El Día Mundial de Concientización sobre Cáncer de Colon se celebra cada 31 de marzo con el propósito de informar a la comunidad sobre las posibilidades de prevención temprana a través de hábitos de vida más saludables y en esa misión está decidida la acción en el hospital Dr José Ramón Vidal.
La jornada se asocia al color azul, que al vestirlo o portar una cinta sobre la vestimenta genera conciencia sobre esa enfermedad, se apoya el trabajo del personal de salud de esa patología, como los que se desempeñan en esa área en el centro de salud correntino, y se honra a los afectados por el cáncer colorrectal. Con la iniciativa mundial del color azul «esperamos aumentar la conciencia pública y educar sobre el cáncer de colon y cómo se puede reducir el riesgo de padecerlo», comentan.
Por la fecha, además de otras actividades en el año, quienes se encuentran en la Residencia de Enfermería Oncológica y Hemato-Oncológica del hospital Vidal dedicaron un espacio del establecimiento para ornamentarlo como motivador y hacer que los cientos de pacientes y acompañantes que ingresan al lugar pueden tomar conciencia de la enfermedad y animarlos a saber de ella, al igual que de su prevención.
Al destacar que el 90 por ciento de los casos tiene cura, indicaron que debe atenderse a los síntomas: sangre en las heces, diarrea o estreñimiento persistentes, sensación de que el intestino no se vacía por completo, pérdida de peso sin causa aparente, molestia abdominal persistente. Y de notarlo, acudir inmediatamente al profesional para detectarlo tempranamente.
Con entusiasmo, el grupo disponía de la ornamentación, letras, globos. Mientras, el paso incesante de la gente seguía por el pasillo en sus trámites y muy seguro con angustia en el corazón o alegría según las circunstancias que los tenía en un sitio al que se llega siempre por la enfermedad que nadie desea, y con sus mentes ocupadas, situación que sin embargo, no les impedía para que al pasar por allí dirigiesen la mirada hacia el cartel que señala el motivo: «31 de marzo Día Mundial contra el Cáncer de Colon».
Y allí estaban ellos, los residentes, en el pasillo, sonrientes, amables, y quien suscribe, con bastón en mano por problemas de salud, lo atestigua. En las dependencias tras los vidrios, las tareas de los administrativos.
En el acceso, Nora Vallejos, «Norita», la diligente y afectuosa jefa de Vigilancia. En su oficina, el director, Horacio Sotelo.
En los asientos, en tanto, los rostros de muchos en busca de sanación para sus cuerpos y el alivio para sus almas a la espera del llamado para la atención del médico. Del médico, sí, de un ser humano que está para ayudar más allá de sus propios problemas; porque tienen sus familias, sus dificultades particulares y de seguro, sus angustias. ¡No son robots, son personas que padecen lo mismo como todos los demás o se alegran como todos los demás! Y allí están, pese a todo, para ayudar a sanar, a salvar vidas.
«Está el Señor Jesús, e inmediatamente están ustedes, están los médicos», les dijo este cronista al salir de uno de los consultorios a los doctores Santiago Piasentini y Enrique Palma, como siempre suele señalar a modo de reconocimiento de la verdad más pura, y de gratitud, a ellos, a todos los que cuidan de una u otra manera la salud del cuerpo, e incluso del alma. Como esos jóvenes de la residencia mencionada, en otro acto de servicio al prójimo.
Alcides E Hernández
Comunicador católico, diario EL LIBERTADOR.
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