Corrientes se encuentra a la altura de los países desarrollados: las naciones más evolucionadas del mundo generaron en los últimos años estrategias para estimular el reciclaje en medio de una toma de conciencia generalizada. Con mayor o menor intensidad, la humanidad ha comenzado a mirar al futuro con una perspectiva ecológica motivada por una realidad incontrastable: llegará el momento en que no haya más lugares donde depositar, enterrar o acumular los residuos urbanos.
En ese contexto Australia, Alemania, Brasil y España, entre otros países, desarrollaron sistemas de canje como el que, con marcado éxito, comenzó a aplicar Corrientes durante la gestión del intendente Eduardo Tassano, a cargo de la Municipalidad de la ciudad. Se trata de un procedimiento por el cual los ciudadanos que desean reciclar envases plásticos pueden depositarlos en puntos de recepción para recibir a cambio crédito destinado al uso del transporte público.
Lo que en Sidney denominan Envirobank, en la Capital correntina se llama Ecotrueque y consiste justamente en un canje de botellas plásticas por pasajes para viajar en colectivo. La recarga de la tarjeta Sube se hace a través de máquinas especialmente diseñadas que reciben los envases PET, lo que representa una inmejorable oportunidad de ahorrar en transporte, mientras se contribuye con el cuidado del planeta.
En la actualidad un vecino que deposita 40 botellas recibe un crédito de 200 pesos y el número de personas que ejercita el canje va en aumento. El rito se repite con recurrencia: se introducen los envases, que son parcialmente compactados, a la vez que se carga magnéticamente la Sube.
Todo esto ocurre en el punto de canje instalado en plaza Vera, lugar donde el año pasado se depositaron unas 220.000 botellas que fueron reutilizadas en el marco del programa municipal Reciclando Juntos. Se trata de un primer paso del Municipio hacia un cambio de paradigma que se conjuga con la recolección diferenciada de residuos, otra sana costumbre que crece en un proceso de transformación cultural motorizado desde los hogares.
Es en el hogar donde las familias experimentan el desafío de modificar antiguos patrones de conducta, mediante la separación de basura orgánica e inorgánica, con las recomendaciones indicadas para facilitar la labor de las cooperativas dedicadas al reciclaje. Por ejemplo, que se enjuaguen los recipientes de plástico con restos de comida a fin de evitar la descomposición.
PROYECCIÓN
El plan es expandir las modalidades de reutilización de materiales reciclables a través de un cambio evolutivo que se dará gradualmente. Todavía quedan muchos años por delante para erradicar el enterramiento de basura a granel, pero el cambio es inexorable. Con el correr del tiempo habrá menos lugares disponibles para la simple disposición o el denominado relleno sanitario, los cuales serán más lejanos y representarán costos más altos. Así, tarde o temprano resultará más oneroso sepultar desperdicios que someterlos a tratamientos anticontaminantes.
Corrientes está comprometida con esos criterios y se proyecta al futuro desde el concepto de ciudad sustentable. En ese marco, el canje de envases se complementa a la perfección con el manejo responsable de los residuos. Se presenta como una oportunidad para familiarizarse con la denominada economía circular, según la cual la basura de algunos puede ser un negocio para otros. Y en el punto de canje de plaza Vera se comprueba este círculo virtuoso con la didáctica más eficaz: la de la propia experiencia.
Cabe destacar que hasta el año pasado, el programa de Ecotrueque instrumentado por la Municipalidad de Corrientes pagó 740.000 pesos en créditos para viajar en el transporte urbano de pasajeros. Una cifra nada despreciable si se tiene presente que lo único que debieron hacer los beneficiarios fue inscribirse en la aplicación digital ReciclAds y llevar las botellas PET para cambiarlas por dinero. Así de simple, así de práctico y así de auspicioso.
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