UNA JUGADA DE PIZARRÓN. Algo está claro y es que el aumento de las dietas, más que razonable, por cierto, fue una decisión de todos y cada uno de los senadores que avalaron no sólo la decisión, sino la forma de presentarla. A último momento, sin que esté en el temario, sin número de expedite, sin debate, y para ser votado sobre tablas, a mano alzada, de modo de que en cuestión de segundos quedara aprobada. "Todos estaban al tanto de que esto iba a pasar". La frase pertenece a un legislador que participó de la redacción del proyecto y refleja, con amargura y bronca, que la decisión de aumentarse las dietas que votaron los senadores contó con el aval de los miembros de la Cámara alta, a pesar de las críticas públicas lanzadas desde el oficialismo libertario y desde otros sectores políticos con representación una vez consumada la votación, porque no se bancaron las críticas de quienes hacen de la hipocresía una forma de hacer periodismo o política. La decisión de votar el proyecto sobre tablas se adoptó el miércoles al mediodía, en la reunión de jefes de bloque que encabezó la vicepresidente, Victoria Villarruel, en la que se definió el temario de la sesión celebrado este jueves. En ese encuentro se decidió que el tratamiento del proyecto se iba a votar sin debate para evitar incluirlo en el plan de labor, que es la hoja de ruta a seguir en cada sesión. De hecho, la iniciativa recién fue presentada de manera oficial a último momento, por lo que, cuando se resolvió tratarlo no había un número de expediente con el cual registrarlo. Esa determinación fue ratificada en otro encuentro celebrado unos minutos antes de que los legisladores bajaran al recinto. Un senador que estuvo en la elaboración de la iniciativa confió que el parámetro que se adoptó fue el de equiparar las dietas a lo que percibe un juez de primera instancia, lo cual da una pauta clara de que no hay seriedad en el tratamiento de un tema en el que debiera actuarse de otra forma.
La decisión del Senado de actualizar las dietas dio pie a que Milei se anote «un poroto» ante la ciudadanía, sensible ante esta temática. Pegó sin lástima, «con el cabo y con el arreador», bajo la línea de flotación. Algunos especulan que apunta a sostenerse en la opinión pública, donde aún tiene altos niveles de ponderación y a preparar el camino para las elecciones de medio tiempo donde busca darle músculo a las representaciones legislativas en ambas cámaras, trabajo político del que se encarga Karina Milei, de la mano de los Menem. El interrogante mayor es si finalmente el primer mandatario y Macri confluirán en una sola oferta electoral. No faltan los que creen que el Jefe de Estado, que fue muy lejos al mostrar una foto de la Cámara alta con ratas ocupando las bancas, apuntaría a doblegar las últimas resistencias de los legisladores para sacar las leyes que, desde el inicio de su gestión, no logra que se aprueben algo que preocupa al «círculo rojo» y a los centros de poder en el exterior. Una jugada de alto riesgo, acorde a la personalidad de un Presidente al que le gusta jugar sobre la cornisa. Lo notable es que no se avizora una oposición que tienda a consolidarse, sino que, por el contrario, cada vez aparece más fragmentada con un peronismo, un radicalismo y el PRO que no logran ordenar sus propios espacios.
Se cumple hoy el primer mes del otoño y quedan aún dos más para entrar al invierno, con lo que, días más adelante, entraremos en el segundo semestre, pleno de expectativas de hasta dónde llegarán los logros para esa fecha y si realmente comenzará un proceso de recuperación de la economía que la sociedad espera. Lo que está claro es que quedan dos meses para comenzar, y otros tres para terminarlo. De manera que serán cinco meses muy difíciles que nos hace recordar aquella misma frase de varias décadas atrás del ex ministro de Economía, Álvaro Alsogaray, autor de esa como otras frases célebres de otros conductores de la economía que quedaron para la historia. Está claro. La consigna es «pasar el invierno». Las encuestas comenzaron a pegar al Gobierno, que muestra signos de un natural desgaste, producto de la ferocidad del ajuste y de las penurias de amplios sectores de la sociedad que, aun así, conservan esperanza y una cuota de apoyo a la gestión que, a muchos, sorprende. Una reciente encuesta de CBS, una prestigiosa firma cordobesa, cuyo director Cristhian Buttier, saldrá al aire el domingo venidero en La Otra Campana, que se emite por LT7 en dúplex con LT 25 Radio Guaraní y FM Capital 92,3 tiene aspectos a tener en cuenta: 1) Que, si las elecciones fueran hoy el Presidente no estaría lejos de ganar en primera vuelta, aunque no le sería fácil. 2) Que, si hoy se repitiera un ballotage con Sergio Massa, el Presidente llevaría el 57,5 de los votos contra el 42,5 de su oponente. 3) Que se advierte que, la mitad de quienes votaron a Patricia Bullrich-Petri, hoy estarían engrosando el capital político de Milei. Está claro que las elecciones no son hoy, que la realidad del país es cambiante, como es su humor social, pero está claro también que -hoy por hoy- no se ve opción alguna en los diferentes espacios de la oposición, con un peronismo que no ha comenzado a ordenar su casa ni siquiera en la provincia de Buenos Aires, donde se vive un estado deliberativo con algunas señales de que nada será igual. En el PRO, su líder gira por el mundo, dando tiempo a que «baje la espuma» de una efervescencia lógica producto de una interna que, si bien culminó con lista única, dejó un escenario distinto. Horacio Rodríguez Larreta se replegó a la espera del fracaso, que anuncia, de la gestión de Javier Milei. Patricia Bullrich es ya más un cuadro de La Libertad Avanza que del PRO. En el medio, algunas figuras emergentes como el Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma que, en no mucho tiempo más, tendrá bastante oxigenadas sus finanzas. El Gobernador de Entre Ríos, que levanta su perfil y se acerca a sus pares de Santa Fe y de Córdoba; con el de Chubut que, merced al duro enfrentamiento inicial con el Gobierno nacional, ha logrado una visualización política, a escala nacional, más que interesante para un dirigente de una provincia chica. En la UCR, todo sigue igual. Cada uno -con su juego- a la espera de que el tiempo acomode las cosas. Cada tema conflictivo deja secuelas, pero todos son conscientes que no es tiempo de profundizar las diferencias que subsisten con un presidente partidario al que lo esmerilan desde adentro y desde afuera, que quedó en la mira de un Milei que «no deja pasar una» a la hora de cimentar su relato con hechos que muestren al resto en la vereda de los malos, con el agravante que, al generalizar conceptos, pierde confiabilidad y respeto, que son valores esenciales de los códigos políticos. Lo de él, pareciera, es buscar «golpes de efecto» en términos electorales. Algo que puede generarle réditos en la gente, para mantener la adhesión y crecer con miras a las elecciones de medio tiempo, pero que -como contrapartida- provoca pérdida de credibilidad para los acuerdos políticos que la realidad del país reclama. Aspecto -este último- que pide tanto el «círculo rojo» como el FMI y los inversores que podrían radicar capitales entonados por las señales positivas que dan los mercados. Otro aspecto que preocupa en este tránsito hacia adelante es la cuestión social no sólo de los sectores más vulnerables y de los jubilados en general, sino de la propia clase media que podría ir perdiendo la paciencia. UNA SEMANA CON VARIOS TEMAS
Para concluir la semana, «el sainete» en el Senado de la Nación. Algo que deja mucha tela para cortar, más allá de que, protestas o no, la decisión no será modificada por el pleno de la Cámara alta, que se mantendrá «en sus trece». El camino emprendido por el Presidente no pareciera ser el mejor, porque él mejor que nadie sabe que un legislador nacional podía subsistir con el monto anterior que quizás le podía alcanzar para mantenerse en su actividad en Buenos Aires, pero no para atender su domicilio de origen. La dieta de los parlamentarios ha pasado, desde hace tiempo, a ser «una cuestión de Estado». Una remuneración insuficiente los torna vulnerables frente al poder económico en sus habituales «lobbies» como frente al propio Poder Ejecutivo, al que habitualmente, y salvo pocas excepciones, le gusta que diputados y senadores tengan una cierta dependencia con el poder central para allanar el funcionamiento de las cámaras en función a las necesidades políticas. La decisión está tomada por los senadores con el aval pleno de la Vicepresidente. Queda por ver qué actitud asumirán los diputados, muchos de los cuales ya plantearon al Presidente de la Cámara la imposibilidad de poder responder a las convocatorias, so riesgo de peligrar la subsistencia familiar, al menos quienes se dedican a pleno y sólo viven de la dieta legislativa. Toda una cuestión difícil de resolver, a partir del momento en que el propio Presidente la puso «sobre el tapete», quizás sin medir los efectos colaterales que podría tener. Los que saben aseguran que Milei también estaba al tanto y que la normalización del funcionamiento de la Cámara posibilitó el acuerdo al Embajador argentino en Israel que estaba «en el freezer». Otro tema fue la cumbre empresarial de Bariloche. Allá, como en años anteriores, confluyó en el exclusivo hotel Llao Llao un centenar y medio de empresarios, además de otras figuras relevantes, entre ellas el Presidente del Paraguay, país que sorprende por su prosperidad, las inversiones y la casi nula inflación, que supera apenas del 5 por ciento anual. Yendo hacia atrás, el fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, importante, por cierto, pero lejos de significar «un respaldo o señal al Gobierno», al menos como algunos medios lo pintaron o desde el propio oficialismo, se quiso dar a entender. El cuarto tema, la pulseada ganada por Milei a dos empresarios de fuste. Uno, Hugo Sigman, del laboratorio Biogénesis, que se pasó de vivo y al cual, merced a una campaña orquestada desde este medio, con el acompañamiento de legisladores nacionales y provinciales, el propio Presidente le puso límites al abrir la importación de vacuna antiaftosa. Y el otro, Hugo Belocopitt, que debió dejar la Presidencia de la entidad que nucleaba a las principales prepagas en medio de la fuerte polémica que generó el desmedido aumento dispuesto muy por arriba de los índices inflacionarios. En esta semana movida y con Milei en el centro del ring, aun estando fuera del país, merced al uso de las redes sociales, frenó la ofensiva del clan Moyano y de la propia CGT, que anunció un paro que, finalmente, como lo anticipamos el domingo anterior, no se llegará a concretar el 9 de mayo. Otro tema relevante fue el viaje del Presidente a los Estados Unidos y su anticipado regreso al país, suspendiendo Dinamarca en consideración al conflicto desatado entre Israel e Irán, que puso «al mundo en vilo» y mostró a un Milei peligrosamente hiperactivo en un momento en que, en términos de política exterior, hay que moderar las acciones y las reacciones. Tal como lo anticipamos hace dos semanas, el Gobierno prepara un acercamiento con Lula Da Silva. Algo de importancia decisiva para los tiempos que se vienen. En esto, la muñeca de la Canciller que, por momentos, parece más una bombera presta a apagar incendios.
EL SENADO, CON UNA DECISIÓN POLÉMICA DE LA QUE MUCHOS INTENTARON SACAR RÉDITOS
En relación a la resolución misma, no cabe la más mínima duda de que existió un acuerdo previo del que participaron todos senadores. Un consenso sobre el contenido de la decisión como de las formas, como que el expediente agotó su tratamiento y votación en 50 segundos. Está claro que «alguien quebró el pacto y habló». Las miradas apuntan a la Senadora radical por Mendoza. Lo cierto fue que, más allá de las expresiones posteriores, en términos parlamentarios la decisión quedó firme y sólo puede ser revisada con el voto de las dos terceras partes del cuerpo, algo que hay que descartar. Primero, porque no hay número; y segundo, porque ningún legislador que se precie puede borrar con el codo lo que escribió con la mano. Aparecería doblegado por la presión del Presidente o por la posición de un sector de la prensa, o de alguna dirigencia política que buscó llevar «agua para su molino», sabiendo claramente que la dieta fijada es el mismo monto de la remuneración de bolsillo de un juez de primera instancia, de un comandante general de Gendarmería, de un diputado, senador o ministro del Superior Tribunal en Corrientes, y es la mitad de la que cobra como asignación especial Alberto Fernández, merced a una decisión tomada durante la gestión de Milei. Ejemplos como este abundan en beneficio de los senadores, de ahí que el tema haya sido incluido como uno de los que deberá responder el Jefe de Gabinete en lo que será su primer informe en el Congreso de la Nación. Una polémica que no la hace bien al sistema político como tal y, menos, en momentos en que se tejen «trabajosos acuerdos» para sacar adelante iniciativas desde el Parlamento que vienen siendo demoradas, con notable perjuicio para la sustentabilidad del plan, algo que -destacan tanto desde el exterior como en el círculo rojo de la política nacional-, por momentos espanta el nivel de agresión entre oficialismo y oposición.
LA CORTE MANDÓ UNA SEÑAL, CUYA LECTURA DISTA DE LA QUE TRADUJERON LOS MEDIOS
No pocos medios interpretaron como un respaldo de la Corte al Gobierno los dos fallos dictados que rechazaron la impugnación al DNU presidencial. Lo asociaron a las palabras del Presidente que -días atrás- había anticipado que la política debía resolver sus cuestiones sin llegar a la judicialización, pero que, si no lo hacía, la Corte se vería obligada a hacerlo. Extrañó en el análisis superficial de algunos periodistas que los fallos lo firmaran los cuatro ministros. Nada para sorprenderse. Lo más habitual es que así lo hagan, más allá de las diferencias que entre ellos puedan existir. Ocurre con esta Corte, como en todas las anteriores, sin excepción, donde las intrigas palaciegas y las internas siempre fueron moneda corriente, así como el voto dividido, pero sólo en un porcentaje, si se quiere, ínfimo de los casos. En estos fallos, la Corte sólo ha aplicado criterios preexistentes en la jurisprudencia del propio Tribunal. Cuando una causa entra a estudio son los secretarios, titulares de las siete secretarías que hay, quienes lo manejan y hacen circular para el voto. Estas secretarías son temáticas, esto es, la 1 de Derecho Comercial; la 2, Civil y Previsional; la 3, de Derecho Penal; la 4, de Derecho Administrativo y cuestiones electorales; la 6, Laboral, y la 7, de Derecho Tributario, Bancario y Aduanero. La, 5 por el contrario, los que tengan trascendencia institucional o sean de interés público, a criterio del Tribunal. Hay una octava secretaría que es la de juicios originarios. De acuerdo a la materia, hay un ministro que tiene su primer voto, de ahí la necesidad, en este momento, de cubrir con un penalista la vacante de Estela Highton. En su momento, cuando había siete jueces, había dos: Carmen Argibay, y Eugenio Zaffaroni. En la actualidad, ninguno. En este marco, la causa no podría ofrecer sorpresas. Era sólo aplicar los miles de precedentes preexistentes. No había interés legítimo ni caso concreto a resolver. De ahí la unanimidad de los ministros en fallos en el mismo sentido al desestimar por cuestiones de forma el planteo. Queda para el análisis, la oportunidad. Un tema que no es menor y que la Corte los administra en función a la realidad. En este caso, el alto Tribunal no resolvió lo más importante que era, y es, la cuestión de fondo. Probablemente no lo haga en este caso del DNU, sino en la apelación que viene de la Cámara de Apelaciones en lo Laboral y en la cual fijará un criterio. Ello, siempre y cuando, para esa fecha el Congreso de la Nación no torne abstracta la intervención del Tribunal al haber legislado sobre la cuestión. Lo que no hay que dejar de tener presente es que la Corte tiene siempre temas «de alto impacto» a resolver. Sólo quienes, desde la política, desconozcan su poder y los precedentes pueden «tentar al diablo». Los excesos que, por ahí, son moneda corriente en el ámbito de la política no lo son en el campo de la Justicia. Habitualmente, los excesos se pagan porque los jueces algunas cosas se las toman personalmente y les cuesta olvidar agravios. De hecho, no es inteligente hacerlo. Son inamovibles y vitalicios, al menos ahora hasta los 75 años. A la vez, no existe posibilidad alguna de que pueda haber una mayoría especial de los 2/3 que los comprometa en juicio político.
MOYANO, UN GRANDE QUE, CUANDO OTROS VAN, YA ESTÁ DE VUELTA
El líder del sindicato de Camioneros, ex titular de la CGT, quizás aún el hombre fuerte del gremialismo dista de estar retirado. Juega de atrás y sabe cuándo «salir al ruedo». Lo hace cuando «la cosa se pone espesa». Esta vez volvió a hacerlo. Entró no sólo como jefe indiscutido del sindicato, sino como parte esencial de la CGT. De ahí también su presencia en la reunión en Casa de Gobierno. Así fue que, de un plumazo, desapareció de la escena Pablo, que representa al ala dura del sindicalismo junto a Luis Barrionuevo. Hugo tomó a su cargo el tramo final de la negociación por las paritarias, que no querían ser homologadas por el Gobierno y, con profesionalidad, encontró la forma de llegar a una solución que dejó a todos contentos. Producto del oficio y de la experiencia que «sabe cuándo apretar y cuándo recular», como lo ha hecho frente a un Milei que, para el común, es un personaje al que no le encuentran aún la vuelta. Apuestan a que sea el tiempo el que acomode los términos de la relación. Hoy, Milei tiene una posición de fuerza y un consenso en la sociedad que no torna aconsejable enfrentarlo.
LA INSTALACIÓN DEL ASERRADERO MÁS GRANDE DE LATINOAMÉRICA EN VIRASORO
Apenas llegado de su viaje por Europa, visita al Papa incluida, Gustavo Valdés fue el viernes a Virasoro, la localidad que más ha crecido en los últimos años. Fue para la inauguración de un aserradero modelo, de capitales de afuera, que han confiado no sólo en el país, sino en una Provincia que, como Corrientes, tiene una política impositiva inclusiva para el capital, al contrario de lo que sucede con Misiones, donde tal como lo dijo el ex gobernador, Ramon Puerta el domingo anterior en La Otra Campana, se ha establecido una «aduana interior» que la separa del resto del país con impuestos provinciales que han provocado un éxodo de los capitales existentes y sin posibilidad de nuevas inversiones. Algo que beneficia particularmente a Corrientes. Ese reportaje, como el realizado al senador Wado de Pedro se reproducirán por LT 7 en razón a que el último domingo salió sólo por Internet por problemas en la antena de la emisora. Esta política del Gobierno correntino es destacada también en el sector rural y ponderada por las entidades representativas del sector a escala nacional que contraponen no sólo la asfixiante realidad de Misiones, sino también la de Entre Ríos y, particularmente, de la Provincia de Buenos Aires. Con todo, hay que tener en cuenta algo que preocupa, y mucho, a los productores en Corrientes. Es el grave, gravísimo problema de los caminos terrados donde hace falta invertir más en los consorcios existentes y crear otros, sin perjuicio de fortalecer esa herramienta que supo ser tan útil como es Vialidad Provincial. Con las contingencias climáticas que se dieron y que seguramente se seguirán dando, para que las haciendas lleguen a los mercados y para que la madera llegue a las plantas industriales es necesario que los caminos estén transitables, con desagües, mantenimiento y reposición de ripios. Y, además, claro está, los controles sobre el funcionamiento de los consorcios para que cumplan su cometido y con aplicación de multas a quienes los días de lluvia transiten los caminos contribuyendo a su deterioro. En este sentido, hay una ley que data del tiempo de Julio Romero, que impone multas medidas en litros de nafta. Este tema tiene estrecha relación con la política tributaria de la Provincia, que deriva impuestos cobrados con destino al desarrollo rural, una decisión saludable. Como tiene que ver con la puesta en funcionamiento de este aserradero que se suma a una enorme cantidad de preexistentes en la provincia (alrededor de 200) y que necesiten rutas en buenas condiciones. En esto, como en el abigeato, es necesario acordar modos de complementación entre el Gobierno, la Policía, los productores y los intendentes, que son siempre los grandes ausentes. Volviendo a la inauguración de Virasoro, hubo algo que no pasó desapercibido. Fue la presencia del Intendente de la vecina localidad de Ituzaingó que, por razones protocolares, mantuvo un discreto segundo plano, pero que fue -quizás- el más requerido por la prensa, obviamente, porque no es un secreto, es «el Caballo del comisario». Sería el hombre en que el Gobernador depositará la continuidad de su propio proyecto para garantizar presencia territorial y reconocimiento nacional. Algo que sólo tendría si lograra mostrar que, más allá de los acuerdos que obtenga a nivel interno y con los socios, sigue siendo el hombre fuerte de la Provincia. En esto no basta con la muy alta ponderación en imagen que reflejan las encuestas. Hace falta traducirlo en términos de poder. Las semanas venideras serán decisivas en esta etapa donde el gran enigma será con qué sistema electoral se votará en 2025 ¿Alumbrará o no la boleta única? Hasta ahora, el radicalismo pareciera ser el único sector de la política de Corrientes que se resiste a terminar con el festival de boletas en los cuartos oscuros y dar un salto cualitativo que apunta a la modernización como paso intermedio hacia el voto electrónico que ya se aplica, desde hace muchos años y con notable éxito, en el Brasil. Esta semana, el viernes 26, habrá una nueva exposición en la Facultad de Derecho en torno al tema. Por lo que pudo saberse, el Gobierno -finalmente- podría terminar acompañando la boleta única, pero no en el proyecto que impulsa el Presidente de la Cámara de Diputados, sino en el de la Provincia de Córdoba. Lo importante, en definitiva, es sacar a Corrientes del atraso. Algo que sólo se puede dar con acciones concretas. Una de ellas, sumar a la Provincia en esta nueva corriente, toda una batalla cultural que -como la de la paridad de género y el voto joven- no resisten los viejos sistemas feudales que aún priman en algunas jurisdicciones argentinas.