“Dios no cabalga en la grandeza, sino que desciende en la pequeñez”. Esta frase del Papa Francisco en su homilía de la Misa de Nochebuena, celebrada este viernes, 24 de diciembre, en la Basílica de San Pedro, está en el corazón de su mensaje para esta Navidad: pedir a Jesús la gracia de la pequeñez y honrarlo con la acogida y el abrazo a los más pobres y últimos.
Una reflexión la del Santo Padre que, partiendo del anuncio del nacimiento del Mesías, “un niño en la dura pobreza de un pesebre”, pone de relieve el contraste entre la grandeza del emperador César Augusto y el Salvador que nace “donde no hay nada grande”, en pañales y rodeado de pastores: “Allí está Dios, en la pequeñez” – dijo el Papa.
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El papa Francisco envió un mensaje navideño para los fieles de la Iglesia Católica, en el que volvió a expresar su preocupación por los pobres, los “olvidados” y los niños abusados, explotados y enfermos que tendrán que pasar la fiestas en condiciones de vulnerabilidad. En un reportaje brindado a medios italianos, el obispo de Roma recordó algunos hechos de la infancia cuando compartía la Navidad en Argentina, las costumbres familiares y cómo se divertía cuando era niño.
“La comunidad internacional, la Iglesia -comenzando por el Papa-, las instituciones, los que tienen responsabilidades políticas y sociales y también todos los ciudadanos, particularmente en los países más ricos, no pueden y no deben olvidar las regiones y las personas más débiles, frágiles e indefensas”, reclamó en una entrevista publicada de forma conjunta por los diarios La Repubblica y La Stampa.
Al ser consultado en quién pensará en estos días, Jorge Bergoglio no dudó. “En los pobres, siempre. Como Jesús, que nació pobre: ese día María era una mujer de la calle, porque no tenía un lugar adecuado para dar a luz. Y luego pienso en todos los olvidados, los abandonados, los últimos y, en particular, los niños abusados y esclavizados”, comentó.
“Me hace llorar y enojarme el escuchar las historias de niños y adultos vulnerables que son explotados. Y luego pienso en los niños enfermos que pasarán la Navidad en el hospital, no hay palabras, solo podemos aferrarnos a la fe, a Dios, y preguntarle: ¿Por qué?”, expresó.
“Rezo a Dios para que esta Navidad transmita más generosidad y solidaridad a la Tierra. Espero que la Navidad caliente el corazón de los que sufren, y abra y fortalezca el nuestro para que arda en el deseo de ayudar más a los más necesitados”, anheló.
NAVIDAD EN ARGENTINA
Durante el reportaje, el Papa Francisco contó algunas anécdotas sobre su familia en tiempos de Navidad. “A veces íbamos a casa de una tía por la noche, porque en Buenos Aires y en nuestra familia no había costumbre en esa época de celebrar la Nochebuena como hoy. Se celebraba el día 25, siempre con los abuelos”, recordó.
Reflexivo, le llamó la atención que en uno de esos encuentros pasó “una cosa curiosa”. “Llegamos y mi abuela todavía estaba haciendo cappelletti, los hacía a mano. ¡Había hecho 400! ¡Quedamos asombrados! Allí estaba toda nuestra familia, también vinieron tíos y primos”, dijo.
En ese marco, el Papa les pidió a los padres que tienen a los hijos fuera de los hospitales que “no olviden lo afortunados que son”. “Abrácenlos con fuerza y pasen más tiempo con ellos”, compartió. Y expresó su admiración y agradecimiento por los médicos y personal sanitario que cada día intentan “paliar el sufrimiento de esos pequeños”.
A pocos días de cumplir sus 85 años, el 17 de diciembre, Francisco recordó que lo festejaba en su casa con toda la familia y sus cinco hermanos: Marta Regina, Alberto Horacio, Oscar Adrián y María Elena. “Mi madre hacía chocolate muy espeso para beber”, evocó. Reveló que piensa mucho en sus abuelos, pero sin “melancolía” y que echa de menos a sus tres hermanos que han fallecido. Los imagina “en paz”.