El ex senador nacional por el macrismo, Humberto Schiavoni dialogó con Radio Corrientes, entrevistado por Rubén Duarte, sobre la problemática de la yerba mate, y respaldó las iniciativas del presidente Javier Milei.
El Senador analizó el ciclo de sobreoferta que afecta a las provincias de Misiones y Corrientes, y remarcó que las distorsiones generadas por la excesiva regulación y la intervención del gobierno, facilitó la descapitalización de empresas.
El diálogo se dio de la siguiente forma:
Humberto Schiavoni, ¿Cómo le va? Rubén Duarte lo saluda desde Radio Corrientes.
-Muy buenos días Rubén, para usted y para toda su audiencia.
Bueno, es un placer volver a dialogar con usted. Hace rato no lo hacíamos. Usted publicó, en fecha reciente, un artículo que hace referencia a la necesidad de abandonar el populismo yerbatero. Le pido precisiones sobre el particular, si es tan amable.
-Bueno, es un tema complejo que acarrea muchos años, muchas décadas, donde estuvo siempre tenido por una maraña de regulación, es el tema de la yerba mate, porque el ciclo de sobreoferta a veces implicaba el abandono de los yerbales, entonces cuando cambiaba el ciclo y empezaba a faltar yerba, se plantaba masivamente. Bueno, este ciclo se produjo varias veces en la región, sobre todo en Misiones, que tiene una estructura de pequeños productores mucho más marcadas que en Corrientes, las dos provincias productoras de yerba mate. Esta es una dinámica del capitalismo, la concentración, porque al salir del ciclo las empresas que tenían más espaldas financieras eran las que podían afrontar las mayores plantaciones, las innovaciones tecnológicas, las mejoras comerciales, etcétera, la apertura de nuevos mercados. Y como es lógico, eran empresas con mucha más eficiencia y con un mayor grado de productividad. El problema es que los precios se fijan en función de los costos del productor marginal, y esto acarreó siempre una distorsión en toda la cadena productiva. Y, si a eso se le suma que los gobiernos kirchneristas ponían precio máximo, porque la yerba es un elemento muy importante en la canasta familiar. Bueno, lo que pasaba es que las empresas estaban en un doble aprieto. Por un lado no podían subir los precios y por otro lado el Estado les ponía precios de referencia para la compra de hoja verde que eran mucho más altos de lo que las empresas más productivas podían producir. Entonces se descapitalizaron muchas empresas, se endeudaron, etcétera. Yo creo que este «mega» DNU de Milei viene a poner, por lo menos, sobre el tapete un tema que siempre fue soslayado en su definición de fondo, ¿No es cierto?
En este momento, Schiavoni, el precio en las góndolas, ¿Cómo está? ¿Está cara la yerba?
-No, la yerba hoy está en el precio que tiene que estar, que refleja, hoy no hay precio máximo, ya no está Guillermo Moreno para poner precio máximo, ni (Matías) Tombolini, etcétera. Hoy la yerba vale lo que tiene que valer, lo que el mercado establece, lo que los costos determinan, que creo que es lo más sano, porque si no existe una referencia que tenga que ver con los costos, siempre va a haber empresas que se van a perjudicar y que van a desinvertir y que vamos a perder puestos de trabajo, el ciclo es conocido.
Milei, una «vuelta copernicana» en la política argentina
Le pido su mirada a 40 días de la asunción del presidente Milei, así en forma sintética.
-Era necesario una «vuelta copernicana» de la política argentina. Creo que Milei expresa eso, más allá del trazo fino de lo que podamos hablar, de los excesos en algunos límites institucionales, creo que volviendo a la metáfora en el «trazo grueso», me parece que es lo que necesitaba la Argentina. Yo creo que ahora va a depender de una praxis política para llevar adelante la mayor parte de estas reformas. Pensar que el 100 por ciento de las reformas propuestas en el DNU o en la «ley ómnibus» iban a ser concretadas era también ilusorio. Pero creo que si se respeta el corazón de la reforma, si se respeta lo esencial, la Argentina va a avanzar. Aún le digo, siempre hablando del «trazo grueso», después podemos discutir miles de aristas, pero creo que la Argentina no está ni en condiciones ni en tiempos de esperar una mayor precisión. Creo que era necesario este pujón, esta vuelta de tuerca en muchos aspectos que se tocan en el «mega» DNU y también en la «ley ómnibus».
Lo llevo al plano estrictamente partidario. Este año el PRO va a elegir sus autoridades. Se van a posibilitar elecciones internas, abiertas. ¿Qué nos puede decir?
-El PRO viene de un proceso como todos los partidos políticos complejo. Perdimos las elecciones en 2019, después tuvimos un tiempo donde la pandemia impuso sus propias particularidades a la praxis política, y después estuvimos enfrascados en una interna de un año y medio prácticamente entre Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta, que también complicó mucho la vida partidaria. Creo que estamos en una instancia donde el PRO necesita recuperar nitidez en cuanto a su identidad política y esto le voy a dar una opinión estrictamente personal, no tiene nada que ver con las posibilidades, pero creo que Mauricio Macri tiene que liderar esta nueva estampa, no digo refundacional, pero sí donde el PRO vuelva a adquirir nitidez en cuanto a su identidad política.
«Es necesario cambiar»
Le pregunto sobre otros artículos que contempla este «mega» DNU que presentó Milei. La reforma laboral que si bien es cierto no avanzó debido a medidas judiciales. ¿Cuál es su mirada sobre el particular?
-Bueno, creo que la legislación laboral argentina en general es una legislación vieja que tiene que ver con otras formas de producir, con otro mundo. Y creo que eso es necesario actualizarla, es necesario también cambiar o modificar la ultraactividad de los convenios colectivos, ya que hay muchos convenios colectivos que tienen que ver con tecnologías de producción totalmente en desuso. Y eso genera una serie de sobrecostos que la consecuencia más nítida de la que estamos viviendo es que se pierden puestos de trabajo en blanco, que eso es letal para el trabajador. Si usted se fija la evolución de la planta de personal en blanco, va a ver que hay una retracción con respecto a la evolución del crecimiento poblacional. Y esto se da porque en la Argentina es muy caro tomar gente, es muy caro despedir gente. Están sometidas a una maraña de regulaciones que termina desalentando el trabajo en blanco. Entonces, es otro de los temas. Podemos discutir si es buena, si es mala, si es mejorable, si es perfectible, etcétera, pero que había que abordar el tema de la actualización de la legislación laboral era imprescindible. Obviamente, como corresponde a nuestro ordenamiento jurídico, tiene que ser sin afectar derechos adquiridos, pero acá en adelante al buscar alguna forma, como lo que se denomina la mochila austríaca, que es lo más parecido al sistema de la Argentina, me parece que es una solución absolutamente plausible. Pero bueno, yo creo que finalmente la corte va a poner, va a echar luz sobre este tema y va a sacar trabas para que este debate se profundice. Creo que es absolutamente necesario, es uno de los capítulos más necesarios.
Los empresarios argentinos siguen con temor. Les cuesta tomar personal. Lo sabe mejor que yo porque se maneja en ese mundo también. Los planes también son un elemento que no hace al bienestar general.
-Pero mire lo que pasa en Misiones. En Misiones, en los últimos 10 años, empezaron a repartir planes a través del movimiento de vista. Cerca de 7.000 planes. ¿Sabe cuál es la consecuencia directa de eso? Que hoy usted quiere levantar la cosecha de hierba o la cosecha de cítricos en Misiones y no tiene gente, porque la gente prefiere cobrar el plan y no trabajar en blanco en una empresa. En una empresa agropecuaria o industrial, pasa en la madera lo mismo. Entonces se genera una distorsión, se atenta contra la cultura del trabajo, se complica la producción. Hay sectores agrícolas en el alto Paraná Misiones que están trayendo trabajadores de Paraguay. Fíjense a qué punto hemos llegado, ¿Era necesario repartir estos planes sociales? No, no era necesario, pero hacía el clientelismo político.
.