No hay precios de referencia para las garrafas de gas en la ciudad de Corrientes y, por ese motivo, la carga de un tubo de 10 kilogramos puede costar más de 12.000 pesos en algunos comercios.
Como la gran mayoría de los productos y servicios, las garrafas de gas que se usan en las casas no escaparon a la actualización y desregulación de precios implementada por el nuevo Gobierno nacional desde que asumió, lo que hizo que sus precios se disparen sin freno en las últimas semanas.
Vale mencionar que, desde el 10 de diciembre, no hay precios de referencia para el gas, como sí ocurría hasta esa fecha cuando estaba impuesto un monto máximo que las empresas podían cobrar en sus centros de distribución.
«Hoy está todo desregulado, las empresas fijan los precios y después compiten entre ellos. En lo que respecta a controles de precios, no hay más», comentaron a EL LIBERTADOR desde la Subsecretaría de Comercio de la Provincia, donde agregaron que desde Nación sólo se pide que se aplique la Ley de Defensa al Consumidor, que no tiene injerencia en los precios.
Por lo mencionado, en dichos centros de distribución y en algunas estaciones de servicio de la ciudad, las garrafas de 10 kilos se consiguen a precios que oscilan entre los 6.000 y los 8.000 pesos, dependiendo de la marca. Si a eso se le agrega el flete que ofrecen las compañías, el monto oscila entre los 8.000 y los 10.000 pesos.
Teniendo en cuenta que no todas las personas viven cerca de esos sitios de venta directa o tienen un medio de movilidad que les permita llegar a ellos para comprar a un mejor precio, la mayoría terminan pagando los valores que imponen los negocios de cercanía que comercializan los tubos y es allí donde los valores se disparan.
Abuso y especulación
A través de un relevamiento realizado en distintos barrios de la ciudad, EL LIBERTADOR corroboró en los kioscos, verdulerías y almacenes que los precios de las garrafas oscilan entre los 6.500 y los 12.500 pesos, demostrando la actitud abusiva y especuladora de algunos comerciantes que sacan ganancias superiores al 100 por ciento en algunos casos.
Lamentablemente, los consumidores están absolutamente desprotegidos ante esta reprochable conducta, ya que, como se dijo anteriormente, el vendedor tiene la potestad de aplicar el precio que prefiera, ya que no hay piso ni tope.