La situación de confinamiento social obligatorio, como medida de prevención ante el avance de la pandemia Covid-19, incidió en el aumento en la condición de vulnerabilidad de las mujeres, convirtiendo al hogar y al aislamiento en factores de riesgo directamente relacionados entre sí para aumentar la violencia hacia ellas. Tal es la hipótesis general de un proyecto federal de investigación del que participan investigadores de la Universidad Nacional del Nordeste, quienes trabajan en el análisis de casos que se han dado durante la pandemia en las provincias de Chaco y Corrientes.
“Estudio sobre femicidios en contexto de la pandemia COVID-19. Factores de riesgo, respuestas institucionales y políticas públicas comparadas en nueve provincias de la República Argentina”, es el título del trabajo que se lleva adelante en nueve provincias argentinas y se enmarca en la Convocatoria Pisac-Covid-19 – La sociedad argentina en la Post Pandemia.
El mismo, se inscribe en el eje temático “Seguridad, violencia y vulnerabilidades”, y tiene como propósito final aportar evidencias científicas que sirvan a la definición de políticas públicas y propuestas de intervención que atenúen esta problemática. “El propósito es proveer evidencia científica para las políticas públicas destinadas a luchar contra este flagelo”, señaló el Director Responsable del proyecto, Roberto Luis Gustavo González, quien visitó la región días atrás y mantuvo una reunión con la Rectora de la UNNE, Delfina Veiravé.
Chaco y Corrientes son dos de las provincias donde se lleva adelante esta investigación, junto a Tucumán, La Rioja, Misiones, Santiago del Estero, Córdoba, Buenos Aires y Río Negro. Son 19 investigadores de la UNNE quienes componen el Nodo 7 (NEA) de la mencionada Red nacional, compuesta por 119 profesionales de distintas disciplinas. Integran el equipo local, profesionales de los Dptos. Ciencias de la Educación, Educación Inicial y Departamento de Letras, de la Facultad Humanidades; del Instituto de Ciencias Criminalísticas y Criminología y también del Centro Interdisciplinario de Estudios de Género (CIDEG) de la Universidad del Nordeste; así como del CONICET.
“Estamos trabajando desde el año pasado, cuando avanzamos con instancias de capacitación. Y antes de iniciar el proyecto, realizamos un diagnóstico del que surgió que en los primeros meses del confinamiento se incrementaron los casos, y también la violencia. Y que tendría que ver con la obligación de tener que vivir con alguien con quien ya no hay una buena relación, o que quizás la pareja ya estaba separada y por una cuestión económica tuvo que volver a la residencia común. Y todo eso es lo que estamos ahora estudiando para corroborar”, comentó la investigadora responsable del Nodo NEA, Emilia Gabriela Bruquetas Correa.
“Actualmente nos encontramos en la etapa de construcción de datos”, amplió la docente del Instituto de Ciencias Criminalisticas y Criminología de la UNNE, en relación al trabajo que realiza el equipo investigador, de procesar la información que obtienen de la base de datos que comparten todos los nodos, a través del Sistema Nacional de Información Criminal SNIC dependiente de la Secretaría de Estadísticas Criminales del Ministerio de Seguridad de la Nación, y también lo relevado por las policías provinciales. En los casos de Corrientes y Chaco se cuenta además con la participación del Ministerio Público Fiscal.
IMPACTO
Si bien este proyecto de investigación cubre aproximadamente el 30 % de la geografía del país, sus resultados impactarán en todo el país y especialmente en la institucionalidad de cada jurisdicción. “Las políticas públicas serán también impactadas por los logros de este estudio científico. Durante mucho tiempo se debatió sobre la realidad disociada de la política y sus políticas con la ciencia. La toma de decisiones basadas en evidencia es más que una simple exigencia en el área de seguridad; es la posibilidad que las políticas sean transformadoras a partir de la medición científica de la realidad. Transformar las condiciones de riesgo de femicidios significa salvar vidas”, afirman.
Este trabajo puede sentar las bases para futuras investigaciones, como por ejemplo una en la que se analicen los factores que pueden incidir en la conducta criminal de una persona expuesta a un femicidio y las situaciones circundantes. “Todo femicidio tiene consecuencias sociales que se expresan de diversas maneras. Entre ellas, los entornos sociales más cercanos, los familiares y de vecinos, se ven indirectamente afectados no solamente por la muerte violenta de una mujer sino también por el confinamiento y el distanciamiento social propuestos para evitar el contagio de Covid-19”, señalan.
Las “víctimas invisibles” como hijas e hijos, hermanas y hermanos, padres y madres, vecinas y vecinos, familiares directos, “son parte del episodio criminológico de la violencia letal en el cual el aislamiento es parte integrante”, agregan y afirman que atendiendo esta arista del fenómeno, la Red desde su complementación de disciplinas e instituciones “puede generar aportes para la integración de las víctimas invisibles al estudio de los femicidios”.
Así, “la visión ampliada de la cuestión puede llevar también a analizar factores de riesgo que pueden incidir, en el futuro de largo plazo, en la conducta criminal de una persona expuesta a estas situaciones críticas”, aseguran los investigadores e investigadoras comprometidos/as con este proyecto.
Fuente: Medios Unne