Una antropóloga recogió los relatos de la gente de esa localidad y estos coinciden en señalar a extraños seres que habitan en el fondo de los espejos de agua. Una llamada de atención para los intrépidos que quieran nadar por allí sin los cuidados necesarios.
Por Noelia Irene Barrios
EL LIBERTADOR
Hay lugares en Corrientes a los que se les tiene mucho respeto. Muy vinculada a lo religioso y a las prácticas y creencias transmitidas a través de generaciones, la comunidad no pasa por alto las advertencias sobre determinados sitios, especialmente, aquellos relacionados con hechos trágicos. Es lo que ocurre, por ejemplo, con varias lagunas de Loreto, donde las muertes de personas que ingresaron a sus aguas y no pudieron salir, inspiraron leyendas que alertan sobre su peligro. En un trabajo que profundiza sobre la identidad y memoria de esta localidad, una antropóloga recogió de la voz de la gente, los relatos que infunden más temor.
«La laguna San Juan es muy misteriosa por la cantidad de muertes, se dice que sale la pora, que te lleva… de siesta está prohibido ir a esa laguna. El día de los difuntos, un muchacho que venía de jugar al fútbol se fue a bailar a la laguna y se ahogó, porque la pora lo llevó». Esa es una de las historias más conocidas, que la investigadora Paola Barrios, cita en Loreto, una mirada actual sobre su historia, identidad y memoria, publicado en la Revista Nordeste.
En las entrevistas que realizó la antropóloga, las narraciones de la gente mezclan personajes de la mitología guaraní con hechos históricos concretos de la realidad. Las dos versiones más fuertes son la de los espíritus y seres del agua que se llevan a la gente y la de los tesoros que hay en el fondo y que son protegidos por seres misteriosos que ahogan a quienes pretenden sacarlos del lecho.
TESTIMONIOS
«La Estepa tiene un bicho, la pora le decimos. Hay muchos que se ahogaron, les lleva nomá. Dos muchachos -hijos de Silvero- que venían de la Estancia de Portela a la tardecita… el mayor se echó al agua, el menor se estaba sacando la ropa, cuando miró, el hermano ya no estaba, desapareció. A los dos días lo sacaron, pero ya tenía toda la cara comida…», relataba una jubilada de 90 años y coincidía con otra de 80 que habló del mismo espejo de agua y remarcó: «Se dice que no hay que entrar a la laguna porque no se sale…».
Otro habitante local, un hombre de 89 años, se refirió a otra laguna y el relato fue similar a sus vecinas: «En la laguna Montenegro -cerca de Fabiani- se ahogaron varias personas. Dicen que en el medio hay algo, una sirena o la pora le dicen también».
ORO, JOYAS
Y MALDICIÓN
Cuando los narradores hacen mención de supuestos tesoros vinculados a maldiciones en las aguas, los asocian con los tiempos de los Jesuitas y también con el período de la Guerra de la Triple Alianza. «Los relatos orales recogidos de Doña Ana Chapay, hija de Don Blas, cuentan que los tesoros vinieron en la parte posterior de la Virgen en una abertura que tiene dicha imagen; y se componían especialmente de collares, aros, y numerosas alhajas adornadas con piedras preciosas. Muchos de estos tesoros fueron enterrados en diferentes lugares del pueblo y también en la Antigua Capilla, en resguardo de los enemigos que los perseguían», escribió la investigadora.
«Los grandes tesoros estarían enterrados en las lagunas que rodean la zona; tal sería el origen de los misteriosos ruidos nocturnos, que según los lugareños, son producidos por el espíritu de los que en vida fueron sus propios poseedores», agregó.
Sobre eso, una docente de 58 años citada en el trabajo, dijo: «Mi mamá me contaba que según lo que decían los más antiguos, los tesoros se hallan enterrados en las lagunas. No hace muchos años vinieron de Posadas (Misiones) una comisión de investigadores a excavar con el fin de encontrar tesoros. Se escucha contar que en los días de mal tiempo o amenaza de lluvias, en horas de la noche se puede observar lenguas de fuego en lugares donde presuntamente hay tesoros enterrados. En algunos casos, con aparición de ilusiones, en forma de animales, personas o ruidos de galopes de caballos».
Todas las historias sobre estas lagunas coinciden en muchos puntos. Pero, particularmente, en el hecho de que le dan una explicación a las muertes trágicas ocurridas en sus aguas. Su transmisión a través de los relatos populares son también una forma de prevenir y cuidar a los demás.
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