Como un faro de esperanza en medio de la pandemia del coronavirus, los Juegos Olímpicos de Tokyo 2020 fueron inaugurados ayer.
El honor de encender el pebetero olímpico lo tuvo la tenista japonesa Naomi Osaka en el punto culminante de una ceremonia que, como se esperaba, estuvo limitada por las medidas preventivas para evitar contagios.
La tenista, de 23 años, subió una escalinata que representaba el monte Fuji y que estaba coronada por un sol que se fue abriendo como una flor, que significaba «vitalidad y esperanza».
Sobriamente, Osaka presentó la llama al público, dio media vuelta y llevó la llama hacia el pebetero que en unos segundos llegó a su máxima intensidad.
Aunque no hubo una ovación por la falta de público, los fuegos artificiales sobre el estadio olímpico crearon un espectáculo al nivel de cualquier edición pasada de los Juegos Olímpicos.
No hubo público. Sólo atletas, autoridades y periodistas -usando mascarillas en todo momento- estuvieron presentes en un estadio olímpico con capacidad para 68.000 espectadores.
«Hoy es un momento de esperanza», declaró el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach.
«Sí, es muy diferente de lo que todos habíamos imaginado. Pero valoremos este momento porque finalmente estamos todos aquí juntos», dijo el titular del COI.
En cuanto a la ceremonia en si fue modesta, un recordatorio de todo lo que ha pasado el mundo en el último año por la pandemia del coronavirus.
Sin embargo, los atletas de los países de América Latina se hicieron notar en el desfile. Con bailes, prendas tradicionales y uniformes vistosos, llevaron la alegría al estadio.
La delegación de Argentina hizo su entrada saltando y levantando las manos, coreando «Oé, oé, oé» con sus abanderados Santiago Lange y Cecilia Carranza del equipo de Vela.
El traje de los colombianos fue muy llamativo, con los sombreros vueltiaos tradicionales del Caribe, pero con unos kimonos azules con vivos dorados en honor al país anfitrión.
También hubo momentos llamativos de otros países, como una pirueta que hizo al entrar el abanderado de Francia, así como el musculoso Pita Taufatofua, el abanderado de Tonga.
Luego del desfile de las más de 200 delegaciones, vino el tradicional juramento de los deportistas que prometieron respetar las reglas y el espíritu olímpico de competición.
A continuación llegó otro de los momentos más llamativos: un espectáculo de 1.800 drones.
En el cielo hicieron una representación del logo de Tokyo 2020, que significa la «unidad en la diversidad». Entonces se elevaron para recrear el planeta con sus continentes más allá del techo del estadio, iluminando espectacularmente la noche en Tokio.
ARGENTINA
A las 8.43, hora de nuestro país, apareció por primera vez en la escena de la transmisión oficial la bandera argentina que alzaron Carranza y Lange, quienes encabezaron la delegación albiceleste en el Estadio Nacional. El bonaerense y la rosarina, medalla de oro en la clase Nacra 17 mixto de vela en Río 2016, conmovieron con su aparición en escena como líderes de una delegación compuesta por 177 atletas.
«Estoy muy emocionada, en este momento debería estar Brian Toledo con nosotros, pero está, como sea», dijo Carranza, en recuerdo de lanzador de jabalina argentino fallecido el 26 de febrero de 2020 tras sufrir un accidente con su moto en la localidad bonaerense de Marcos Paz, a los 26 años.
A su vez, la yudoca Paula Pareto, presea dorada en Rio de Janiero 2016, fue uno de los portadores de bandera olímpica en el ingreso al Estadio Nacional de Tokio. Pareto, ingresó al recinto con la bandera blanca que tiene estampados los cinco anillos olímpicos acompañada por cinco atletas con historia olímpica.