Por Noelia Irene Barrios
EL LIBERTADOR
Las estadísticas dicen que existe una posibilidad de 1 en 40.000 de que una persona comparta el mismo perfil genético que otra sin estar emparentadas. Esa es la cifra que marca la diferencia entre curarse o no para miles de pacientes en el mundo con patologías graves en la sangre. «Es una aguja en un pajar, una lotería, pero en este caso puede haber un ganador y es una vida la que se salva», dijo a EL LIBERTADOR el coordinación de Hemodonación del Banco de Sangre Central, Vertinaldo Ávalos. De esa forma, resumió la importancia de lograr que cada vez más correntinos se inscriban como donantes de médula ósea.
«El programa de Donación de Médula Ósea en Argentina aparece en 2003, dentro del Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (Incucai). De ahí, el Banco de Sangre Central de Corrientes establece su compromiso recién en 2017 y desde entonces ya registramos alrededor de 5.500 donantes y tuvimos 33 compatibles», explicó.
Ávalos también contó que ese número incluye casos de personas en otros países y de pacientes en otras provincias del país que pudieron curarse gracias a la solidaridad correntina. «Recientemente, una de nuestras donantes del Interior pudo ayudar a un niño de Estambul. También sabemos de casos similares para, España, Bélgica, Estados Unidos y Canadá. De todas formas, es un tema confidencial porque que se cuida mucho al donante y al paciente y eso es una información que sólo ellos manejan. Por ahí, por amistad y demás alguno nos cuenta si se llegó concretar el procedimiento. Eso nos da mucha alegría porque sabemos que alguien se está beneficiando con este programa», explicó.
IDEAS QUE
ATRASAN
El especialista mencionó que, pese a que se trata de una práctica segura con la que, literalmente, se salvan vidas, hay muchos mitos que impiden que la gente se sume al registro de donantes. «Lo primero que debe quedar en claro es que la donación de médula ósea, al igual que la donación de sangre del cordón umbilical, apuntan a ayudar a las personas que padecen patologías hematológicas graves como la leucemia, los linfomas, la anemia aplásica, etcétera. Es decir, pacientes que necesitan un trasplante para poder curarse», detalló.
«Si el paciente está de acuerdo, entonces se inicia la búsqueda de personas compatibles en su familia. En este caso, sólo los hermanos que comparten madre y padre tienen una posibilidad del 25 por ciento de coincidir. Es un porcentaje, pero es bajo y si se amplía el rango al resto de la familia, las probabilidades son todavía más bajas. Allí es donde se recurre a los padrones de donantes, como el que maneja el Incucai», agregó.
Esa búsqueda se hace primero en la base de datos nacional, pero además hay una red internacional de la que forman parte 40 países. «Por eso, el donante lo podemos conseguir en Argentina o en alguna parte del mundo en donde funcione un registro», ilustró.
En el caso de que se encuentre una persona compatible, por ejemplo, en Corrientes, el Incucai la invita a hacer la donación y es el donante el que decide si quiere donar efectivamente y con qué técnica lo va a hacer. «Este es el primer mito, no es algo obligatorio. La donación es absolutamente voluntaria», enfatizó.
«Lo segundo, son las técnicas. Es falso el mito de que a una persona le van a meter una aguja en la columna. Con la donación de médula ósea, lo que se busca rescatar son las Células Progenitoras Hematopoyéticas (CPH) que son las que tienen la cualidad de generar glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas. Hay dos maneras de hacerlo con un donante. La primera es por aspiración de cresta ilíaca, que requiere un día de internación y se hace con anestesia total del donante. Es la técnica más tradicional, se realiza una punción del hueso de la cadera y se aspira una cantidad de médula, porque es ahí donde se concentra la mayor cantidad de CPH», explicó.
«La segunda es por medio de una máquina de Aféresis que extrae las CPH directamente de la sangre del donante. Se conecta el brazo a una vía, la sangre entra a la máquina, esta detecta las CPH, las colecta y el resto de la sangre vuelve al donante. Se hace como un circuito cerrado, dura aproximadamente dos o tres horas y una vez que colecta la cantidad requerida, el paciente puede irse a su casa. Es totalmente ambulatorio».
«El donante decide por cuál de las dos técnicas hará la donación. Si no se puede por la opción que elige, él tiene la última palabra. Está absolutamente libre y si no quiere, no lo hace», insistió.
En ambos casos, los procedimientos se realizan en Buenos Aires y Ávalos remarcó: «Todos los gastos de traslado y alojamiento con un acompañante, corren por cuenta del Incucai. El donante no tiene que poner un solo peso porque su acto altruista ya es muy valioso».
UN TESORO
Ávalos remarcó el alcance de este procedimiento. «Sirve para procurar células madre sanas a un paciente que necesita un trasplante de médula ósea. Este las recibe como una trasfusión, las células se distribuyen en el cuerpo, anidan en su médula y comienzan a hacer un trabajo produciendo células sanas. Justamente lo que le falta. No es un tratamiento paliativo, es una cura».
«Por eso insistimos en que cada vez más personas se sumen al registro y así aumenten las posibilidades de salvar a alguien que no tiene donantes compatibles en su familia. Hay gente en Corrientes que tiene la capacidad de curar a otro y no lo sabe», dijo. La manera de averiguarlo es acercarse al Banco de Sangre y anotarse como voluntario.
La otra fuente, el cordón umbilical
Existe una tercera técnica para procurar células madre en la que no hace falta contar un donante en específico y que sí se realiza en Corrientes. Es la extracción de sangre del cordón umbilical y la llevan adelante los especialistas del Banco de Sangre en las maternidades de los hospitales Llano y Vidal. «Este es mucho más sencillo, no es invasivo porque lo que hacemos es colectar la sangre del cordón y la placenta antes de que se tiren. Siempre, por supuesto, con la autorización de la madre», explicó el Coordinador de Hemodonación.
En cualquiera de las dos maternidades, se invita a las madres mayores de 18 años que quieran donar. «Ellas firman un consentimiento, entonces el día que nace el bebé, nosotros nos vamos y traemos esa sangre colectada. Se hace un procesamiento rápido en el Banco de Sangre y damos parte a la gente del Cucaicor (Centro Único Coordinador de Ablaciones e Implantes de la Provincia de Corrientes), la pasan a buscar y la despachan en el primer vuelo de acá o Resistencia que salga a Buenos Aires. La conservadora viaja en la cabina del piloto y cuando llega a Aeroparque, antes de que bajen los pasajeros, primero sube la gente del Incucai a buscarla y después recién dejan bajar a la gente. Tiene prioridad 1».
Entonces, los procedimientos pueden ser para procurar células madre es a través de un donante o con la sangre del cordón umbilical antes de que se tire la placenta. «Con el consentimiento de la madre nosotros podemos colectarla sin que se la toque a ella o al bebé. Muchos creen que uno le va a sacar sangre al bebé, hay mucho desconocimiento. Por eso, lo que hace falta primero es mucha difusión y educación comunitaria. Y en este caso hay que volver a decir que todas estas técnicas son absolutamente seguras», finalizó.
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