El obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), monseñor Oscar Vicente Ojea, invitó a los argentinos a rezar fervientemente por el papa Francisco, en ocasión del Día del Pontífice, informó la agencia Aica. El 29 de junio se celebra la solemnidad de los santos apóstoles Pedro y Pablo, fecha en la que se renueva la fe en quienes son las columnas de la Iglesia.
“Desde el corazón queremos pedirles a todos, recen por el Santo Padre”, insistió en un videomensaje el presidente del episcopado, y aclaró que cada vez que el Papa Francisco pide que recen por él “está haciendo un acto de humildad”.
“Necesitamos de la oración de los demás, no podemos solos, no somos genios, ni autosuficientes, y qué hermosa en la oración por los demás, cómo nos sostiene. Sentimos, de verdad, que otra persona está pensando en nosotros en un momento difícil y nos pone delante del Señor”, subrayó.
Destacó que «viajó a muchísimos lados y, últimamente, corriendo verdadero peligro en el último viaje Irak porque es consciente de su misión para mantener la paz en el mundo y ha estado iluminando con la Palabra de Dios esta pandemia continuamente como un verdadero líder religioso y también como un líder de la humanidad”.
La CEA invitó “a todos a rezar juntos en cada hogar, en las comunidades y en cada rincón del país por las intenciones y la misión de Francisco”. En las redes sociales pueden expresar su compromiso con el hashtag #rezoporFrancisco.
MISA EN EL VATICANO
Esta mañana, el papa Francisco celebró la misa en la Basílica Vaticana por la solemnidad de los apóstoles San Pedro y San Pablo. En su homilía, instó a “observar de cerca” a estos santos apósteles, quienes pusieron al centro de sus historias, “no sus capacidades, sino el encuentro con Cristo que cambió sus vidas experimentando un amor que los sanó y los liberó”.
El Papa destacó que, pese a las debilidades de Pedro, Jesús no lo abandona, más bien, “lo anima a no rendirse, a echar de nuevo las redes al mar, a caminar sobre las aguas, a mirar con valentía su propia debilidad, a seguirlo en el camino de la cruz. De este modo lo liberó del miedo, y lo llamó precisamente a él para que confirmara a sus hermanos en la fe”.
En este día, la Iglesia mira “a estos dos gigantes de la fe y ve a dos apóstoles que liberaron la fuerza del Evangelio en el mundo, sólo porque antes fueron liberados por su encuentro con Cristo”.