Cinthya nunca se imaginó lo que le tenía preparado la vida. Hoy, después de haber incorporado tantos aprendizajes, al ser consultada por EL LIBERTADOR cuál es el motor que la impulsa a seguir, ella sostuvo: «Me motiva emprender, trabajar y hacer. Me encanta ver como a la gente le gusta mi trabajo, ver su reacción».
Las cosas no le resultaron sencillas a lo largo del tiempo, aunque siempre se destacó por ser creativa. «Cuando era chiquita mi mamá me compraba pedazos de madera Balta y yo agarraba diarios o revistas, los transformaba en rollitos y hacía maquetas. Pero ahora siento que se me van los años y se me va la vida. Entonces tengo que hacer algo ya, antes de que se me pase el tiempo. Quiero aprovechar y hacer lo que no pude hacer antes. Igual, yo toda mi vida, hice cosas», recordó.
Cinthya estudió arquitectura, pasó por diseño gráfico y también por diseño de interiores. Si bien su pasión siempre fue la primera carrera que eligió, no la pudo concluir. Mientras cursaba conoció al papá de su hija y juntos se fueron a vivir al Sur. Allí fue madre por primera vez. «Mi hija fue buscada. Ella demandaba todo mi tiempo, era mi deber estar con ella y acompañarla. Entonces sólo estuve trabajando y me dedicaba a ella. Aunque a mí siempre me encantó hacer cosas con las manos, le doy gracias a Dios por eso», señaló.
PUNTO DE GIRO
Ya de vuelta en Corrientes, ella junto a su marido comenzaron a feriar. Entre los productos que ofrecían se encontraban cuadritos y cuadernos grabados con algunos versículos o frases cristianas impresas. Si bien la gente se acercaba y les gustaba, las ventas no se acercaban a lo que ellos esperaban. Pero había un público que siempre había sido fiel a sus productos: los niños. Cinthya tardó un tiempo en darse cuenta que quizás ellos eran el nicho que estaba buscando, a quienes debía abocarse.
«Acá tenemos que hacer algo para los chicos, le comento a mi marido. Porque venían solamente los niños a mirar las cosas que eran para gente grande. Entonces lo decidimos y nos pusimos a cortar y lijar todo el día para llevar juguetes a la próxima feria. Esa semana no sé cómo hicimos para comer, porque trabajábamos todo el día. Incluso mis hijos nos ayudaron», este fue el comienzo de todo.
«Las criaturas enloquecieron, venían a nuestro puesto a ordenar las verduritas y sus cajoncitos de madera. Les encantó todo lo que habíamos estado fabricando durante la semana. Yo considero que realmente Dios nos mandó y nos mostró todo lo que debíamos aprender porque nosotros no sabíamos trabajar con esos materiales. Necesitabamos vivir como cualquier emprendedor, tener un dinero. No sabíamos qué iba a pasar porque antes invertí mucha plata y no vendí nada», rememoró.
Cuestión de fe
«Fue Dios el que nos dio la idea, los dones y los talentos. Porque mi pareja estudiaba veterinaria, jamás agarró un serrucho o cortó una madera. Y hoy es impresionante todo lo que lleva hecho», comentó asombrada.
Luego, al ser consultada por lo importante que es la fe en su vida, detalló: «Yo siempre le pido a Dios que nos dé creatividad, que nos dé habilidades para seguir haciendo siempre lo que sea que él quiera. Porque la verdad que fue algo rarísimo. Nosotros jamás imaginamos que íbamos a hacer juguetes, nunca se nos pasó por la cabeza. Yo dejo que él me mueva y me guíe. Siempre, si no es de Dios, nada. Nosotros no tenemos armas. Podríamos, pero decidimos no hacerlas. Yo a mis hijos nunca les compré un juguete así. ¿Para qué comprarle un arma? ¿Cómo le vamos a enseñar los chicos a jugar a la guerra? ¿o a matarse?».
Variedad de productos
Entre lo que venden se puede encontrar una gran variedad de productos. Hay desde sonajeros para bebés, almohadones estampados con serigrafía, juguetes con descripción en Braille, hasta elementos didácticos que les solicitan psicopedagogas de otras provincias. En relación a la creatividad, rasgo que distingue al proyecto, comentó: «Ahora nos pidieron un tren, en general la mayoría de las veces hacemos juguetes y los vendemos, no trabajamos tanto a pedido porque no toda la gente nos conoce. Nosotros somos los únicos en Argentina y en el mundo que hicimos la Scaloneta. Hasta ahora no la vi en otro lado. Ese fue un homenaje que le hicimos a los jugadores. Yo los pinté a mano mirando la foto de cada uno».
A lo que agregó: «Lo primero que hicimos cuando empezó el Mundial fue hacer un colectivo. Cuando salió campeón del mundo, en esa semana agarré la fotito de los jugadores y me senté a pintar. El fin de semana en la feria toda la gente le sacaba fotos. Es un juguete original. Los chicos vienen, se acercan, les llama la atención. Son cosas que hacemos nosotros y no va a haber en otro lado».
Un anhelo
«Tengo el sueño de tener una juguetería diferente a las demás, en un local. Dios me dará el día de mañana la idea si él quiere. Hay gente que viene de otros lugares, como Tierra del Fuego, Salta o Uruguay y quedan encantados con los juguetes. Me encantaría vivir en otro lugar, donde haya mucho turismo. Ahí pondré todos mis juguetes, tendré todo en exhibición. Yo soy mucho de soñar, de creer, de pensar y de tener eso que se llama fe. Pienso en el día de mañana, por eso sigo haciendo y creando», comentó llena de ilusión.
Y continuó: «Quisiera tener una máquina que me pueda ayudar a cortar en serie y gente que pueda pintar, Porque yo soy la única que lo hace hasta ahora. Quizás dentro de un tiempo sea un poco más grande el emprendimiento. Me encantaría tener un terreno donde pueda plantar árboles, tener mi huerta y al costado un tallercito donde podamos trabajar. Porque la verdad que acá no tenemos lugar. Mi marido sale arriba a la terraza donde colgamos la ropa a cortar, así nos arreglamos para construir los juguetes».
Al ser consultada por cuáles son las metas a futuro describió: «Con el emprendimiento lo que me gustaría hacer es exportar. Este es otro objetivo. Nosotros fuimos creciendo en vez de ir cayendo, tuvimos más ideas y fuimos más creativos. Para mí tenemos que seguir porque tenemos actitudes, no podemos dejar esto. Además, a mí me encanta hacer juguetes. También me pongo a tejer y a hacer algunas flores. Eso me relaja».
En relación a ello, con mucho orgullo destacó que «ahora me dieron un premio en el Congreso de Mujeres. Me dieron una mención porque el emprendimiento es el triple impacto. Esto fue porque en un momento nos formamos en todo lo que es sustentable, para mejorar y aprender más. Eso le dio al emprendimiento más prestigio. Nosotros nos preparamos para mejorar, para crecer. Es un valor agregado que tiene el emprendimiento».
«Si desean realizar algún pedido, adquirir un juguete o conocer más sobre el emprendimiento se pueden comunicar al teléfono 3794-501-456 o escribirnos a nuestra cuenta de Instagram: @growandplay20», finalizó.
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