El Centro de Conservación Aguará difundió la semana pasada la historia de dos guacamayos Jacintos (azules) que habían llegado a la institución en muy mal estado, luego de ser rescatadas por agentes de Gendarmería. El caso de estas aves, cuya especie está en peligro de extinción, fue dado a conocer para concientizar a la población sobre las consecuencias del negocio ilegal que representa el tráfico de fauna silvestre, una actividad que aún está muy arraigada en la cultura popular.
«En enero, ingresaron al Centro Aguará dos ejemplares de guacamayos Jacintos (Anodorhynchus hyacinthinus). Los mismos fueron rescatados por la Gendarmería Nacional y entregados a nuestro centro por el Poder Judicial de la provincia del Chaco», comenzaron explicaron en una publicación que compartieron en sus redes sociales.
Sobre el estado en que fueron encontradas, remarcaron: «Las aves llegaron siendo pichones con signos de mala alimentación (bajo peso) y mal manejo (plumas con líneas de estrés, despeinadas y sucias)».
Pero seguidamente mencionaron los resultados del trabajo profesional y dedicado de los voluntarios para recuperarlas. «Actualmente se encuentran en el proceso de transición a plumaje juvenil y a una alimentación sólida. De igual manera, se les realiza un sondaje para embucharlos y asegurarnos su nutrición», detallaron.
Sobre la especie, mencionaron que es «exótica en Argentina». «Es decir que no tienen un área de distribución natural en el país. Por esta razón, se encuentran temporalmente al cuidado del Centro Aguará y luego serán derivadas a un centro de conservación en Brasil», remarcaron e insistieron: «Son guacamayos en estado vulnerable debido a la pérdida de su hábitat y el tráfico ilegal de especies».
COMERCIO
DAÑINO
No es la primera vez que deciden difundir estas historias con las imágenes de sus protagonistas. El objetivo es continuar con la tarea de concientización sobre la actividad dañina contra la fauna que implica el tráfico de fauna silvestre. Esta acción consiste en la «captura y comercialización de animales silvestres, causante de sufrimiento a través de la caza furtiva, el manejo inadecuado y las terribles condiciones de transporte y cautiverio a las que son sometidas», repiten.
Sin embargo, lo que insisten en destacar es que para que esta acción ilegal continúe llevándose a cabo, los principales responsables, son las propias personas que sostienen la práctica de convertir en mascotas a los ejemplares silvestres, principalmente a los loros, como en este caso, pero también a los carpinchos, zorros y monos.
«La demanda de disponer fauna silvestre como mascota es una de las tantas causas que fomenta esta actividad prohibida. Ley Nacional N° 22.421 Conservación de la fauna silvestre», advierten. En el caso de estos dos guacamayos, los encontraron a tiempo, pero miles de animales no tienen la misma suerte.