La normalización del Partido Justicialista de Corrientes comenzó una nueva recorrida provincial, en este caso por el Noreste provincial sobre la costa del río Uruguay, visitando localidades y manteniendo reuniones con compañeras y compañeros con el fin de acercar el mensaje del PJ Nacional. En el medio, la dirigencia y la militancia inmersa en la incertidumbre, generada por la falta de reglas claras que se establezcan para apuntar a una interna de verdad. La reunión con Cristina Kirchner, un detalle que permite pensar en un marco de mayor seriedad al que le dio el tándem de normalizadores bonaerenses.
Con el correr de los días, la definición del proceso electoral interno sigue en veremos, sin progresos respecto a las reglas de juego que no lograron acordar los interventores. En este marco, resultó cuanto menos extraño la gira que comenzó uno de los delegados normalizadores con visitas a distintas localidades, en una actividad que no condice con el propósito de la gestión y en medio de la incertidumbre que genera el hecho que, quienes han sido designados para crear el marco de la contienda electoral, salgan al territorio sin haber avanzado en cuestiones que -a esta altura- debieran estar en claro.
Hasta el momento, sólo existe un llamado a elecciones internas sobre la base de una carta orgánica cuya validez está cuestionada y sin siquiera determinar cuáles son los cargos que se eligen en toda la Provincia y para las categorías para las cuales se convoca.
A esta circunstancia se suma el hecho de incorporar un cronograma electoral firmado por ellos mismos, obviando la necesaria participación de la Junta, cuya constitución ni siquiera realizan, ni comunican al Juzgado Federal local. Al no estar conformada la Junta, tampoco se ha elaborado el reglamento electoral que es la base de todo proceso.
Normalmente, en un proceso normal, la Junta -además de integrarse, elegir sus autoridades, designar el personal de la misma y horario- determina la forma de funcionamiento. En los hechos, un proceso sin reglas cuyos pasos terminarán siendo definidos en el ámbito de la Justicia Electoral, con todo el daño a la credibilidad que ello supone en términos de transparencia.
La gira iniciada por el concejal de Tres de Febrero, Máximo Rodríguez por distintas localidades deja más interrogantes que certezas. La difusión pública de la respuesta dirigencial, salvo el caso de Santo Tomé, no hace sino dejar a la luz del día la falta de convocatoria visto lo que reflejan las propias imágenes con el sabor a desconcierto que genera en cuanto a la seriedad del proceso encarado, que más se parece a la intencionalidad de dibujar una elección interna en los papeles para sacar como «conejo de la galera» una lista de candidatos a ser homologada bajo la forma de un proceso que, a todas luces, se advierte como poco serio, perjudicando la imagen de una fuerza con potencialidad suficiente como para ser competitiva en un escenario favorable para el triunfo del peronismo.
Así las cosas, está claro que los interventores Máximo Rodríguez y, aparentemente, Teresa García -que se sumaría en las próximas horas a esta puesta en escena de una actividad normalizadora que no han cumplido con su accionar- lejos de crear las condiciones para la unidad mediante la participación y el voto transparente de los afiliados, contribuyen a volver a marcar el sectarismo que signó todas las gestiones cumplidas por los sucesivos interventores estos cinco últimos años, en el que el peronismo de Corrientes fue manejado a control remoto desde Buenos Aires con resultados electorales que reflejaron la crisis de representación que se vive en la política.
Obviamente, no hace falta decirlo, lo que los interventores debieron hacer y no han hecho fue extremar las posibilidades de un acuerdo sobre las reglas de juego que regirán la contienda para evitar que la discusión termine, como en otras oportunidades, en el ámbito tribunalicio. En las experiencias anteriores, las garantías que se buscaban terminaron dándose en ese ámbito. La experiencia parece no haber sido suficiente, entre otras cosas, porque en el peronismo, luego de la ejemplar elección interna de Menem contra Cafiero, la democracia interna entró en un impasse del cual hasta ahora no logra salirse.
Reflejo de ello fue la última interna nacional, que terminó como era de esperarse. Simplemente porque, como en este caso, se realizó una convocatoria que era para la formalidad. Allí, si bien apareció en disputa el gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela que terminó siendo excluido, lo que quedó de manifiesto fue que los apoderados del riojano distaban de estar a la altura de las circunstancias para un desafío de esa naturaleza.
Así es que, entrando ya en el último mes del año, con la feria judicial por delante, los tiempos comienzan a ser acuciantes y obligan a decisiones políticas de fondo tendientes a dar una respuesta desde el ejercicio pleno de la conducción.
ASUME CRISTINA
En este marco, sobresale la asunción de Cristina Kirchner la semana que se inicia. Su primera prueba de fuego será la respuesta institucional que deberá dar el Consejo Nacional orgánicamente constituido al planteo que radica en el juzgado de María Servini, en el marco de una causa en la que se pone a resolución la legalidad de la decisión de los órganos partidarios de intervenir el distrito.
En esta causa, se pasó a cuarto intermedio para dar oportunidad a que los apoderados nacionales dieran una respuesta frente a una situación cuanto menos compleja, como es mantener un partido sin internas nueve años, con una intervención partidaria que excede largamente el período que la propia carta orgánica fija en un año como máximo, bajo sanción de nulidad.
En las últimas horas, se confirmó que se solicitó a la Jueza que fije fecha para reanudar la audiencia suspendida, de modo que antes de la feria exista al menos un fallo de primera instancia respecto a la nulidad de la intervención que, en caso de ser positiva, derivaría en la designación de un interventor judicial fijado por la propia magistrada Federal.
También existiría un pedido formal a la nueva Presidente del partido para que accione los mecanismos estatutarios para que el nuevo Consejo analice la situación del distrito e instruya a los apoderados nacionales sobre la posición que fijará en el marco de la audiencia próxima a reanudarse.
No es menos cierto que, más allá del carril judicial que se transita, existen aceitadas vías de diálogo en búsqueda de encausar un proceso electoral que será noticia nacional. Corrientes es una de las dos provincias en las que se vota gobernador. Se juega el poder político en el orden local y el resultado tendrá una inequívoca lectura nacional un mes antes de las cruciales elecciones nacionales de octubre venidero.
Para los que saben y conocen el paño, lo que está sucediendo no debe extrañar. Las elecciones en Corrientes nunca fueron pacíficas.
En esta oportunidad, el accionar desordenado de tres bonaerenses en el distrito han puesto las cosas en un punto de no retorno. De hecho, no facilitan la gestión de Cristina Kirchner que, sin embargo, tiene cintura y reflejos como para comprender lo que para ella misma significa sortear esta encerrona en que ha sido puesto el PJ por la lamentable gestión de Alberto como presidente del partido.
La titular del PJ sabe que este es un desafío en el cual tendrá el acompañamiento de los propios peronistas de Corrientes, que apuestan a que finalmente se quiebre el maleficio de que han pasado más de 50 años con el peronismo en el llano.
Se entra así en tiempo de descuento en el cual -seguramente- Cristina apelará a figuras de peso para ilustrarse sobre los aspectos jurídicos y políticos de esta trama que luce dramática por la propia incompetencia de un interventor como el Concejal de Tres de Febrero, que en medio de un proceso que debe dirigir sale a «cazar margaritas», en una actitud que pone de manifiesto que no sabe dónde está parado.
PRUEBAS AL CANTO. Con sólo ver el legajo de la interna que no se ha siquiera abierto en el Juzgado Federal, está claro que aparece como expresión de deseos. Se advierte que todo es poco serio y que la fecha del 9 de marzo se va tornando de cumplimiento imposible. Tiempo de recalcular porque Corrientes es Corrientes. Está claro que, si avanzan en la oscuridad, corren riesgo de pelarse la frente con el horcón del medio. Lo triste es que el perjuicio no será para los forasteros, sino para las posibilidades de un peronismo que busca su destino y no se merece el ninguneo que ha sufrido en los últimos años de parte del PJ Nacional. Las esperanzas están puestas en Cristina para enderezar este barco. Tiene una cuota a su favor, pero no un cheque en blanco. A la postre, esto es política y cuando la política no soluciona en tiempo oportuno todo pasa a la decisión de los jueces, algo que no debe generar complejo de ninguna naturaleza.