acuerdo con quitarle la vida a un ser que se está gestando en el vientre de su madre». En tanto en el contexto actual de pandemia puso igual énfasis en sostener que tampoco basta con aquellos actos «cuando se pone en riesgo la vida de los demás por no querer cumplir con las normas de protección que nos indican los que saben de esto, los profesionales de la salud».
COHERENCIA
«Amar a Dios, ser devoto de la Virgen, exige coherencia de vida que se hace visible y acredita su autenticidad cuando se expresa en el amor real y concreto al que tenemos al lado, con una especial atención al que nos cae mal, al que vive de otra manera o al que piensa distinto, aun en temas fundamentales para nuestra Fe», describió.
«La nota que distingue al cristiano -deletreó- es el amor, incluso al enemigo», por lo cual explicó que «los mártires son el testimonio más elocuente que nos señala cuál es la medida del amor que Jesús nos pide». Sin embargo no dejó de admitir que «eso es imposible por nuestras solas fuerzas; sólo con la gracia de Dios, como lo testimonia San Pablo: Yo lo puedo todo en Aquél que me fortalce».
Sostuvo que el motivo de la presencia en el templo es porque «sentimos la profunda necesidad de Dios, con la certeza de que la Virgen nos lleva hacia Él; que pese a la dureza de nuestros corazones y quizá también de lo poco que hemos avanzado en amar a Dios y al prójimo, es que nos dirigimos a vos, querida Madre, porque necesitamos convertirnos y cambiar de vida».
Entre otras afirmaciones, pidió a la Virgen que el próximo año puedan volver todos los peregrinos para esta fecha cara al sentimiento, no sólo de los correntinos sino de miles de devotos en el país y la región.